La ciudadanía: espacios de construcción del concepto - Núm. 6-1, Enero 2009 - Revista Jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 78413493

La ciudadanía: espacios de construcción del concepto

AutorWilliam Ortiz Jiménez
CargoUniversidad Nacional de Colombia
Páginas34-51

Doctor en Sociología y Ciencias Políticas, Universidad de Granada, España. Magíster en Ciencias Sociales: Cultura y Vida Urbana, Universidad de Antioquia. Docente Asociado, Universidad Nacional de Colombia. Director del Grupo de Investigación Política y Guerra, Universidad Nacional, Clasificación C, Colciencias; y miembro del Grupo de Investigación Ratio Juris, UNAULA. wortiz@unal.edu.co

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Introducción

En este ensayo nos proponemos presentar una síntesis sobre los resultados de la investigación llevada a cabo en la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín: "Cultura política y ciudadanía: grado de conocimiento que sobre el tema poseen los aspirantes a cargos públicos en la ciudad de Medellín y su Area Metropolitana, 2007"1.

Para este caso, la propuesta consiste en dar a conocer los resultados respecto a la variable ciudadanía, el marco teórico que la define a partir de la idea que Thomas Marshall postuló hace casi sesenta años y su relación con el Estado en los aspectos políticos, económicos y culturales. Igualmente, de acuerdo con los resultados obtenidos, se establecieron comparaciones entre la fundamentación teórica y la aplicación de los instrumentos de investigación, esto es, las encuestas y entrevistas.

En la conferencia dictada por Marshall en 1949, desarrolló una tipología de los derechos de ciudadanía que muestra su dinámica expansiva al clasificarlos en derechos civiles, políticos y sociales, lo cual presupone un concepto global del término como centro de imputación de todos los derechos y deberes del sujeto de una comunidad política (PÉREZ, 2002: 188). Esta dinámica acompaña la paradójica continuidad y, a la vez, transformación del Estado liberal en Estado social. Mientras los primeros son derechos de libertad individual que aseguran el resguardo de la autonomía privada, garantizados por el Estado de derecho, actúan por delimitación Page 35 del poder político; los demás tienen que ver con la participación en las instituciones políticas vinculados a la formación del Estado democrático-representativo y a las compensaciones sociales -derecho al trabajo, salud y educación, libertad de la miseria y el miedo-, en igualdad de oportunidades son los que requieren de un comportamiento activo del Estado para garantizar su vigencia.

Igualmente, observamos cómo las reflexiones que llevó la tesis de Marshall, hizo aparecer casi que instantáneamente una serie de críticas y nuevas formulaciones que propiciaron indagaciones e inquietudes bastante contradictorias en el marco de la ciudadanía.

Con respecto a los resultados obtenidos en la investigación, éstos arrojaron que gran parte de los candidatos a cargos públicos encuestados y entrevistados en la ciudad de Medellín y su Área Metropolitana, carecen de conocimientos básicos sobre el concepto de ciudadanía y mucho menos sobre la relación que ésta posee con los derechos constitucionales. Se advierte que la unidad de análisis la constituyeron jóvenes estudiantes, líderes comunitarios y personas comprometidas con la política activa o candidatos bien sea al Consejo Municipal o a la Alcaldía de alguno de los municipios del Área Metropolitana y de la ciudad de Medellín.

La estructura de la investigación permitió relacionar de manera acorde la fundamentación teórica con los resaltados, lo cual significó hacer un análisis triangular de la teoría y posibilitar así, unas conclusiones que en verdad muestran de manera precisa que las inquietudes y sospechas previas a las indagaciones, estaban encaminadas a arrojar resultados muy relacionados con la ausencia o poca participación ciudadana y más aún: el desconocimiento sobre la norma constitucional.

El contexto

Desde los tiempos de Grecia y Roma hasta la actualidad, diferentes teóricos han intentado precisar el alcance del término ciudadanía. Éstos han logrado plantear una serie de elementos que la constituyen y la diferencian de acuerdo con múltiples contextos. Así pues, mientras unos hablan de ciudadanía mundial, ciudadanía política y ciudadanía económica, otros hablan de ciudadanía indígena, ciudadanía diferenciada, ciudadanía intercultural, ciudadanía nacional y hasta de ciudadanía global. Lo cierto es que todas las aproximaciones comparten elementos en común que tienen que ver con la garantía de unos derechos fundamentales y el cumplimiento de unos deberes conducentes a una suerte de equilibrio y bienestar social.

Inicialmente, Aristóteles concibió la ciudadanía en el Libro III de La Política como un estatus únicamente concedido a los hombres adultos y libres. Excluía de ese Page 36 selecto grupo de la polis griega a los extranjeros, a los bárbaros -quienes no sabían hablar- y a los helenos, también llamados "metecos", quienes como las mujeres, los siervos, los esclavos y los pobres, no eran ciudadanos.

