Caso ilustrativo de la inoperancia del Estado en la protección de los espacios marinos, insulares y costeros: Islas del Rosario - La protección del medio ambiente marino, insular y costero y el caso de las islas del Archipiélago de Nuestra Señora del Rosario - Libros y Revistas - VLEX 947320537

Caso ilustrativo de la inoperancia del Estado en la protección de los espacios marinos, insulares y costeros: Islas del Rosario

AutorReynaldo Muñoz Cabrera
Páginas136-214
El caso del archipiélago de Nuestra Señora del Rosario muestra la débil
acción del Estado para proteger el medio marino, insular y costero
colombiano, según relación que se muestra a continuación.
I. DESCRIPCIÓN GENERAL DEL ÁREA EN CUESTIÓN
A. UBICACIÓN GEOGRÁFICA
El archipiélago de Nuestra Señora del Rosario se encuentra localizado
aproximadamente a unos 35 kilómetros al suroeste de Cartagena de Indias,
entre los 10° 00' - 10° 14' latitud norte y los 75o 53' - 75o 45' longitud oeste.
Lo conforman un grupo de islas e islotes de origen coralino, rodeados por
bajos y arrecifes de coral bien desarrollados.
Las islas, islotes, cayos y morros del archipiélago de Nuestra Señora del
Rosario son alrededor de treinta y comprenden un área de 384 hectáreas.
Entre ellos se destacan Isla Grande -ocupa 206 hectáreas y es la más
extensa-, Isla Naval, Isla Rosario -95 hectáreas-, Isla Caribarú, Isla Tesoro,
islas San Martín, San Antonio y San Juan de Pajarales, Isla Pirata, Isla
Arena, Isla Periquito, Isla Macabí, Isla Pavitos y una serie de islotes,
algunos de ellos artificiales construidos por el hombre con bloques de coral
extraídos del fondo marino.
B. CARACTERÍSTICAS DEL ECOSISTEMA EN CUESTIÓN. RAZONES PARA
PROTEGERLO
A pesar del deterioro ambiental a que han sido sometidas estas áreas, en
ellas se encuentran ecosistemas marinos tropicales de alta productividad y
riqueza ecológica, como son los bosques de manglar, las praderas de
fanerógamas marinas y las formaciones coralinas.
Los arrecifes coralinos son los ecosistemas más complejos y frágiles que
existen en el océano; están restringidos a la zona tropical del planeta y son
muy sensibles a las condiciones de salinidad, temperatura, radiación solar y
claridad del agua. En este bioma, las comunidades de corales hermatípicos
tienen una disposición a la vida colectiva y forman verdaderas colonias; sus
pólipos -animales del coral- producen una secreción basada en carbonato de
calcio que origina una estructura en forma de roca, sobre la cual crece la
colonia. En su conjunto los arrecifes coralinos son responsables de la
productividad de aproximadamente el 70% de las especies de peces del
océano, puesto que muchas de ellas realizan su fase de reproducción o de
crecimiento larvario en estos sitios.
Los corales arrecifales regulan la salinidad del mar debido a que
construyen sus colonias en los trópicos donde hay mayor radiación solar, lo
que lleva a una mayor evaporación y por lo tanto al aumento de la salinidad
en esas áreas. Si se incrementan los niveles de sal en el mar, los sensibles
pólipos del coral lo detectan y lo aprovechan, extrayendo el carbonato de
las sales y minerales disueltos en el agua oceánica, con lo que aumenta la
posibilidad de crecimiento de las estructuras coralinas. En el caso contrario,
si la salinidad disminuye, también lo hace el crecimiento del sistema
coralino; desaparecen algunos atolones y se disuelven grandes volúmenes
de sal. En tal sentido, se considera la función reguladora y catalizadora del
ecosistema coralino como la de un verdadero riñón del mar que permite
mantener los niveles de sodio, carbono y calcio del océano.
Los arrecifes coralinos no alcanzan a cubrir siquiera el 1% del lecho
oceánico; no obstante, se calcula que sustentan el 25% del total de la vida
marina.
En los arrecifes coralinos del Caribe se encuentran especies vivas que
van desde algas y plantas microscópicas que transforman la luz solar, los
nutrientes y el bióxido de carbono en azúcares y otros alimentos que
constituyen la base de la cadena alimenticia de muchas especies marinas,
incluso de algunas de grandes dimensiones.
Algunas especies de algas son calcáreas y por su misma composición
aportan carbonato de calcio, que contribuye a la conformación de arrecifes
y playas. Las playas hacen las veces de filtro de las aguas lluvias que
escurren por la tierra y llegan al mar y evita por tanto que los sedimentos
lleguen hasta los arrecifes de coral.
La fauna marina presente en los principales ecosistemas del
archipiélago es muy diversa en cuanto a número de especies; sin embargo, y
esta es una de las características en la mayoría de los ecosistemas tropicales,
la densidad de individuos por especie es relativamente baja, razón por la
cual dichas poblaciones son altamente vulnerables a cualquier tipo de
explotación.
Las praderas marinas presentes en áreas del archipiélago son
comunidades costeras tropicales de plantas acuáticas fanerógamas,
comúnmente llamadas pastos marinos. Se encuentran en ambientes
tranquilos, con aguas cálidas, claras, libres de aportes de agua dulce y con
temperaturas que fluctúan entre 25 y 31 °C; crecen sobre fondos arenosos y
con cascajo y, además de ser en mismos alimento para una variedad de
especies marinas, se convierten en anclaje de la arena: la mantienen en su
lugar y evitan que el agua la desplace.
Los manglares son formaciones vegetales siempre verdes que se
desarrollan en los limos litorales salados y móviles (en plena zona de
influencia de las mareas: estuarios, lagunas y ensenadas) presentes en la
zona intertropical. El manglar es un bosque bajo, que no suele sobrepasar

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