El valor de lo concreto - 27 de Abril de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 779768529

El valor de lo concreto

En la Feria Internacional del Libro, inaugurada el martes 23 en Corferias, donde Colombia juega el doble papel de país invitante y país invitado, al lado de otras 80 naciones; y en donde escritores de este país y de otros mundos exponen sus obras más recientes, hay un nombre que suena por derecho propio en todos los pabellones de la feria: el de Gabriel García Márquez, el escritor de Aracataca quien, con su libro Cien años de soledad, publicado en 1967 en Buenos Aires por la editorial Suramericana, encabezó el boom de la literatura latinoamericana. De paso, Colombia subió al primer plano en el mundo de las letras. En 1984, García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura, en ceremonia que hizo historia; el escritor no usó el acostumbrado frac negro, sino un traje de lino blanco; y, en medio del elegante banquete ofrecido por los reyes de Suecia, irrumpió un conjunto vallenato que viajó desde su tierra para homenajear al nobel, y con sus alegres canciones inundó los estirados salones de la Academia Sueca. A partir de entonces, García Márquez fue mucho más famoso, más popular, más solicitado. Los periodistas lo acosaban para entrevistarlo, y los magnates lo buscaban para invitarlo a manteles. Gabo, como le decían sus amigos, después de recibir el premio Nobel, decidió montar un taller para hacer cine y televisión. En Cuba, a pocos kilómetros de La Habana, en la pequeña localidad llamada San Antonio de los Baños, consiguió el espacio apropiado. Entonces puso manos a la obra. Corría el año 1988, y en Colombia la televisión estaba en su apogeo. Brillaba Martha Bossio como la mejor libretista, pues fue la primera en meterles música y humor a las telenovelas, y en las pantallas de TV punteaba Gallito Ramírez, telenovela libreteada por Martha Bossio. Cuenta Martha que una tarde recibió una llamada: "Habla García Márquez", dijo la voz. Convencida de que alguien quería mamarle gallo, pues no conocía al escritor, y menos creía que él quisiera llamarla, contestó: "Aquí habla Sofía Loren". Al otro lado del teléfono sonó una carcajada. Era García Márquez quien, de verdad, la estaba llamando. Le dijo que quería invitarla al taller de Cuba, para que con otras...

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