El exito del fracaso: casos de discontinuidad de iniciativas empresariales jovenes en el sector de software y servicios informaticos. - Vol. 34 Núm. 148, Julio 2018 - Estudios Gerenciales - Libros y Revistas - VLEX 744435497

El exito del fracaso: casos de discontinuidad de iniciativas empresariales jovenes en el sector de software y servicios informaticos.

AutorDolores Dupleix, Mar
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A successful failure: case studies of business discontinuity among young businesses in the software and IT services industry

O sucesso do fracasso: casos de descontinuidade de iniciativas empresariais jovens no setor de software e serviços de informática

  1. Introducción

    La iniciativa empresarial como campo de estudio ha sido analizada desde múltiples ópticas (Veciana, 1999), y en la literatura del Emprendimiento se han planteado extensos debates en torno a la identificación de oportunidades, la creación, y el funcionamiento de las empresas en términos de creación de riqueza económica y éxito empresarial (Alvarez y Barney, 2004; Shane y Venkataraman, 2000; Zellweger y Sieger, 2012). Después de un extenso desarrollo teórico y empírico sobre el éxito en los negocios, y siendo necesario comprender todo el proceso empresarial, surgió el interés para ampliar el alcance de la investigación hacia "la otra cara de la moneda"; los casos no exitosos, estigmatizados desde la visión del fracaso empresarial (Shane, 2001).

    Respecto al estudio del fracaso, existen aún debates vigentes en relación con su conceptualización, los factores que lo causan, y sus efectos. En cuanto a su definición, a lo largo de los años ésta ha variado según como ha sido operacionalizada. En los inicios de su investigación se asoció directamente a parámetros financieros, como quiebra o insolvencia, dado que se estudiaban empresas consolidadas, y de gran tamaño. Luego, se amplió el alcance del concepto, y se consideraron otros criterios objetivos (basados en el desempeño) o subjetivos (basados en la percepción), dependiendo si se trataba de un análisis a nivel de la empresa o a nivel individual (Jenkins y McKelvie, 2016).

    Además de definirlo, los académicos pusieron el foco en identificar los factores que causaban el fracaso, para así poder predecirlo y evitarlo, dividiendo las causas en internas y externas al negocio. Dado que estos esfuerzos por determinar "culpables" no significó un gran avance en la búsqueda de respuestas a los interrogantes planteados, se enfocó la atención en estudiar los efectos o consecuencias del fracaso, en términos de los costos que generaba. Esta forma de abordar el fracaso en la literatura del Emprendimiento, enfocando sus esfuerzos en identificar aspectos negativos del mismo, contribuyó a su estigmatización y al estudio de sus causas y consecuencias de forma aislada, como componentes desconectados.

    Lo anterior convergió en una corriente emergente de investigación emprendedora que sugiere que es fundamental comprender la discontinuidad empresarial, en particular en negocios que se encuentran en etapas de gestación y desarrollo (Headd, 2003; Ucbasaran, Shepherd, Lockett y Lyon, 2013; Wiklund, Baker y Shepherd, 2010). En particular, Ropega (2011) sostiene que en las firmas de menor tamaño o en etapas iniciales de desarrollo es fundamental analizar el fracaso a partir de los mismos propietarios/gerentes.

    El presente estudio aborda la discontinuidad de iniciativas empresariales en etapas tempranas. Para esto, se describen iniciativas empresariales que no lograron "despegar", desde la perspectiva de los individuos, aplicando un enfoque de procesos, y contextualizándolas en la trayectoria de cada uno de ellos.

    Como método de investigación, se adopta un diseño cualitativo a partir de un estudio de casos múltiples descriptivo basado en historias empresariales (Yin, 2009), que permite describir y analizar los casos en profundidad, a partir de los significados que los individuos atribuyen a las experiencias vividas, y considerando el contexto en el que estas ocurrieron. Los datos son recolectados a través de entrevistas semi-estructuradas a 4 emprendedores del Polo Informático de Tandil (Argentina).

    Los resultados ofrecen numerosas contribuciones teóricas y metodológicas. En primer lugar, a diferencia de cómo ha sido estudiada previamente, la discontinuidad se aborda como un proceso, enlazando sus factores determinantes, síntomas, y consecuencias. Además, se amplía el alcance de la indagación, y se analiza el efecto de tales experiencias en la trayectoria de los emprendedores.

    Respecto a cuestiones metodológicas, respondiendo a llamados de atención de la literatura, se analizan iniciativas discontinuadas en etapas tempranas del ciclo empresarial, en las que la figura del emprendedor es clave, mediante un análisis a nivel individuo y un diseño cualitativo que permite investigar el fenómeno en profundidad desde la mirada de los individuos (Khelil, 2016). La adopción de este diseño se corresponde con el cambio de foco que recientemente se ha dado hacia los métodos cualitativos como el mejor mecanismo para comprender el fracaso empresarial (Byrne y Shepherd, 2015; Cope, 2011; Khelil, 2016; Mantere, Aula, Schildt y Vaara, 2013; Singh, Corner y Pavlovich, 2015).

