Treinta años nomás - 8 de Julio de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 870695930

Treinta años nomás

Que hace treinta años se pudiera escribir y proclamar una nueva constitución en Colombia fue casi un milagro, aunque quizás no sea esa categoría religiosa la más adecuada para referirse a un texto jurídico y político (y menos a ese) y al largo y tortuoso camino que condujo hasta él; un camino que aún estamos recorriendo y descubriendo, además, esa es la esencia de toda constitución. Pero la verdad es que sí fue casi un milagro. Primero, porque reformar la Constitución de 1886 era imposible. El plebiscito de 1957, con el que se legitimó el Frente Nacional, impuso una especie de cerrojo, un nudo ciego para quien quisiera modificarla. Y todos los intentos en esa materia que se hicieron desde entonces acabaron siempre en el mismo callejón sin salida. Se decía incluso que en Colombia alguien había botado al mar la llave de la reforma constitucional, y era cierto. Porque además había quienes se preguntaban, de buena fe, para qué había que reformar o cambiar la Constitución, cuál era el sentido de algo así. Se trata de una postura conservadora muy antigua y no exenta de razón, la de quienes sostienen que la Constitución es apenas el reflejo de la naturaleza y los valores más profundos de una sociedad. Cambiar la constitución es violentar, muchas veces para mal, esa naturaleza y esos valores. Pero también hay momentos en los que esa naturaleza se desborda y estalla y las instituciones jurídicas que deberían encauzarla ya no sirven más. Era lo que venía pasando aquí desde hacía mucho (desde el plebiscito del 57, para no ir tan lejos) y quien mejor lo entendió fue el presidente Virgilio Barco, del que hoy muy pocos se acuerdan al hablar del proceso constituyente del 91 y sus verdaderos artífices. Pero lo cierto es que Barco, con un valor civil admirable, se jugó sus restos para propiciar uno de esos ‘hechos fundantes’, como los llama un jurista español, en los que la sociedad (el pueblo, sí) se pone por encima del derecho y sus mandatos ya del todo petrificados y escleróticos y asume su poder constituyente...

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