Editorial: Una reflexión desde el confinamiento académico
| Autor | María Teresa Gómez Ramírez |
| Cargo | Docente investigadora Dpto. Humanidades y Formación Integral, Comunicadora Social, Mg. Comunicación, Desarrollo y Cambio Social |
| Páginas | 10-17 |
Quaestiones Disputatae-Temas en Debate (quaest.disput.),
Enero- junio 2020, Vol. 13, No. 26
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Editorial
Una reflexión desde el confinamiento académico
Palabras clave: Educación, pandemia, actor social, docente.
Ante la situación de pandemia por el Covid-19 que exige un alto cuidado de la salud individual y
colectiva sumado al confinamiento social exigido por los estados nacionales, hoy más que nunca se
abre una oportunidad para reflexionar y dar paso a un nuevo sentido de concebir la vida, valorar aún
más lo que tenemos, las cosas sencillas de la propia cotidianidad, aquel paisaje que siempre ha estado
allí adornando nuestras vivencias, pero que se descuida con el afán del día a día y que ahora se
transforma haciéndose relevante y vital para los seres humanos; ante este nueva dinámica de la
realidad, surgen varios cambios en las percepciones, sensaciones, perspectivas y la manera de
relacionarnos con los otros, en este sentido la educación juega un papel fundamental hacía un
camino de recuperación humana que involucre el diálogo como única vía hacía la comprensión de
las diferentes situaciones que se presentan en el confinamiento académico tales como la falta de
conectividad y dispositivos tecnológicos en algunas poblaciones y sectores de la sociedad, la
vulnerabilidad psicosocial debida a la sobreexposición de información con respecto al
comportamiento del virus en el mundo a través de internet y medios tradicionales.
En este sentido, la labor de la educación durante y posterior a la pandemia es ardua teniendo en
cuenta factores económicos, sociales, ambientales y afectivos que de alguna u otra manera
transformarán la tradicional forma de enseñar y aprender en nuevos espacios virtuales poniendo
como cuestionamiento: ¿la virtualidad seguirá siendo una aliada, un complemento, una alternativa,
o por el contrario una amenaza para el contacto presencial de las comunidades académicas? Siendo
así, las formas de evaluar los procesos de aprendizaje se replantearían, las prácticas académicas
deberán fortalecerse a partir de la construcción del tejido social debilitado por la pandemia; el
docente como sujeto social, orientador del proceso académico propenderá por la reivindicación de
una educación de calidad.
Este actor social docente verá la realidad de otro modo, con nuevos ojos y pondrá su mirada más
aguda en las realidades sociales, culturales, ambientales y económicas de la sociedad teniendo en
cuenta los sectores vulnerables de la sociedad, es allí donde se despierta el llamado a la comprensión,
a desarrollar esos valores humanos en comunidad, emergiendo nuevas ideas que reconstruirán las
formas y dinámicas de ver el mundo, trascendiendo más allá de la experiencia individual de los
estudiantes, un trabajo mancomunado que enfoque a la comunidad académica al desarrollo del
conocimiento.
Desde una postura espiritual se necesita el estudio para saber orientar a la comunidad con una fe
madura donde esta intervenga en una vida comunitaria de oración constante, en ese diálogo con
Dios que permita entender con mayor comprensión las adversidades que sufren los demás,
independientemente del credo, precisamente de eso se trata, de respetar las diferentes formas de
profesar la fe y transmitir un mensaje sencillo pero profundo de la importancia de acercarnos a Dios
para que él alivie las angustias que el mundo padece.
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