El desafío de reputación de la industria farmacéutica - 23 de Octubre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 540204974

El desafío de reputación de la industria farmacéutica

El 24 de enero, la frase del CEO de Bayer, Marjin Dekkers, llegó a ser transcrita del modo más siniestro posible: “No creamos medicamentos para indios pobres, sino para quienes pueden pagarlos”. El ejecutivo había sido citado fuera de contexto, pues en realidad se refería a que el modelo de negocio de un anticancerígeno se había basado en datos de Europa y no en el ‘mercado de India’. Pero el beneficio de la duda fue nulo, y basta leer la andanada de comentarios en su contra para ratificar que la reputación de la industria está en crisis. Puede decirse que esta situación comenzó en la década de los 80. El Gobierno de Ronald Reagan favoreció el crecimiento -para muchos desmesurado- de la industria, particularmente al permitir que las universidades públicas otorgaran licencias exclusivas de sus desarrollos a las farmacéuticas y, de este modo, los avances financiados por los contribuyentes dejaron de ser de dominio público. Luego vinieron el aumento de la vigencia de las patentes y cuestionables prácticas de promoción entre los profesionales de la salud, como congresos en destinos exóticos y generosos pagos a conferencistas influyentes. Cuando el sistema amenazó con hacerse insostenible, los libros críticos se convirtieron en éxitos editoriales. La píldora de los 800 millones de dólares (Merrill Goozner) y La verdad acerca de la industria farmacéutica (Marcia Angell), sembraron en el ambiente la idea de que la primera preocupación de los laboratorios no era la ciencia ni la salud, sino el dinero. Las farmacéuticas no se esmeraron lo suficiente por buscar otro posicionamiento. Por el contrario, su discurso se mantuvo abundante de palabras como ‘ganancias’, ‘ventas’ y ‘adquisiciones’, y escaso de expresiones como ‘pacientes’, ‘sostenibilidad’ o ‘acceso a medicamentos’. Es como si hubiesen puesto los pilares de su reputación en los indicadores financieros. Y sí, el comportamiento de la industria frente a accionistas, empleados y proveedores suele ser intachable. ¿Pero era a ellos a quienes debía conquistar? Con la salud no se juega La industria no logró convencer a la ciudadanía de que la generación de dividendos era un objetivo legítimo y necesario para seguir avanzando. Y es que, en términos de reputación, al sector farmacéutico se le mide con otro rasero. Pocos ámbitos promueven tan insistentemente un comportamiento ético entre sus empleados, exigen tanto equilibrio en sus materiales promocionales y aseguran la calidad y eficacia de sus...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR