¿Bailas? Soy un caso de éxito - El empresario no nace se hace. Experiencias que me llevaron a tener éxito como emprendedor - Libros y Revistas - VLEX 916295815
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¿Bailas? Soy un caso de éxito

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Vincent
AutorJosé María Sallés
Páginas17-19
17
Hola, soy José María Sallés y soy un caso de éxito. Si
todavía no has cerrado el libro ante este alarde de arrogancia,
te explicaré por qué me considero un caso de éxito y te
enseñaré a aplicar mi teoría del ¿Bailas? Con ella, llegarás
a ser un profesional victorioso, ya sea en el transporte de
mercancías por carretera o en el sector que te propongas.
A lo largo de mi vida, he tenido la gran suerte de dar
innumerables charlas comerciales y de motivación a
emprendedores, empresarios, profesionales y deportistas de
élite. En todas ellas, suelo empezar con esta armación: «Soy
José María Sallés y soy un caso de éxito». Cuando empiezo
mi discurso, en la pantalla de fondo siempre aparece una
fotografía mía borrosa que, poco a poco, se va enfocando
hasta desvelar que el caso de éxito del que vamos a hablar
es el mío. Generalmente, el auditorio se echa a reír como
si fuera improbable que una persona como yo pudiera
autoproclamarse como tal. Luego asisten incrédulos a la
revelación de que voy a hablarles de mí.
Como decía al inicio, soy José María Sallés, tengo 62 años,
mido 1 metro 63 centímetros escasos y no destaco por ser
alguien particularmente guapo (aunque sí resultón). Sin
embargo, llevo 39 años felizmente casado con una mujer
extraordinaria, Anna. Ella es atractiva, inteligente y, sobre
todo, una excelente compañera de viaje capaz de aguantarme
durante este recorrido. Te aseguro que yo nunca me habría
casado con ella si el día en el que la conocí no hubiera
puesto en práctica mi técnica del ¿Bailas?, que me dispongo a
compartir contigo.
En las salas de baile de la España de los setenta, entendí
una de las enseñanzas que me acompañaría años después
durante mi etapa de empresario. Más allá de vestir las mejores
galas, una condición sine qua non los que me conocen saben
bien que nunca me saltaría, había que llevarse a la pista la
lección aprendida. Todos los de mi generación sabemos
que en los guateques había varias ocasiones para arrimarse

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