La dialéctica - Núm. 39, Julio 2018 - Revista Territorios - Libros y Revistas - VLEX 741216777

La dialéctica

AutorDavid Harvey
CargoProfesor de Antropología y Geografía en el Graduate Center de la City University of New York (cuny) y director del Center of Place, Culture and Politics de la misma universidad.
Páginas245-272
Territorios 39 / Bogotá, 2018, pp. 245-272
ISSN: 0123-8418
ISSNe: 2215-7484
245
* Esta es la Parte 1 del Ca-
pítulo 2 del libro Justice,
Nature and the Geogra-
phy of Difference. Oxford:
Blackwell, 1996. pp 46-68.
Traducción por PhD. Luis
Berneth Peña con la revi-
sión de Claudia Ríos.
** David Harvey es pro-
fesor de Antropología y
Geografía en el Graduate
Center de la City Univer-
sity of New York (CUNY) y
director del Center of Place,
Culture and Politics de la
misma universidad.
La dialéctica*
Agradecemos la autorización de la traducción al profesor
David Harvey y su interés por apoyar la Revista Territorios.
David Harvey**
Raymond Williams eligió el recurso de pensar ‘mundos posibles’ ficticios para abordar la
complejidad de temas relativos al lugar, el espacio y el ambiente. ¿Sin embargo, será que
este era un recurso necesario, o más bien una estrategia aleatoria suya para profundizar
en el estudio de la teoría de la cultura? Empezaré en este capítulo por demostrar que la
estrategia empleada por Williams no es necesaria en absoluto. Espero poder demostrar
que la investigación materialista histórica, inducida por un entendimiento dialéctico,
puede integrar los temas de lugar, espacio y ambiente (naturaleza) en la teoría social y
en la teoría literaria. Estas teorías no han tomado este proyecto en serio, y ello a pesar
de que se ha mencionado y se ha apelado en demasía a metáforas espacio-temporales,
ligadas al lugar y al medio ambiente (tales como: “los continentes de conocimiento”
de Althusser, “la cartografía cognitiva” de Jameson, “la heterotopía” de Foucault y
una multitud de estudios con títulos como “la geografía de la imaginación”, “el espa-
cio de la literatura” y otros semejantes). Parecería que, como observan Smith y Katz
(1993), existe un mundo de diferencia entre, por un lado, invocar el espacio, el lugar
y el ambiente (naturaleza) como metáforas convenientes y, por el otro, integrar estas
nociones como realidades históricas y geográficas en la teoría social y literaria. También
espero mostrar que semejante proyecto teórico no solo tiene un efecto transformativo
en el terreno de la teoría, sino que también abre un terreno de posibilidades políticas.
El primer paso en este camino es proporcionar alguna clase de fundamento sobre
dialéctica. Williams, por supuesto, estuvo profundamente involucrado con maneras
dialécticas de pensamiento, como se puede apreciar en el siguiente pasaje:
La cultura y la sociedad, en la mayoría de descripciones y análisis, se tratan habitualmente en
tiempo pasado. Justamente, la barrera más sólida que se opone al reconocimiento de la actividad
DAVID HARVEY
territorios 39
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cultural humana es esta conversión inmediata
y recurrente de la experiencia en productos
acabados. Lo que es defendible como un
procedimiento de la historia consciente,
en lo que en ciertas suposiciones muchas
acciones pueden tomarse definitivamente
como concluidas, es la habitual proyección
no solo en la sustancia del pasado, sino en
la vida contemporánea en la que las rela-
ciones, instituciones y formaciones en las
que estamos involucrados activamente son
convertidas, gracias a este procedimiento,
en una serie de todos formados en vez de
en procesos de y en formación. En conse-
cuencia, el análisis está centrado en las re-
laciones existentes entre estas instituciones,
formaciones y experiencias, de modo que en
la actualidad como en aquel pasado produ-
cido, solo existen las formas explícitamente
fijadas; mientras que la presencia viviente,
por definición, resulta permanentemente
rechazada (Williams, 1977, pp. 128-129).
Pero Williams no puso o no pudo po-
ner, como muchos otros, a funcionar di-
rectamente en su teoría cultural este modo
de pensamiento dialéctico para abordar los
complejos problemas del lugar, la espacio-
temporalidad y el ambiente. No ha sido el
único en ello. De hecho, en geografía y en
las ciencias sociales no se entiende bien lo
que significa, en términos de destrezas me-
todológicas, este razonamiento, por lo que
no sorprende la falta de tratamiento dialéc-
tico sobre el espacio, el lugar y el ambiente.
Curiosamente, en teoría literaria, los modos
dialécticos de pensamiento se han vuelto
dominantes recientemente gracias en parte
a la resurgente influencia de Hegel, Marx,
Heidegger, Althusser, Foucault, Ricoeur,
Derrida y muchos otros formados en las
tradiciones de la filosofía europea. Como
la teoría literaria permea la teoría social, se
puede afirmar que el escenario actual está
configurado por las fuertes confrontaciones
entre las tradiciones positivistas, empiristas
y materialistas históricos, de un lado, y una
inmensa serie de tradiciones como la feno-
menológica, la hermenéutica y la dialéctica,
del otro. Ese contexto se presta, por tanto,
para que, aunque con buenas intenciones,
partiendo de lecturas no dialécticas cons-
truidas supuestamente sobre argumentos
dialécticos, se generen amplias interpre-
taciones erróneas. Dentro de la historia
reciente de la geografía, por ejemplo, la
lectura cartesiana y positivista de Duncan
y Ley (1982) sobre la dialéctica ha causado
estragos (posiblemente intencionados) en
el entendimiento general de esta. Por esta
razón, considero que es importante presen-
tar, tan simple como sea posible, los princi-
pios generales de la dialéctica, explorar sus
fundamentos epistemológico y ontológico
e ilustrar por medio de ejemplos cómo po-
dría operar en las interfases de teoría social,
geográfica y literaria.
Empezaré con una advertencia. Hay,
por supuesto, mucho pensamiento mar-
xista que es no dialéctico o abiertamente
hostil a la dialéctica (como el marxismo
analítico), al mismo tiempo que existe toda
una tradición de pensamiento dialéctico
(más fuertemente influenciado por Leib-
niz, Hegel, Heidegger y Derrida, aunque
sus orígenes se remontan por lo menos a los

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