Área de Libre Comercio de las Américas -ALCA - Núm. 1, Diciembre 2001 - Criterio Jurídico - Libros y Revistas - VLEX 43820216

Área de Libre Comercio de las Américas -ALCA

AutorHarold Jose Rizo Otero
CargoAbogado javeriano especializado en derecho del trabajo en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá
Páginas98-114

Abogado javeriano especializado en derecho del trabajo en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, MBA de la Universidad del Valle, Master y Ph.D. en Ciencia Política de la Universidad de Notre Dame, Indiana, USA.

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1. Antecedentes remotos del ALCA

Es importante hacer notar como en el período colonial de Iberoamérica se encuentran simultáneamente los orígenes de la integración y desintegración de los países del continente.

Puede decirse que durante el período colonial existió un principio de sub regionalización de toda América y que por razones geográficas y administrativas ese principio prevaleció bajo el poder ejercido sobre sus colonias por las metrópolis europeas de la época, España, Portugal e Inglaterra.

En lo que toca a la América española, dentro de cada Virreinato o Capitanía General, existieron formas de integración política y administrativa, impuestos por las circunstancias geográficas y la conveniencia administrativa para la metrópoli. Pero las relaciones entre Virreinato y Virreinato en el continente fueron limitadas. El comercio internacional se hacía principalmente entre la metrópoli europea respectiva y sus colonias americanas.

De la misma manera como el período colonial origina los primeros modelos de regionalización y desintegración en Iberoamérica, así también el tipo de gobierno establecido por los españoles en sus colonias dio origen a la formación de los nacionalismos que después de la independencia produjeron la desintegración de las antiguas divisiones coloniales.

Iberoamérica nunca ha estado integrada. Iberoamérica se ha unido espiritualmente durante diversas épocas frente a la adversidad y frente a la amenaza exterior. Desde sus orígenes post colombinos, los habitantes de nuestro hemisferio han practicado una noción de soberanía que no han logrado realizar.

Al momento de iniciarse el proceso de independencia de España, la idea imperante era la de soberanía popular y ese principio se impuso al legalismo del momento y terminó en declaraciones y guerras de independencia absoluta.

Simón Bolívar, El Libertador, fue en su momento el mejor intérprete de las ideas de la época. Pocos hoy en día desconocen que el pensamiento de Bolívar fue guía insustituible en el proceso de independencia y preludio de lo que en el futuro sería ese anhelo de soberanía que aún mantienen los pueblos iberoamericanos.

La idea bolivariana de integración se confunde con el concepto de independencia frente al mundo exterior y por eso cuando en los primeros tiempos de la emancipación se discutía estérilmente sobre la forma de gobierno que deberían asumir las nacientes repúblicas, Bolívar en un discurso ante la Sociedad Patriótica de Caracas dijo:

"En el Congreso Nacional se está discutiendo cual curso debe tomarse. ¿Y qué están pidiendo los congresistas? Que debemos comenzar con una Confederación. ¡Como si nosotros no estuviéramos Page 99 todos confederados contra la tiranía extranjera¡ Qué nosotros debemos considerar los resultados de la política española. ¿Qué importa si España vende sus esclavos a Bonaparte o los conserva para ella, si nosotros estamos resueltos a ser libres?"1

Cuando se hablaba en los años sesenta del siglo pasado de la dependencia exterior de Iberoamérica y se presentaba ese hecho como la causa principal del estado de subdesarrollo económico de la región, la idea de independencia como meta de la integración era tal vez la más apropiada.

No habiendo sido Simón Bolívar un economista sino un soldado, un político y un ideólogo, nunca habló de la necesidad de unir a los pueblos para alcanzar el desarrollo económico, ni de la necesidad de ampliar los mercados. Su idea era simplemente crear una unidad política fuerte, capaz de garantizar la subsistencia de los estados recién creados y defenderlos contra la amenaza que representaba la "Santa Alianza", surgida entre los vencedores de Napoleón.

