La Comisión Investigadora (1958) - Pasados y presentes de la violencia en Colombia. Estudio sobre las comisiones de investigación (1958-2011) - Libros y Revistas - VLEX 851097253

La Comisión Investigadora (1958)

AutorJefferson Jaramillo Marín
Páginas35-102
35
La Comisión Investigadora, creada a comienzos del Frente Nacional, fue una
excelente síntesis del ideario de pacicación, de rehabilitación y de modernización
social que embargaba a la nación en ese entonces. Este capítulo busca rá mostrar cómo,
a través de esta comisión, se desplegó la construcción de tramas narrativas y de
mecanismos de trámite institucional de la violencia bipartidista. En ese sentido,
destacaremos en qué consistieron esas narrativas, quiénes fueron sus protagonista s
y dentro de qué marco político nacional e internacional tuvieron lugar. En este
capítulo, también describiremos hasta qué punto esas narrativas contribuyeron a
situar, en la escena pública, unas estrateg ias de gestión y trámite institucional de las
secuelas de la Violencia (por ejemplo, la recuperación de testimonios, la visita a las
zonas afectada s, la generación de micropactos entre las facciones políticas enfrentadas,
el establecimiento de medidas de emergencia y rehabilitación y, sobre todo, la propuesta
de una terapéutica del dolor, novedosa para la época). Finalmente, destacaremos cómo
esta comisión favoreció la concertación de políticas de futuro pa ra el país, a partir de
las estrategias de pacicación y rehabilitación del Frente Nacional.
El marco: la Violencia, el Frente Nacional, el anticomunismo
El papel de la Comisión Investigadora no puede entenderse sin tener en cuenta
el contexto de violencia política del país entre 1946 y 1964 ni puede concebirse por
fuera del análisis de las soluciones políticas que se implementaron para superarla, a
través del pacto político conocido como el Frente Nacional. Este periodo de violencia
política puede dividirse en varia s etapas. A continuación, intentaremos dar cuenta de
ellas. De antemano acla ramos que no se trata de hacer una historiografía del periodo,
sino de situar, en un marco político signicativo, alg unos elementos de ree xión que
permitan comprender la naturaleza y los alcances de la Comisión Investigadora.
36
Jeerson Jaramillo Marín
La Violencia, un punto de inexión en el orden de
las representaciones sociales y políticas
Las etapas de l a Violenc ia han sido descritas por varios autores. No obstante, una
de las voces más autorizad as sobre este periodo es la de Marco Palacios, que identica,
al menos, cuatro fases (véanse Palacios 2003; Palacios y Saord 2002). La primera
fase de la Vi olencia comienza en 1945, con las campañas electorales que enfrentan a
gaitanistas (partidarios del líder liberal populista Jorge Eliécer Gaitán) y ospinistas
(partidarios del líder conservador Mariano Ospina Pérez). Esta primera fase nali-
za en 1949, con la abstención liberal en las elecciones que, a la postre, ganarán los
conservadores, bajo el liderazgo de Mariano Ospina Pérez. En esta fase, el punto de
inexión de la confrontación entre partidos fue el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán,
ocurrido el 9 de abril de 1948. La segunda fase de la Viol encia, que transcurre entre
1949 y 1953, se abre con la abstención liberal en las elecciones y se cierra con la llegada
del gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla, tras el golpe de Estado al presidente
conservador Laureano Gómez . Más adelante, abordaremos este escenario. Por ahora,
basta decir que Rojas Pinilla f ue considerado una cha política al servicio de las élites,
que buscaban pacicar y rec onciliar el país, mediante un proyecto hegemónico. Estas
dos primeras fases son cata logadas por Marco Palacios como las de mayor sectarismo
y fuerza destructiva en el país. La tercera fase, que abarca desde 1954 hasta 1958, se
caracteriza por el terror provocado por los bandoleros o “pájaros”, grupos de sicarios,
pagados por los directorios políticos, que azotaban la s regiones. Finalmente, la cuarta
fase es un momento residual que va desde la caída de Rojas Pini lla hasta 1964. En esta
última fase, en el ma rco de la eclosión del Frente Nacional, se combinaron estrategias
de amnistía y reinserción a la vida civil de bandas e individuos alzados en armas,
mecanismos de pacicación y gamonalismo armado. La Comisión Investigadora
tendrá lugar en esta última etapa.
Aunque de ella se tienen amplias referencias en la memoria colectiva colombiana, la
