La universalidad de Doris Salcedo - 23 de Julio de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 521063874

La universalidad de Doris Salcedo

*Sobre la autora

Mieke Bal

es teórica cultural y videoartista. Su libro ‘De lo que no se puede hablar: el arte político de Doris Salcedo’ se publicó en inglés y, este año, en español.

El nombre de Hiroshima está asociado a la memoria del horror, al igual que el arte de Salcedo.

Mieke Bal* Para EL TIEMPO Que a Doris Salcedo se le haya concedido el prestigioso Premio de Arte de Hiroshima no es una casualidad, ya que el nombre de esta ciudad está inevitablemente asociado a la memoria del horror, al igual que el arte de Salcedo. Específicamente, el arte de la bogotana está enlazado con el duelo. Con una mirada oblicua sobre el mundo, Salcedo maneja los materiales como una forma de ‘duelo incurable’. Trabajando la materialidad, Doris Salcedo inserta el pasado en el presente. Así bloquea el proceso de olvido, sin sentimentalismo ninguno. Y el uso que les da a estos materiales es un indicio de la función que puede cumplir hoy, en nuestra época turbulenta, el arte en la sociedad. Porque el arte puede lograr construir, reclamar y hasta forzar una mirada que, pese a la fragilidad de su caricia meramente pasajera, lleve en sí las huellas del horror incrustado, marcado o sepultado en la obra. Doris Salcedo lo hace con una enorme sensibilidad que llama a las emociones, en una época en que estas amenazan con agotarse. Esto se puede ver, precisamente, en una obra reciente, A flor de piel, que es la que se exhibe actualmente en el Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad de Hiroshima. Me han dicho que la expresión en español ‘a flor de piel’ significa un sinfín de emociones. Claro, ya que la palabra piel también indica una vulnerabilidad. Cuando algo o alguien se aproxima a la piel, puede disfrutarse si el acercamiento es deseado, o se puede sentir horror si se trata de un acto de intrusión. En estos posibles significados se encuentra la emoción, aunque su naturaleza y sus causas y consecuencias sean diferentes. A flor de piel está hecha de miles de pétalos de rosa cosidos unos a otros. Juntos, forman un sudario suave y ondulado. El color rojo de estas flores, evidentemente, se vuelve más profundo con el tiempo; el color también es vulnerable. Lo que queda, lo que se ha incrementado con el tiempo es, a mi parecer, la vulnerabilidad de la textura. Pero esta vez, la textura es lo único que queda. La frase del título se convierte en realidad. Las sobras de las flores forman una piel, pero la textura no está cubriendo un objeto o una escultura; no hay nada...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR