Otra vez triunfó el amor - 20 de Junio de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 643134685

Otra vez triunfó el amor

Me piden una columna o una crónica o algo relacionado con el Medellín. ¿Cómo se les ocurre? ¿En medio de esta explosión de júbilo? ¿Con qué cabeza podría doblegar los nervios y concentrarme en escribir? ¿Y con este susto que acaba de invadirme? Porque, lo juro, cuando descubro que es cierto que hemos ganado, la dimensión del gozo es casi aterradora. En estas horas, solo he atinado a recordar cuando Toño, mi papá, me llevaba acaballado en sus hombros, hace como 64 años, a ver al ‘poderoso’ DIM en los potreros del sur de Medellín. Ellos, los mayores, decían que era el estadio San Fernando. Desde entonces el Medellín es una impronta en el alma. Aunque no vaya a los estadios, desconozca las estrategias de la cancha, no memorice apellidos ni apodos de jugadores, no vaya a la oficina con la camiseta roja puesta. Porque con el fútbol me ocurre lo mismo que con la religión: por culpa de los dirigentes de ambos soy bautizado, pero no ejerzo. Sin embargo, solo oír las palabras Deportivo Independiente Medellín me transporta y emociona. Y es que hace mucho tiempo descubrí que el equipo Medellín es sinónimo de amor. Toño me miraba de frente cuando yo todavía no tenía eso que llaman uso de razón, y me decía: “¡Ame al Medellín, mijo, ame a este equipo!”. Enseguida me abrazaba y me consolaba en tono bajo: “Así, mijo, la pobreza es más llevadera”. Y él representaba perfectamente a ese ejército de desarrapados que apenas si desayunaban, pero se rebuscaban con qué entrar al estadio cada domingo. Tal vez esa condición histórica del DIM es lo que ha permitido tejer en las barriadas de Medellín a la hinchada más fiel que tiene el...

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