Capítulo I: El espíritu de la desigualdad en la sociedad contemporáne - Primera parte - El principio de igualdad en la configuración de los regímenes pensionales - Libros y Revistas - VLEX 950957266

Capítulo I: El espíritu de la desigualdad en la sociedad contemporáne

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capítulo i
el espíritu de la desigualdad
en la sociedad contemporánea
Actualmente vivimos el sueño despierto de una gobernanza
por los números, que nos dispensaría de la comprensión y
de la confrontación de experiencias, y nos ahorraría así el
esfuerzo de juzgar y por lo tanto también de pensar.
alaIN SupIot1
En este capítulo se ponen de presente unas representacio-
nes del cuerpo social, que se dirigen a poner en escena las
realidades del ejercicio del principio de igualdad; en efecto,
las sociedades contemporáneas, a través de la “democracia
parlamentaria y la democracia social tienen en común, por
un lado, el intento de representar la experiencia humana en
su diversidad, y, por otro lado, el dar lugar a las asambleas
de palabras”2 “de las que se esperan decisiones justas”3.
Estas representaciones, a partir de la tesis doctoral, tienen
como propósito dibujar el perfil de las sociedades contem-
poráneas desde el binomio igualdad-desigualdad, los cuales
1 alaIN SupIot, El espíritu de Filadelfia, Barcelona, Ediciones Península, 2011,
p. 116.
2 maRcel DetIeNNe, Comparer L’ incomparable, s. l., Editorial Sevil, 2000, pp. 105
y ss., citado por alaIN SupIot, op. cit., p. 124.
3 alaIN SupIot, op. cit., p. 124.
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se materializan en números, estadísticas e indicadores; de
su comprensión y análisis han de surgir las propuestas de
acción de los ciudadanos-trabajadores y de las autoridades
estatales. No se espera, como subraya el profesor Supiot, que
la cuantificación que mide los hechos de la realidad social
haga perder la perspectiva de la normatividad en la que el
gobierno de las leyes deja su lugar a la gobernanza de los nú-
meros [...] bajo el imperio de la gobernanza, la normatividad
pierde su dimensión vertical: ya no se trata de referirse a una
ley que trasciende los hechos, sino de inferir la norma a partir
de la medida de los hechos4.
De conformidad con esto, el presente capítulo seguirá la
siguiente hoja de ruta: en primer lugar, (i) se realizará una
descripción de las características y perfiles de las socie-
dades contemporáneas, las cuales están profundamente
marcadas por la desigualdad; posteriormente, (ii) se dará
cuenta de la manera en que este contexto inequitativo lo-
gra impregnar directamente a nuestro continente, esto es,
la manera en que las desigualdades naturales y artificiales
se reproducen particularmente en Sur y Centroamérica,
arrojando un panorama abiertamente desigual entre los
países. Y finalmente, (iii) se expondrá la situación actual
de Colombia, de cara a este componente, con el objetivo de
poner de relieve la crítica situación que afronta, concreta-
mente en el escenario de la protección social.
Todo lo anterior si se considera que desde hace algunos
años se han hecho cada vez más evidentes las marcadas di-
ferencias por medio de las cuales pareciera que se definiera
nuestra sociedad; diferencias que a su vez hunden sus raíces
4 Ibid., p. 79.
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en complejos fenómenos de la inequitativa distribución
de la riqueza, la discriminación de las personas en razón
a criterios diferenciadores injustificables como su color de
piel, religión, capacidad socioeconómica, etcétera; o aun
más sutiles como la falta de equidad en lo que respecta al
acceso a servicios básicos, o hasta al reconocimiento mismo
de derechos fundamentales, pues pareciera que solo “unos
pocos” pudiesen hacer ejercicio efectivo de aquellos, como
si su titularidad no fuese universal.
Sin embargo, de manera paralela, en los últimos años
también se ha observado una creciente preocupación por
los nocivos efectos que tales diferencias negativas han
traído consigo. Bien advertía en 1754 uno de los mayores
precursores de la idea de la democracia y la soberanía del
pueblo, Jean-Jacques Rousseau, sobre las consecuencias
directas que traía la desigualdad en las sociedades. Al res-
pecto, en su libro Discurso sobre el origen de la desigualdad, el
jurista suizo exponía que en su opinión existían dos tipos de
desigualdades en la especie humana: una natural o física,
porque es establecida por la naturaleza y que consiste en la
diferencia de edades, de salud, de fuerzas corporales y de
las cualidades del espíritu y del alma, y la otra que puede
llamarse desigualdad moral o política porque depende de
una especie de convención y está establecida, o al menos
autorizada, por el consentimiento de los hombres, y ade-
más de ello termina por consistir en privilegios de los que
solo gozan unos a través del perjuicio de los otros, como
el de ser más ricos o más poderosos5. A renglón seguido
menciona que nada puede decirse con respecto al origen
del primer tipo de desigualdad –la natural–, pues bastante
5 jeaN-jacqueS RouSSeau, Discurso sobre el origen de la desigualdad, s. l., Editorial
El Aleph, 1999, p. 22.

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