Cinco formas de abordar el pasado
| Autor | Kjell-Åke Nordquist |
| Páginas | 65-86 |
3. Cinco formas de abordar el pasado
En capítulos anteriores hemos señalado que conceptos como “justicia”,
“verdad”, “reconciliación” y “democracia”, al igual que conceptos más
técnicos como “cese del fuego” y “elecciones”, son asuntos bien afian-
zados en las agendas de los procesos de paz adelantados después de
guerras civiles o periodos de dictadura. También señalamos que este
desarrollo tomó fuerza a partir de algunos casos tempranos y complejos
en Latinoamérica en el siglo pasado, pero también en África con la
caída del régimen de apartheid en Sudáfrica como caso destacado. En
este caso, hubo una significativa atención internacional a su proceso
nacional de verdad y reconciliación. Lo que estos casos tienen en co-
mún es que representan una alternativa a mecanismos más antiguos
y tradicionales para lidiar con el pasado.
La necesidad de tiempo
Todo proceso social que involucre experiencias individuales exige
tiempo y respeto por el ritmo personal para lidiar con el pasado. Esto
refleja una tensión clásica entre la necesidad de acción política (in-
mediata) y desarrollo social, por una parte, y el respeto por el indi-
viduo, por otra. La dimensión importante del dilema puede no ser
cómo resolverlo, sino cómo manejarlo. ¿Es posible permitir que los
procesos individuales, con frecuencia mentales, tomen su tiempo y
simultáneamente iniciar un proceso nacional para producir un cam-
bio fundamental en las relaciones de grupo? ¿O es necesario esperar
que se “materialice” un cambio de mentalidad en amplios sectores de
la población?
Un aspecto de este tema es que, aunque un conflicto se haya re-
suelto por medio de un acuerdo en el nivel político, muy probable-
mente quedan asuntos “pendientes” que preocupan a los individuos
y grupos. Estas condiciones contextuales vuelven preliminares todos
los planes sobre un proceso de reconciliación. Algunas veces es difícil
obtener los recursos necesarios para afrontar tales problemas, puesto
que normalmente no suscitan el interés de la cooperación internacional
para el desarrollo.
No obstante, muchas personas ven la reconciliación como algo
necesario que puede ser el único medio disponible en una situación
de posconflicto. Su percepción es que es mejor intentar una vez que
no intentarlo nunca.
La necesidad de verdad
Algunos argumentarían que es mejor abstenerse de iniciar un proceso
de esta naturaleza que hacerlo a medias. Otros dirían que, si nunca se
comienza, nunca habrá un comienzo. Si el acuerdo de paz es el punto
de inflexión, no es lógico continuar “como hasta ahora”, puesto que el
futuro periodo de paz es distinto, basado en premisas diferentes para la
actividad social, en comparación con lo que existía durante el conflicto.
Uno de los argumentos es que cuando las personas y la memoria están
vivas, las memorias pueden recordarse, contarse y documentarse en
una forma que no sería posible más tarde. Esto debería verse como un
recordatorio para el futuro capaz de prevenir que los sistemas políticos
posteriores olviden su historia.
La introducción de la reconciliación en un contexto político ha
sido un desarrollo paralelo a la creación de los tribunales de crímenes
de guerra. El propósito de estos tribunales era lidiar específicamente
con los crímenes de guerra cometidos durante un conflicto y un pe-
riodo específicos. Tales tribunales-paneles no son nuevos en la his-
toria política internacional. En el siglo xx, los juicios de Nuremberg,
después de la Segunda Guerra Mundial, son quizá los más conocidos.
Actualmente, se han establecido tribunales después de los conflictos en
Ruanda, Liberia, Timor Oriental y Sierra Leona, y tras la desintegración
de Yugoslavia. Normalmente, las comisiones de verdad y reconcilia-
ción no tienen un mandato legal. No obstante, la Comisión de Verdad
y Reconciliación de Sudáfrica podía facilitar y promover amnistías
66 • LA RECONCILIACIÓN COMO POLÍTICA
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