    A continuación, se presenta el marco conceptual, seguido de la descripción de la metodología aplicada. En una sección posterior, se presentan los principales resultados, y finalmente, se ofrece una sección de conclusiones.

  2. Marco conceptual

    El presente trabajo pretende integrar dimensiones del fracaso estudiadas previamente de forma fragmentada y explicar la discontinuidad empresarial como un proceso. A partir de la literatura existente, a continuación, se presenta el concepto de fracaso, sus factores determinantes, síntomas, y sus consecuencias o efectos.

    2.1. Definición de fracaso

    En la literatura sobre Emprendimiento se realizó en sus inicios un gran esfuerzo por identificar cómo las empresas nacían y crecían, en una búsqueda constante de recetas "mágicas" para llegar al éxito. Mientras que, el estudio de qué pasaba en la etapa final de la vida de las empresas fue postergado. DeTienne y Wennberg (2016) sostienen que la etapa de salida termina de completar el ciclo empresarial, dado que cada nueva entrada tiene el potencial de convertirse en una salida.

    A pesar de que a lo largo de los años el estudio de la salida de las firmas logró convertirse en un dominio con identidad propia dentro de la literatura del Emprendimiento, aún existen interesantes debates por resolver. Por ejemplo, en relación con su conceptualización, dado el desafío que implica diferenciar los casos de salida de las empresas por distintos motivos y formas. Si bien en sus inicios era frecuente cometer el error de incluir bajo un mismo concepto salidas por ventas, fusiones, muertes, o voluntad de sus dueños (Headd, 2003; Singh, Corner y Pavlovich, 2007; Watson y Everett, 1996), con el tiempo se hicieron importantes esfuerzos por distinguirlos.

    En esta distinción es que se acuñó el término fracaso para identificar a los casos asociados a crisis financieras, diferenciando a las firmas que fracasaban de las que "salían", con base exclusivamente en objetivos financieros, es decir, el fracaso era operacionalizado como la quiebra o la insolvencia. Esto se debía a que se estudiaban firmas de mayor tamaño, consolidadas, incluso globalizadas.

    Entonces, surgió la necesidad de analizar qué sucedía en los casos de salidas de firmas micro, pequeñas y medianas y se cuestionó qué sucedía en los casos de salidas voluntarias de manera preventiva de firmas con bajos rendimientos, lo cual es mucho más frecuente que las firmas que se vuelven insolventes y llegan a la bancarrota (Thorburn, 2000; Wennberg y Lindqvist, 2010).

    Es por lo mencionado, que el fracaso ha sido asociado a múltiples significados y que, dependiendo de las variables consideradas, algunas definiciones son más amplias o más específicas, dependiendo de la utilización de criterios objetivos (basados en el desempeño) o subjetivos (basados en la percepción), y del análisis a nivel de la empresa o a nivel individual (Jenkins y McKelvie, 2016).

    Como se mencionó anteriormente, en este trabajo se opta por la idea de discontinuidad, dada la subjetividad implícita en el término fracaso, que ha sido fuertemente estigmatizado. En esta línea de pensamiento, Bates (2005) sugiere que debe abandonarse el hábito en el mundo académico y práctico de aplicar connotaciones negativas sin sentido crítico para referirse al cierre de pequeñas firmas, con términos como fracaso o "muerte"; y que es importante distinguir las razones por las cuales se discontinúa un emprendimiento, evitando agrupar bajo un mismo término conceptos heterogéneos.

    2.2. Factores determinantes

    Identificar los factores que desencadenan el fracaso implica encontrar "culpables", lo cual reviste complejidad, y depende en gran medida del enfoque adoptado. Durante mucho tiempo se mantuvo un intenso debate entre quienes sostenían que las acciones y decisiones de los individuos conducían al fracaso (Hambrick, Cho y Chen, 1996; Hambrick y Mason, 1984; Szilagyi y Schweiger, 1984), y quienes adjudicaban un papel determinista al entorno o ambiente, sobre el cual no tienen control los individuos, argumentando que el fracaso no es culpa de los emprendedores, sino que es causado por factores externos inevitables (McGahan y Porter, 1997; Rumelt, 1991). Así, los factores del fracaso se clasificaron en internos y externos.

    Numerosos académicos trataron de determinar cuáles eran predominantes. Jennings y Beaver (1995) se enfocaron en las empresas de menor tamaño y, en primer lugar, identificaron problemas inherentes a la dependencia entre el emprendimiento y el emprendedor, y la dificultad para separarlos, con consecuencias en todas las áreas de la organización. En segundo lugar, destacaron las causas relacionadas con la falta de financiación y una débil administración y, en tercer lugar, señalaron la confusión que los emprendedores generan entre las causas y los síntomas del fracaso, afectando la toma de decisiones y obstaculizando la resolución de problemas.

    Theng y Boon (1996) probaron empíricamente que los factores endógenos eran significativamente más importantes que los factores exógenos, e identificaron 6 factores claves: altos gastos operativos; falta de capital; visión miope del futuro; falta de control...

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