Aprendizaje de los procesos de movilización social en Colombia Durante 2021 - Núm. 14-28, Julio 2021 - Revista Pensamiento Americano - Libros y Revistas - VLEX 938634392

Aprendizaje de los procesos de movilización social en Colombia Durante 2021

AutorLemy Bran Piedrahita
CargoMagíster en Gobierno y Políticas Públicas. Profesor Investigador ? Corporación Universitaria Americana. Medellín (Colombia). E-mail: lbpiedrahita@americana.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5114-9081
Páginas9-10
9
Editorial
APRENDIZAJES DE LOS PROCESOS DE MOVILIZACIÓN
SOCIAL EN COLOMBIA DURANTE 2021
Lemy Bran – Piedrahita
Magíster en Gobierno y Políticas Públicas. Profesor Investigador – Corporación Universitaria Americana. Medellín
(Colombia). E-mail: lbpiedrahita@americana.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5114-9081
Los procesos de movilización social se han consolidado tras el paso de los años en una categoría de análisis crucial dentro de las
ciencias sociales, toda vez que representan la manifestación de las emociones de los individuos, las cuales suelen estar vinculadas
con la expresión de inconformidades frente a los sistemas políticos, económicos o sociales, según los catalizadores que motivan la
movilidad de las personas (Massal, 2021).
No en vano, con el advenimiento del siglo XXI las movilizaciones se han hecho cada vez más frecuentes, empleando distintos
medios para organizar las personas frente a una causa común -como ha sido el caso de las redes sociales a partir del fortalecimiento
de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)-. Considérense por ejemplo las revueltas árabes y el paro campesino
en Colombia para 2013 (Massal, 2021).
Sin embargo, en un país como Colombia el descontento social es de vieja data, de acuerdo con Rodríguez (2020) en los últimos
seis años han surgido una serie de manifestaciones de la sociedad respecto a la clase gobernante, cuyas reclamaciones han girado
alrededor de temas como la inseguridad, el desempleo, relaciones internacionales -como los tratados de libre comercio suscritos
con países como Estados Unidos- y en general, las condiciones económicas del territorio.
De hecho, a partir del estudio de González (2019) puede inferirse que las movilizaciones sociales del país de los últimos años,
guardan un estrecho vínculo con el modelo de desarrollo implementado, de lo que derivan reclamaciones frente a la cobertura,
acceso y calidad de los servicios sociales; así mismo, una preocupación latente por las implicaciones que los procesos extractivos
están teniendo frente a la sostenibilidad de los recursos naturales.
Así, durante las movilizaciones sociales que comenzaron en abril de 2021 en diferentes ciudades del país se aprecia la complejidad
de este fenómeno y los elementos que lo explican, pues como ref‌ieren Caicedo y Quintana (2021) han sido diversas las causales y
actores implicados en el paro. Esto explica que las movilizaciones hayan llevado a las calles estudiantes, obreros, maestros, sectores
rurales y en general, una variedad de agentes cuyas reclamaciones exigían cambios en el sistema social altamente excluyente; lo
que lleva a plantearse como Estado la efectividad de los instrumentos con los que se ha gestionado el desarrollo.
Por ende, considerando los factores estructurales que detonaron esta última movilización, es posible entender la complejidad
que las diferentes protestas adquirieron en diferentes ciudades del país, como las ocurridas en Cali, Tulúa, Bogotá y Medellín
-sólo por mencionar algunas-; puesto que las emociones expresadas constituían no sólo la suma de inconformidades de larga
duración, sino también el estallido de un país inmerso en los devastadores efectos socioeconómicos derivados de las políticas de
choque adoptadas por el gobierno para hacer frente a una emergencia sanitaria por el virus del COVID – 19.
En este sentido, el proceso de movilización deja aprendizajes importantes que deberán abordarse desde la sociedad en general,
y donde las Ciencias Sociales están llamadas a contribuir a partir de la generación de posturas interdisciplinarias. La magnitud
del reciente proceso de movilidad social evidencia que más allá de una crisis frente a la percepción ciudadana de los gobiernos,
existe una crisis institucional: el país ha perdido la conf‌ianza de las instituciones que sirven al Estado, y por tanto, sus demandas
trascienden los asuntos de economía doméstica para escalar a cambios estructurales en la forma como se concibe el sistema
político.

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