Vindicación de Ezra Pound - 4 de Junio de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 790175793

Vindicación de Ezra Pound

Martin Gardner fue un escritor norteamericano dado a manipular las ideas básicas del catolicismo filtradas con el cedazo de la Reforma y los chistes sobre Dios, como si el mago de magos no tuviera bastante con aguantar a sus fieles de tan torcidos comportamientos casi siempre en casi todas partes según se infiere del actual aspecto del mundo, y con los cagajones retóricos de los ateos profesionales desde Lucilio Vanini. Publicó libros de juegos matemáticos para ponerle los cuernos a la lógica y acerca de los problemas que plantean la inteligencia artificial y la robótica. Pero su filón fue la teología. Los arcanos de los espejismos fundamentales y la discusión sobre el ombligo de Adán son de fácil venta entre anglosajones cuando se sirven con una pizca de sentimentalismo, un tris de indignación y una crispeta estallada en una gota de mantequilla de maní. Como en esas películas de Hollywood sobre un diablo incordiado en un fetiche del Congo que alguien compró en una venta de garaje, y que exorciza un jesuita que puede casarse o no con la actriz principal. Los trucos están permitidos. Siempre que se deje la fe en los milagros de Jesucristo al libre arbitrio como la elección de las corbatas. En Los porqués de un escriba filósofo, Gardner dice que la existencia de Dios es indemostrable, pero explica por qué no es ateo, politeísta ni panteísta ni le parecen absurdas las plegarias. Cuando no creen en Dios, los hombres como él no lo niegan al modo de los que arrojan los repollos podridos de sus desconfianzas en el jardín de los consuelos de sus vecinos con una sonrisa, y si en la taberna se plantea el asunto piden razonablemente otro trago a la barra y al guitarrista otra vez esa canción de muchachas de la carretera que hacen de sirenas de Ulises con los tractomuleros olorosos a cerveza y testosterona. Ilusionista aficionado, en las fiestas familiares solía jugar al papel del Dios que discutió su libro: desplegaba pavos reales de meros pañuelos persas, y sacaba dólares de plata de las orejas de un sobrino. En...

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