El vandalismo se apoderó de Macondo - 28 de Agosto de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 525915630

El vandalismo se apoderó de Macondo

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Salud Hernández-Mora Especial para EL TIEMPO Aracataca. El próximo año el pueblo celebrará su centenario. El comentario que más se escucha por sus calles es que Gabo se quedó corto. Sobrepasarán el siglo de soledad, de promesas incumplidas, de males no superados, y peor ahora que el nobel no está para que su figura ejerza una cierta presión sobre los gobernantes. Ni siquiera vivió para contar que sus paisanos conocieron no ya el hielo, sino el agua potable. La que sale de la llave es de color chocolate. En el restaurante de comidas rápidas donde almorcé el primer día, la dejé correr para que brotara transparente y pudiera lavarme las manos. La mesera me sugirió no aguardar. “No cambia”, sentenció. En Aracataca es así. Chocolate. “¿No inauguraron una parte del nuevo acueducto?”, pregunté. “Acá sigue igual que siempre”, me respondió. No queda más remedio que acostumbrarse; y si uno tiene la suerte de dar en algún lado con agua clara, es porque los dueños la tratan por su cuenta. “El agua la pasamos a un depósito, la arena se va posando en el fondo, y utilizamos la de la superficie, que queda limpia, para los baños y la limpieza. Pero no es potable. La de tomar hay que comprarla”, explica Jairo Morelli, propietario del hostal Casa Morelli, el único de Aracataca con ciertas comodidades. Pocos creen en los anuncios que año tras año hacen los gobiernos de Bogotá sobre proyectos para la tierra natal de Gabo. “El 61 por ciento de la población tiene las necesidades básicas insatisfechas. Además, tenemos las manos atadas porque el municipio está en Ley 550”, comenta el alcalde, Tufith Acuña, médico de profesión. El día que lo entrevisto le toca lidiar con una intoxicación masiva de escolares. Comieron arroz con pollo y unos doscientos debieron correr al hospital Luisa Santiaga Márquez, de primer nivel y equipamiento insuficiente por malos manejos de los sucesivos gerentes. Los imponen los alcaldes con criterios políticos, y el resultado son deudas acumuladas, corrupción y salarios impagados. La mayoría de niños recibieron pronto el alta. “Si no se han enfermado más veces es porque están acostumbrados a consumir productos y agua de mala calidad”, comenta con tristeza un lugareño. El contrato de comidas se lo entregó el Ministerio de Educación a una empresa de Valledupar. Esta subcontrató a una de Aracataca sin experiencia, y la supervisión le corresponde a la Universidad de Antioquia y no la ejerce. Luego se supo que el almuerzo...

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