La Venezuela que ahora come de la basura - 12 de Marzo de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 671145285

La Venezuela que ahora come de la basura

Valentina Lares Martiz Corresponsal de EL TIEMPO Caracas. A Valeria todavía le da vergüenza, pero prefiere hurgar la bolsa de basura antes que “morirse de hambre”. Se refiere a ella y sus tres niños, de 6, 5 y 2 años, a su cuñada y otros dos pequeños, que hace dos meses comenzaron a buscar comida en la basura de los edificios de Colinas de Bello Monte, una urbanización de clase media de Caracas. Sobras de arroz, pasta y pan, frutas a medio descomponer, pellejos de pollo y retazos de grasa de carne son meticulosamente escogidos por las mujeres mientras sus maridos cuidan que nadie se les acerque a ellas ni a los niños, que juegan con otros desperdicios. Con las manos peladas, respiran hondo y ponen las sobras animales en una bolsita, las de vegetales y pastas en otra y meten todo en cajas de cartón. Lo que salvan es “para la cena”. “Por esta zona la basura es buena, la gente de por aquí bota mucha comida. Todo lo que encontramos lo cocinamos otra vez en la casa, le quitamos lo feo. Pero a los niños les damos lo que nos regala la gente, lo de la basura es para nosotros (los adultos)”, cuenta Valeria. Ella trabajaba como persona de mantenimiento en un centro comercial de Chacaíto, pero en diciembre la despidieron. “Nos botaron casi a todos”, se lamenta. A su cuñada, una empleada doméstica joven, tampoco la contrataron de nuevo. Se les acabaron la plata y la comida. Sus maridos, obreros de construcción, no consiguen trabajo y un día, bajo el calor abrasador del rancho en los Valles del Tuy, en las afueras de Caracas, tomaron la decisión. “¿Sabe qué es peor que ese calor? –pregunta–. Tener hambre”. La estampa de estas familias se repite pavorosamente en calles y avenidas de Caracas, especialmente cerca de restaurantes o mercados, desde hace por lo menos tres meses. Son pequeños clanes que se diferencian de los mendigos. No son gente en harapos (todavía) que vive en la calle, sino personas recién empujadas a la pobreza extrema por la crisis económica venezolana, traducida en una inflación que el último año superó el 600 por ciento y una escasez de alimentos básicos que rebasa el 70 por ciento. Algunos, como la leche en polvo o el azúcar, prácticamente desaparecieron. En Venezuela, el notorio aumento de personas que hurgan en las basuras ha sido cuantificado como una “estrategia de sobrevivencia” en varios estudios. Una encuesta elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello y Ecoanalítica en noviembre del 2016 concluyó que el 8 por ciento de...

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