Correo electrónico, de maravilla a pesadilla - 26 de Octubre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 540606250

Correo electrónico, de maravilla a pesadilla

“El correo electrónico puede convertirse en la burocracia moderna.”

Christian Lueg

VOCERO DE G DATA SOFTWARE

“Todavía no lo resuelvo del todo. Elimino mucho correo y pido que me saquen de las listas en las que no me metí.”

Jorge Franco

ESCRITOR

Irene Larraz Redacción Domingo Todo empieza con una simple decisión: dejar un par de correos sin leer. Poco a poco se van acumulando. Al principio no importa. Ya habrá un rato para revisarlos y responderlos. Pero al cabo de un par de días esa decisión se convierte en un ‘monstruo’ de tres dígitos que nos acosa en las pantallas de todos nuestros dispositivos. Es entonces cuando la preocupación ataca: “¿Habré dejado de leer un correo urgente?”. “¿Entre los correos que eliminé habría alguno que no debí borrar o responder?”. Y luego, la peor parte: una pesada carga de tareas relacionadas con el correo electrónico que, como el mito de Sísifo, parecen no tener fin, y la sensación de estrés y ansiedad por no poder avanzar en nuestro trabajo al ritmo que quisiéramos por estar revisando y respondiendo correos buena parte del día. En concreto, una tercera parte de la jornada laboral, según la consultora global McKinsey. La mayoría son de trabajo En el mundo hay 4.116 millones de cuentas de correo electrónico, y unos 2.504 millones de usuarios, que se envían o reciben 196.300 millones de correos al día. La mayor parte del tráfico de e-mails proviene del mundo empresarial, cuyas cuentas exceden los 108.700 millones de correos diarios, el 55 por ciento, según The Radicati Group, empresa líder en análisis de tráfico de correos. Y las perspectivas son aún peores: se espera que el número promedio de correos diarios entre trabajadores crezca desde los 121 actuales hasta los 140 en el 2018. Susana Pabón, responsable de comunicación de Google Colombia, maneja tres cuentas de correo. Al día recibe al menos 100 mensajes, entre solicitudes, alertas, avisos... Y, como para muchos, tener en cero la lista de correos sin leer se le ha convertido en una obsesión. “Estoy conectada siempre –cuenta Pabón–. No pasan más de cinco minutos sin que lo revise, es una constante. Me da mucho miedo perderme de algún pedido importante y quedar mal, o dejar mal a la compañía. Y por eso uno contesta el correo de inmediato, para demostrar que es un buen trabajador. Pero no es así, y esa idea se ha vuelto un problema. En la compañía recibimos asesoría para limitarlo. Un tip que nos dan es revisar el correo solo tres veces al día: al llegar, al...

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