Trabajos aborrecibles - 5 de Febrero de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 555575302

Trabajos aborrecibles

De mujeres y demonios

Margarita Rosa de Francisco

Alguna vez, en una sobremesa, pregunté a los que estaban conmigo cuál era el trabajo que más habían aborrecido. Coincidieron en aquellos que involucraban actividades mecánicas. Cuando me devolvieron la pregunta, inmediatamente recordé mi viaje temerario a Nueva York cuando recién cumplí 18 años. Mientras trataba de “comerme el mundo”, este, indigesto al fin y al cabo, me asestó la primera bofetada cuando me vi obligada a buscar trabajo. Un “contacto” me recomendó ante el dueño de una tienda de ropa ubicada en lo más intrincado del downtown. Contra la idea glamurosa que yo me había hecho, el almacén resultó ser una especie de pasadizo con ropa colgando en ganchos a lado y lado y de techo a piso. Solo había espacio para el pequeño vestier y la gran máquina registradora con todo y supervisora, mujer pelirroja de claros rasgos judíos, acento pesado e imponente contextura de boxeadora, encuadrada en sus 1,85 metros de estatura. Ella, Mrs. Elek, muy seria, me recibió y de una vez me indicó mi obligación. Vender. Si vendía algo, debía tratar de vender más. El horario era estricto. Las otras dos dependientes y yo teníamos 45 minutos para almorzar y volver dispuestas a seguir aguantando de pie, por supuesto, lo que quedaba de la jornada de 9 horas. Acepté el compromiso como vino. No pensé que podía aspirar a algo mejor, incluso me...

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