La vuelta al mundo dos veces en moto - 29 de Julio de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 521796726

La vuelta al mundo dos veces en moto

Nicolás Congote Gutiérrez Redactor de EL TIEMPO Emilio Scotto creció en Argentina, en una familia en la que solo había dinero para 15 de los 30 días del mes. Su mamá, una secretaria, los crio a él y a su hermana menor. Ella sola. A los 15 años, Emilio empezó a limpiar pisos y a vender ropa, y a acariciar su sueño de ser viajero. Sus amigos lo tildaban de irresponsable. Le pedían que se enfocara en la medicina o la ingeniería. Pero darle la vuelta al mundo era lo suyo. Y eso que había declinado su pretensión de ir a la Luna. Entrados los 80, siendo visitador médico de laboratorios Pfizer, se enamoró a primera vista. Tenía 25 años. “Aparecía en una foto grande, negra y con filetes dorados. Arriba decía ‘El mundo es suyo en dos ruedas’ ”, recuerda hoy, a los 59 años. Era la Honda Goldwing 1.100, una motocicleta de alta gama. “Un día, el dueño del concesionario me hizo subir en ella y logré convencerlo. En un año pagaría 16.000 dólares por la moto y 10.000 de intereses”, relata. Reunió 600 dólares, firmó y arrancó sin saber manejarla. Al tercer cobro se convenció de que sería imposible cubrir la deuda. Y apareció su suerte. Se disparó el dólar y, como él cobraba en dólares, la cuota le quedó costando el equivalente a un paquete de cigarrillos. **** El 2 de septiembre de 1984, Emilio sintió que era la hora de partir. Con su moto lista, bautizada años más adelante por un periodista estadounidense como la ‘Princesa negra’, el 14 de enero a las 6 de la mañana inició su aventura. Cargó ropa de invierno, de verano, muchos pares de medias, platos, agujas, botones, trajes, corbatas y 300 dólares en el bolsillo. Todo un primíparo. Comenzó por Brasil. En Río de Janeiro le robaron todo. “Me quedó la lección de que este es el mundo y van a pasar cosas así”, señala. Subió hasta el Amazonas y para pasar a Venezuela convenció a unos buscadores de oro que iban en un pequeño barco. La gente lo adoptó en sus casas y hasta le regalaban la gasolina. Entró a Colombia por Cúcuta. Conoció Bucaramanga, Paipa y Sogamoso, donde el torero ‘Pepe’ Cáceres le regaló una oreja. Estuvo en Bogotá y en Medellín antes de ir a Cartagena. Como el tapón del Darién le impedía su paso a Panamá; un avión de hélice que llevaba correo le abrió la posibilidad. “Así llegué a Centroamérica, donde descubrí la guerra”, dice. Cruzó Panamá, El Salvador y Nicaragua. Y en México lo sacudió el terremoto del 85. En EE. UU. –donde ha vivido varios años– recibió cinco infracciones por exceder el...

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