Uribe en crepúsculo - 26 de Septiembre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 876226434

Uribe en crepúsculo

Después de tantas batallas, a estas horas Álvaro Uribe debería estar cuidando de sus nietecitos, enseñándoles el truco de tomar tinto sobre el caballo sin regar ni una gota, y caminando de la mano con doña Lina, observando los coloridos atardeceres en El Ubérrimo. Pero no, su casta política es bravía. No le ha bajado a su presencia pública, que lo ha mantenido incesante e inclementemente bajo la lupa de la opinión pública. A ello se le puede adjudicar la ofensiva jurídica sin precedentes con la que se lo viene persiguiendo para pararlo y sacarlo del ring, pero el hombre continúa en el combate. Fácilmente Uribe suma ya, a sus ocho años de gobierno, los primeros cuatro de Santos, más los cuatro de Duque. Eso da 16 años. Por ello con frecuencia se lo compara con Núñez, que en eso le queda cortico, porque solo gobernó, directa o indirectamente, 12 años. Sirve más comparar a Uribe con el gran caudillo latinoamericano Porfirio Díaz, quien gobernó a México por más de 30 años. Pero no es claro que en las próximas elecciones Uribe logre perpetuarse. Está trabajándole a la escogencia de un candidato que les guste a todas las facciones del partido, lo cual no parece fácil. Sobre ello influirá un factor poco conocido: la pelea velada que mantienen Álvaro Uribe y su grupo de adeptos contra los partidarios que tiene en el partido el presidente Iván Duque. No son los mismos ni piensan igual. A veces esas diferencias se le han ‘chispoteado’ hasta al propio Uribe. La más reciente, conminar a Duque con esta frase: "Si yo fuera el Presidente, asumiría el orden público de Bogotá y Cali". Entre Duque y Uribe han surgido diferencias nada pequeñas de estilo y hasta de fondo, y grandes rivalidades. Los uribistas purasangre acusan hoy a Duque de no estar gobernando como prometió que lo haría en campaña. Por esa división hay en este momento una intensa garrotera entre las dos vertientes que existen en el interior del Centro Democrático. Y aunque a Uribe no se lo ve dispuesto todavía a ceder el timón, este exceso de presencia que aún mantiene como jefe de su partido y hasta hace poco como congresista lo está castigando con lo que se llama en el mundo de la aeronáutica fatiga de metal. Y consiste en que el aparato, en este caso Álvaro Uribe, empieza a hacer grietas, y por ahí a perderse los líquidos necesarios para el perfecto funcionamiento de la maquinaria. Parte de esos líquidos se le escaparon cuando, en presencia del padre De Roux, comenzó a proponer amnistías e...

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