‘Vengo desde muy lejos y vengo a hablar con Dios’ - 9 de Enero de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 700329537

‘Vengo desde muy lejos y vengo a hablar con Dios’

Silverio Gómez Carmona - exeditor multimedia de el tiempo Y AMIGO DE RODRIGO SILVA

“Cuando yo me muera, que suenen mil guitarras/que canten las cigarras y que no haya lamentos/también que venga el viento/que pase por mi tumba/ llorando aquel amor que la muerte hoy derrumba/ “No quiero que me lloren cuando ya esté muerto/ que piensen que me fui/que piensen que me fui y que no he vuelto”. Esa es la letra de Cuando yo me muera, bolero ranchero de Rodrigo Silva Ramos, quien al mediodía de ayer falleció en Ibagué, luego de luchar como nadie contra un cáncer en la boca, paradójicamente su principal atributo musical, además de los más de 30 instrumentos que manejaba. En esa lucha, hace unos años le fue retirado el paladar y se le reconstruyó con su peroné derecho, así como la encía con otra parte de cuerpo. Pero siguió cantando y componiendo. Como lo pedía su canción, las guitarras ya se estaban afinando y las cigarras aparecieron. El desfile lo encabezaron aquellos grandes que un día cantaron con él: María Dolores Pradera, Javier Solís, Carlos Julio Ramírez, Berenice Chávez, Daniel Santos, Los Cuyos, Los Panchos, Antonio Aguilar, los hermanos Martínez y Alicia Juárez. Los maestros José A. Morales y Jorge Villamil Cordobés estarán componiendo y en el piano lo espera nada más ni nada menos que Jaime Llano González. También estarán ahí Garzón y Collazos y el humor de Emeterio y Felipe. Rafael Escalona, atento. No podrán faltar aguardiente, tequila, ron, ginebra, whisky y un brandi para aclarar la voz. Lechona, tamales y achiras de su tierra tolimense cortarán el efecto del licor para la larga jornada de reencuentro en el más allá. Muchos quisieran una rendija para ver ese concierto póstumo. Viejo Tolima para el mundo Silva nació en Neiva el 14 de noviembre de 1944, de papá ibaguereño y mamá de Neiva. Era el menor de diez hermanos, cinco hombres y cinco mujeres. Su padre, Julio, murió cuando Rodrigo tenía un año y medio. Su madre se fue a trabajar en la Imprenta Nacional, en Bogotá, y al niño Rodrigo lo enviaron a donde su tío, el médico Rafael Silva. Cuando tenía 4 años, le preguntaban qué quería ser en la vida y su respuesta era inmediata: cantante y compositor. Instalada en la capital, su madre lo recogió y lo internó en el colegio San Luis Gonzaga, de Facatativá, donde tuvo su primer contacto con un instrumento, que no fue la guitarra ni el tiple, con los que triunfó en la vida, sino el acordeón. El rector del colegio, Ceferino Rey, le prestaba...

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