En Ucrania saben bien que la paz es la única victoria - 14 de Mayo de 2023 - El Tiempo - Noticias - VLEX 931178897

En Ucrania saben bien que la paz es la única victoria

Patricia Simón (*) - ETHIC (**) - Dnipro (Ucrania)"Escuché el dron sobre mi cabeza y el tanque empezó a disparar contra mí. Cambié de posición, volví a escucharlo y entonces me dio". Andriy espera en el camión militar a que lleguen más heridos de Ucrania como él. La otra ambulancia está de camino al hospital de campaña con un soldado moribundo. No pueden marcharse y dejar el puesto solo por si llega un caso grave. Alrededor, una planicie nevada. Sobre sus cabezas, el intercambio de proyectiles. "Esa explosión es de ida", explica un soldado. "Esa, de llegada", añade, minutos después, cuando el estruendo de la explosión sobresalta a los presentes. Mientras, Andriy mantiene atada la mirada al suelo. No puede decirse que lo mire, ni aventurar qué ve. El paramédico le dice que se recueste y descanse. Hasta antes de la guerra, el hombre con aspecto de vikingo, que le ofrece té, era veterinario. Ahora, salva vidas humanas con los conocimientos que antes le permitían evitar epidemias en las granjas de cerdos. Oleg Ologkov se arrodilla, descalza a Andriy, introduce unas plantillas térmicas en las botas militares, lo cubre con una manta. Es difícil ver tanta ternura entre hombres fuera de la guerra. Aun con la última tecnología militar, la guerra sigue siendo zanjas en las que los hombres que disparan y se resguardan, quedan también empantanados por el barro, el hambre, el sueño, el frío, el miedo, la muerte. En Ucrania se libra una guerra de trincheras, de combates cuerpo a cuerpo, como en la I Guerra Mundial. Pero la amenaza nuclear la puede convertir, en cualquier momento, en la III. Por encima del estrépito de los bombardeos, hay un manto de silencio: el que guardan los soldados por el cuerpo aún caliente de su compañero. A apenas unos metros, de donde se encuentran el paciente y el cuidador, un cadáver envuelto en una bolsa de plástico negro espera ser recogido sobre la nieve. "Los hombres que llevamos en la ambulancia temen morir. Han visto a muchos compañeros heridos seguir andando tras ser alcanzados y desplomarse de repente. Así que en ese momento de temor suelen hablar de sus familias", cuenta Anna Kovalchuk mientras espera el jeep que trae a los pacientes. Estamos a unos tres kilómetros del frente de Bajmut. Y desde aquí, dos ambulancias hacen el resto del recorrido para llevarlos al hospital de campaña más cercano. Anna es ucraniana y hace labores de traducción para los paramédicos de la que gestiona la ONG Road to Relief. El carro arranca con dos uniformados sentados en la camilla. Una hora más tarde, un soldado con una perforación de metralla en la ingle...

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