Estampas sabaneras - 14 de Junio de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 642458541
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Estampas sabaneras

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Vincent

Conduciendo a miss Trixie

Cristian Valencia

En esta nota se juntan dos clásicos de la literatura latinoamericana, articulados con la realidad bogotana: La autopista del sur, de Julio Cortázar; y El guardagujas, de Juan José Arreola. Cortázar nos cuenta de un trancón monumental que se arma para entrar a París. Los conductores especulan sobre las causas del trancón y esas cosas; y cuando el trancón sobrepasa los límites soportables, se arman pequeñas sociedades entre los conductores para afrontar los múltiples retos que trae esa anomalía de la cotidianidad. El cuento es todo un experimento sociológico. En El guardagujas, un hombre quiere comprar un tiquete de tren para ir a X, pero muy pronto se da cuenta de lo improbable de su empresa. Nadie sabe si salen trenes para X, nadie sabe si hay trenes, nadie garantiza que exista X... El cuento de Arreola ironiza la situación de abandono en que se encuentran los ferrocarriles de ese lugar. Pues bien. En Bogotá tenemos la posibilidad de ver la interacción de estas dos situaciones en simultánea, algo que resulta tan increíble que podría ser un atractivo turístico más para esta ciudad experta en bizarrías, único lugar del mundo en donde hay ‘sayayines’ en el ‘Bronx’. El lugar: carrera 30, al sur o al norte, como quieran. La hora: el pico de la tarde, de cinco y media en adelante. Los protagonistas: todos; usted también podría ser uno de esos; pero para efectos de esta narración, serán don Jaime, conductor de un Uber blanco, y miss Trixie, cubanoamericana que regresa a Miami después de tres días de una convención. La situación: un trancón de 15 minutos hasta el momento. – ¿No pasan trenes por esa vía férrea? –pregunta miss Trixie, aburrida de escuchar música barroca dentro de un auto inmóvil. –No, señora; solo los domingos sale una locomotora viejita que va hasta Zipaquirá, a 15 kilómetros por hora. –Quince estaría bien para mí –dice miss Trixie–, es mejor que esto... –susurra en voz baja–. No llegaré a tiempo...

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