Violencia es vista “como un collage de opiniones ambiguas, poses fú nebres, senti mientos
de culpa y ontologías pesimistas que apenas comienz an a desvanecerse ante el rigor de
nuevas investigaciones y anál isis” (Palacios 2003, 193). L o que sabemos de la Violen cia
es producto de relatos y de esfuerzos intelectua les y artísticos (teatro, cine, artes plásticas
y literatura1) condensados a lo largo de los años. Tenemos noticia de este periodo a través
de la literatura testimonial producida en la época , sobre todo a través de la literatura que
1 Por ejemplo, la serie Genocidio y violencia, del pintor Alejandr o Obregón; La masacre del 9 de a bril, de
la pintora Débora Ara ngo; la película El río de l as tumbas (1964), de Julio Luzardo; y las novela s La
mala hora (1962), d e Gabriel García Márquez, y E l Cristo de espaldas (1952), de Eduardo Caballero
Calderón. Para una a mpliación de este tema, véase Sá nchez (2009c).
37
1 La Comisión Inve stigadora (1958)
oreció a partir del 9 de abril de 1948, fecha que marcó una ruptura en la vida c olom-
biana del siglo . Esta literatura incluye panetos autobiográcos, novelas histórica s,
libros periodísticos, crónicas y diarios (véanse Ortiz 1994; Rodríguez 2008; Sánchez
2009c). A partir de los años sesenta y durante los años setenta, el periodo será descrito
en varios trabajos sociológicos, antropológicos e históricos. La Violencia se estudió a la
luz del protagonismo de sus actores, a la luz de sus impactos socioeconómicos regionales
y locales, y a la luz de sus relaciones con el Estado, con las estructuras agrarias y con
los partidos políticos. La mayoría de estos estudios eran monografías especializadas
forjadas en el periodo de institucionalización y expansión de las ciencias sociales en el
país2. A esto habría que añadir que las visiones de los estragos que causó la Violenci a
y de las alternativas de solución que ofreció el Frente Nacional fueron el resultado de
la primera lectura emblemática del desangre que llevó a cabo el libro La Violencia en
Colombia (véase Jaramillo 2012a), texto que “moldeará la visión de las clases medias
lectoras de ese entonces” (Palacios 2003, 193)3.
Sin entrar en disquisiciones teóricas sobre la exactitud de la periodi zación, la calidad
de los análisis producidos, la jerarquía de los epicentros o las estadísticas, la Violencia
puede resumirse como “una serie de procesos4 provinciales y locales con expresión
nacional […] que parte en dos el siglo  colombiano” (Palacios y Saord 2002, 630)5.
Por varias razones, la Viole ncia puede calicarse de punto de inexión. En efec-
to, a través de ella, se expresó una “confrontación pugnaz de las élites por imponer,
desde el Estado nacional, un modelo de modernización conforme a pautas liberales
y conservadoras, y [...] un sectarismo localista que ahogó a todos los grupos, clases y
grandes regiones del país” (Palacios y Sa ord 2002, 630). El de seo de imponer ciertos
modelos de nación y el partidismo sostenido por las dos subculturas políticas más
importantes modicaron de manera radical el orden de las representaciones sociales
y políticas del país (véase Pécaut 2003b)6. Esta modicación se manifestó de tres
2 Sobre este periodo de la hi storia nacional y sobre las décad as de los sesenta y setenta, se destac an
los trabajos de Pineda (1962), Torres (1985), Hobsbawn (1985), Pécaut (1973), Gilhodes (1974),
Oquist (1978), Fajardo (1979) y A rocha (1979).
3 Durante los años o chenta y noventa, el estudio del periodo se ex tenderá con los trabajos de Sánchez y
Meertens (1989), Henderson (198 4), Ortiz (1985), Péc aut (198 7), Guerrero (1991), Betanc ourt y García
(1991), Barbo sa (1992), Atehortúa (1995), A cevedo (1995) y Perea (1996). En la década si guiente, se
destaca el tr abajo de Roldán (2003). Para una síntesis de la s discusiones que ali mentan estos trabajos, se
recomienda el tra bajo de González, Bolíva r y Vásquez (2001) y el de Peñaranda (200 9).
4 Es crucial entender e ste periodo como un conjunto de proceso s y no solo como un cúmulo de hechos
de violencia. Más aú n, según Sánchez (1990), hay que entender la Violen cia como un “proceso de
procesos”, con efectos dif erenciales para muchos sectores de l a población.
5 Para una ampliac ión de este periodo, el trabajo de referencia es el d e Paul Oquist (1978).
6 Esta visión subyac e a toda la obra de Pécaut, que se preocupa por la comprensión de los im agina-
rios sobre el orden político colombia no. En este análisis, se nota la i nuencia que ha tenido en su

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR