Tres días con Gabo y 20 años extrañándolo - 24 de Noviembre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 545154882

Tres días con Gabo y 20 años extrañándolo

Carlos Restrepo Redactor de EL TIEMPO Silvana Paternostro ha sufrido como pocos el rigor de la omertà (ley del silencio siciliana), que, según le comentó alguna vez el escritor argentino Tomás Eloy Martínez, les impedía a los amigos cercanos de Gabriel García Márquez hablar sobre él. La periodista barranquillera recuerda que, cuando preparaba el libro Soledad yamp; compañía, un retrato ‘oral’ de Gabo construido a partir de las personas más queridas del Nobel, se le acercó un día al poeta José Emilio Pacheco (fallecido este año) para que la ayudara. El mexicano le dijo que lo haría con gusto. Pero su esposa, que estaba cerca y alcanzó a oír, lo tomó del brazo y con la mirada le recordó que ellos no podían hablar nada sobre el novelista colombiano. Pero eso es lo de menos. Lo que más le duele es que, en un suceso tan misterioso como las historias del hijo más célebre de Aracataca, este la alejó de sus afectos durante cerca de 20 años, como si Paternostro hubiese violado el acuerdo de confidencialidad fraterna. Todo comenzó cuando la reportera tuvo la oportunidad de asistir, como alumna, a uno de los primeros talleres que García Márquez dictaba en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que él mismo creó. “Yo ya vivía en Nueva York, estaba haciendo reportería para The New York Times y tenía un contacto muy cercano con Paris Review. Cuando me enteré de que Gabo daba esos talleres, mandé (a la Fundación) uno de mis artículos sobre la movida de los roqueros cubanos”, recuerda Paternostro antes de describir su emoción cuando fue aceptada. Lección para toda la vida “Hice un taller de tres días con Gabo, en el que aprendí lecciones que, cuando me siento a escribir mis ensayos, mis artículos y mis libros, todavía retumban en mi cabeza”, agrega la escritora, incluida en 1999 en el listado de los 50 líderes latinoamericanos del nuevo milenio de Time/CNN, por su voz innovadora. De ese encuentro salieron dos artículos, que Paternostro publicó luego en Paris Review y en una revista académica. “Había una regla: ‘Sobre el taller escriban lo que quieran, pero Gabo no da entrevistas’. Pero como yo también sé esa lección de periodismo que él quiso darnos en la Fundación, de que la entrevista no captura un personaje tanto como la historia de lo que ves, regresé a Nueva York y publiqué mis tres días con Gabo”, cuenta. En el taller, al nobel le dio curiosidad su mezcla de barranquillera y residente en Estados Unidos. “Me dijo que era como sus hijos, que...

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