Igualmente, quería El Libertador, que se asegurara la paz entre los nuevos estados y que éstos a través de su unión establecieran una política común en las relaciones con el mundo exterior. Todas estas ideas se encuentran en la carta que Bolívar dirigió a los Ministros de Relaciones Exteriores de las repúblicas hispano americanas, invitándolos a participar en el llamado Congreso Anfictionico de Panamá.2

El Coronel Daniel Florence O'Leary, principal ayudante de campo de Bolívar y uno de sus biógrafos más autorizados por el conocimiento directo que tuvo del Libertador, hizo una magnífica síntesis sobre el pensamiento de Bolívar en relación con la unidad de las Repúblicas Americanas. Al comentar la entrevista de Bolívar con los plenipotenciarios argentinos Carlos Alvear y José Miguel Díaz Vélez, realizada el día 16 de octubre de 1825 en la localidad de Potosí, dice O'Leary:

"... añadió (El Libertador) que estaba convencido que nada conduciría con más eficacia a la seguridad y prosperidad de América, que mancomunarse todas las repúblicas para proclamar y defender sus respectivos derechos; que esta convicción lo había movido desde el principio de la revolución, a proponer a los nuevos Estados la adopción de un tratado de alianza, y que todavía opinaba que era ella la única capaz de darles consistencia y hacerlas respetables...3 Page 100

2. Período de desintegración

Los primeros cincuenta años posteriores a las guerras de independencia fueron de lucha interior en los distintos países de la América hispana. Este fue el período de formación de los partidos políticos y del establecimiento de los nuevos gobiernos. En esta época es cuando más claramente se notan los efectos de la Colonia como elemento desintegrador, cuando la lucha entre unitarios y federalistas tuvo manifestaciones más claras y violentas.

Desaparecidos los libertadores, el movimiento fue de desintegración especialmente en América Central y en la región andina de Sur América. Las clases dirigentes de los distintos países, los llamados "notables", surgieron ambiciosos de poder e impregnadas de nacionalismo local que se fue imponiendo al nacionalismo regional nacido durante las guerras de independencia y que había iluminado la revolución. Al tiempo que la amenaza exterior fue disminuyendo, la necesidad de unión entre las nuevas repúblicas era menos evidente.

El siguiente período se extendió hasta finales de la Primera Guerra Mundial. Es un período de estabilización, organización económica y florecimiento de los nacionalismos interiores. Como lo dice el actual presidente de Chile, Gustavo Lagos, muchas ideas americanistas recorrieron los ámbitos del continente y muchas corrientes de pensamiento de Europa y América iluminaron el ideario de los políticos de la época, pero la verdad es que todos esos estímulos no pudieron superar el nacimiento de los estados nacionales llenos de símbolos, orgullosos de su soberanía, dispuestos a desconocer su historia común a fin de sentirse más autónomos.4

Después del Congreso Anfictionico de Panamá en 1826, se reunieron congresos de los países hispanoamericanos en Lima en los años 1847, 1864 y 1877. En esos congresos se trataron asuntos relacionados con el Derecho Internacional Público y se sentaron las bases para el sistema de derecho internacional americano que actualmente es reconocido y respetado como una de las bases de las relaciones entre los países de América con el mundo exterior, pero se excluyeron materias que podrían haberse considerado conducentes al estímulo de la integración económica.

3. Primer antecedente directo del ALCA

El primer intento serio por establecer un sistema de integración económica de América, incluyendo a los Estados Unidos de Norteamérica, tuvo lugar en marzo de 1890, cuando por iniciativa de Estados Unidos (Ley 24 de mayo Page 101 de 1889), el presidente de ese país, invitó a los gobiernos de México, Centro y Sur América, Haití y Santo Domingo y al Imperio del Brasil, para que estudiaran y recomendaran la adopción de medidas tendientes a conservar la paz y fomentar la prosperidad de los diversos Estados americanos.

Se propuso también estudiar medidas tendientes a la formación de una Unión Aduanera Americana con el propósito de fomentar el comercio entre las naciones del continente; el establecimiento de comunicaciones frecuentes y regulares entre los diferentes puertos de los Estados americanos y otras relacionadas con la prosperidad de los diversos Estados representados en esa conferencia y que ellos estimaran oportuno someter a discusiones.

Es obvio que los Estados Unidos querían obtener mercados para sus productos en los demás países de América, pero también es cierto que en la propuesta norteamericana se encontraban muchos puntos de partida para unas relaciones más estables, más equitativas y más integradoras del comercio interamericano.

La conferencia terminó con una serie de recomendaciones aprobadas por medio de una resolución que se firmó el 29 de marzo de 1890, entre las cuales debe destacarse la creación de una oficina dedicada a la publicación en Español, Inglés y Portugués de datos sobre comercio exterior. Esta oficina se llamó Unión Internacional de las Repúblicas Americanas.

Los puntos más importantes con relación a la integración económica de las repúblicas americanas fueron tratados, pero no se llegó a resultados satisfactorios. Podría pensarse ahora, a principios del siglo XXI, que los representantes de Centro y Sur América pudieron haber perdido en esa ocasión una gran oportunidad histórica para...

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