En la época republicana de Roma, además de adulto y libre, el ciudadano necesariamente debía ser un padre de familia con la facultad de ejercer su autoridad sobre el grupo familiar.

Ya en la modernidad y a partir de las teorías de Jean Bodin y Thomas Hobbes (. XVI y XVII), el concepto de ciudadanía pierde su significado de participación en las funciones públicas y en la honorabilidad que dichas funciones conllevan. Ser ciudadano equivale a ser súbdito y obediente al soberano, sujetado a las mismas leyes y costumbres, independientemente de las diferencias de religión, lengua y origen étnico (ZOLO, 2007: 17).

A partir de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII y de las teorías de Locke y Rousseau, la concepción de ciudadanía cambia por una trascendencia más amplia y moderna, otorgándole al ciudadano una igualdad jurídica en tanto sujeto de derecho, portador de la soberanía e integrante de la Nación. Persistía, empero, la exclusión de la mujer y los no propietarios.

A pesar de estas incongruencias, la ciudadanía moderna se consolida como el contenedor de una serie abierta de derechos subjetivos que pueden ser válidos incluso contra las autoridades del Estado. Aquí es donde se encuentra el profundo significado sociológico y antropológico que se inspira en la concepción ilustrada e iusnatural del individuo. Los hombres son seres racionales, libres, moralmente responsables, iguales frente a la ley e independientes desde el punto de vista económico. Y los ciudadanos se involucran en la vida política pero, al mismo tiempo, como subraya Benjamín Constant, son celosos guardianes de su esfera privada, contra la intromisión del poder público (ZOLO, 2007: 16).

La tesis de Marshall

A partir del siglo XX ha tomado fuerza, desde el punto de vista socialdemócrata, una nueva resignificación del término. T.H. Marshall formuló el concepto sociológico de ciudadanía como un status de plena pertenencia de los individuos a una sociedad que se confiere a quienes son miembros a pleno derecho de una determinada comunidad, en virtud de que disfrutan de derechos en tres ámbitos: civil, político y social (GORDON, 2003: 15). Lo anterior supone, necesariamente, una serie de obligaciones y responsabilidades.

Esta concepción de ciudadanía ha sido calificada como débil desde el punto de vista teórico, puesto que equipara derechos que tienen una estructura distinta en Page 37 un mismo concepto. Desde la vertiente liberal, los derechos civiles y políticos son universales. No así los derechos sociales, los cuales deben garantizar a las personas las condiciones necesarias para reconocer los otros dos derechos mencionados, sobre la base particular y selectiva.

Por otro lado, cabe señalar que a la formulación de ciudadanía acuñada por T.H. Marshall es importante incluirle que ésta implica la participación y el compromiso con el destino de la sociedad, sobretodo en el siglo XXI donde el concepto viene siendo utilizado constantemente por quienes desarrollan labores políticas y por los medios de comunicación para referirse particularmente a los miembros de una comunidad.

Marshall observó que la "Ciudadanía es un status asignado a todos aquellos que son miembros plenos de una comunidad. Todos los que posean dicho status son iguales con respecto a derechos y deberes... Clase social, por otro lado, es un sistema de desigualdad. Y también, como ciudadanía, puede basarse en un conjunto de ideales, creencias y valores" (MARSHALL y BOTTOMORE, 1992: 18). Su argumento, aunque está centrado a dar respuesta a problemas de guerras civiles locales o a naciones que han sufrido los embates de una guerra civil, como las ocurridas en los siglos XVII al XIX, específicamente en Inglaterra, su definición sigue siendo interesante para reflexionar en torno a las posibilidades de consolidación democrática en sociedades que apenas empiezan experiencias de gobierno civil o en otras que, no habiendo sufrido los rigores de la guerra civil, sí han sentido los quebrantos de la crisis económica y de las no menos severas medidas adoptadas para estabilizar economías y reanudar el crecimiento (SOJO, 2002: 12).

Además, porque un ciudadano siempre puede considerarse ciudadano de "alguna parte". Los derechos formales asociados a la ciudadanía en general se relacionan, salvo algunas excepciones, a determinados territorios o lugares, lo cual genera cierto grado de pertenencia, identidad, y sentido de trascendencia con el espacio. El ejercicio real de estos derechos también va asociado a lugares concretos, que empiezan en el ágora de las ciudades-Estado griegas y llegan a los múltiples espacios públicos de una sociedad industrial urbana, como bien ocurre en la Inglaterra del siglo XVIII y avanza hacia las sociedades actuales. Asimismo, la diferencia social comúnmente se entiende, se construye y se representa como una diferencia espacial, y viceversa. La ciudadanía se basa en sentimientos de pertenencia cultural y social o de pertenencia a una...

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