¿Cómo se vive con el 25% del corazón? - 18 de Octubre de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 469799794

¿Cómo se vive con el 25% del corazón?

Desde 1999 hasta el 2013, este el número de trasplantes realizados en el país, según la Red de Donación y Trasplantes.

Alejandra P. Serrano Guzmán Redacción EL TIEMPO “Parte de su corazón está muerto”. Fueron las palabras que Gonzalo Chaparro Cabuya escuchó de un médico, luego de permanecer por varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Universitaria Colombia, en Bogotá. Había sufrido tres paros cardíacos y siete muertes súbitas. El pasado 30 de abril, y con escasos 33 años, su vida se partió en antes y después de estos episodios. Aunque para él ese día no existió, pues varios de sus recuerdos desaparecieron por la falta de oxígeno durante el incidente, su historia tomó un rumbo que nunca imaginó. “Todo lo que sé es porque me lo contaron, de ese día no recuerdo nada. Dicen que luego de terminar la rutina en el gimnasio –recuerda Gonzalo– comencé a toser extrañamente (...). Con un fuerte dolor en el pecho pensaba: ‘esto es grave; nunca antes lo había sentido’. Y en medio de la angustia, me desvanecí”. Cuando llegó a urgencias de un centro médico en el norte de la ciudad (hasta el día siguiente fue remitido a la Clínica Universitaria Colombia) estaba infartado; entró en paro tres veces y recibió reanimación cardiopulmonar (choques eléctricos) siete veces, una por cada muerte súbita, durante 30 minutos. “No hay nada qué hacer”, le decían los médicos a Emma, la mamá de Gonzalo, mientras ella –llorando y con la voz entrecortada– le rogaba a los galenos que salvaran a su único hijo. Al cabo de casi cinco horas pudieron estabilizarlo, pero su cuerpo ya no era el mismo. El 75 por ciento de su corazón no funcionaba, “estaba como muerto –describe Gonzalo con un tono de resignación– quedó débil. Fue un despertar lento. Casi todo el tiempo estaba sedado; creo que hasta una semana más tarde comencé a tener consciencia vagamente de lo que había pasado”. “Lo primero que se afecta es la piel y los músculos porque de ellos se ‘roba’ un poco de flujo de sangre para mandar a los pulmones, al corazón y a los riñones”, explica la cardióloga Adriana Torres, miembro de la Sociedad Colombiana de Cardiología. Muchos de los planes que tenía se disiparon. El sueño de lanzarse en paracaídas profesionalmente, de viajar al Oriente Medio, de seguir buceando como solía hacerlo desde su juventud y de practicar deportes extremos pasaron a engrosar una larga lista de actividades que le fueron terminantemente prohibidas. Pese a su condición –a la fatiga, al...

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