El fin del debate en torno al constitucionalismo y la democracia - La constitución de la democracia - Libros y Revistas - VLEX 950131539

El fin del debate en torno al constitucionalismo y la democracia

AutorJoel I. Colón Ríos
Páginas18-53
CAPÍTULO 2
EL FIN DEL DEBATE EN TORNO AL CONSTITUCIONALISMO Y LA
DEMOCRACIA{*}
Hay algo extraño en la literatura producida por teóricos
constitucionales norteamericanos a finales del siglo xx acerca de
la relación entre el constitucionalismo y la democracia. El
problema siempre tuvo dos raíces: un énfasis excesivo en la
aparente ilegitimidad de la revisión judicial{1} y una insistencia en
defender la legitimidad del orden constitucional vigente. Por una
parte, el énfasis en la revisión judicial usualmente tendía a
obscurecer lo que siempre debió haber sido el punto central del
debate -la pregunta acerca de si los ciudadanos{2} ordinarios
deben o no tener la facultad de re-constituir el ordenamiento
jurídico en el cual viven, mediante procedimientos democráticos.
Por otra parte, estos teóricos raramente proponían cambios
institucionales importantes en las constituciones de sus países
(con la excepción de proponer ocasionalmente la abolición de la
revisión judicial). Dicho de otra manera, el debate se caracterizaba
por tener finales felices, en los cuales el constitucionalismo y la
democracia eran siempre presentados como dos lados de la
misma moneda. Esto siempre fue particularmente sorprendente,
pues es difícil pensar que no existen maneras de alterar el
'balance' entre el constitucionalismo y la democracia a favor de
esta última.
De hecho, sería asombroso que tradiciones constitucionales
originadas en intentos de proteger determinadas instituciones de
las pasiones de multitudes desorganizadas no dejaran nada que
desear desde el punto de vista de la democracia. Con fines tan
poco ambiciosos, no debe sorprender a nadie que este debate
parezca haberse estancado. Podría ser tentador decir que detrás
del no reconocimiento de un conflicto real entre estos dos ideales
y de la ausencia de propuestas dirigidas a proveer mayores
oportunidades para la participación popular en la producción de
las leyes fundamentales, se esconde un profundo temor a lo que
podría resultar del envolvimiento de la ciudadanía en el cambio
constitucional. Así, esas teorías estarían en el fondo
caracterizadas por una desconfianza en la habilidad de los
ciudadanos ordinarios de tomar parte en discusiones sobre
principios; no serían otra cosa que ideas presentadas por juristas
insuperablemente apegados a la 'belleza' de la interpretación
judicial, académicos que por alguna razón asumieron la
responsabilidad de encontrar argumentos que apoyaran la
permanencia de la constitución vigente.
Pero esto no sería justo: los teóricos constitucionales activos
en este debate (incluidos aquellos cuyos trabajos consideraré en
este capítulo) indudablemente estaban comprometidos con alguna
versión del ideal democrático. Quizás los propios contornos del
debate evitaron que asumieran posiciones más fuertemente
democráticas, aunque en algunos casos esta actitud fuese el
resultado de un compromiso político con el liberalismo
constitucional puro y fuerte; su esplendor anti-populista en su
máxima expresión. Ahora bien, este capítulo no tiene el objetivo
de descubrir las verdaderas causas detrás de este aparente déficit
de entusiasmo democrático. Nuestro propósito es explorar las
principales tendencias del debate, identificar sus limitaciones, y
comenzar a construir los pilares básicos de una teoría
constitucional decidida y firmemente democrática. Una teoría
constitucional conforme a la cual los ciudadanos son atribuidos
con la posibilidad real de convertirse en protagonistas de
transformaciones constitucionales importantes. De este modo, el
capítulo presenta una aproximación a la relación entre el
constitucionalismo y la democracia que hace énfasis en la
participación popular y que aspira a la realización de la
democracia en los sistemas constitucionales contemporáneos.
Con estos fines, el capítulo comienza con una breve
introducción al referido debate y con un examen de la obra de
Ronald Dworkin, Jeremy Waldron, y Bruce Ackerman{3}. El
pensamiento de estos tres autores sobre el mayoritarismo, la
revisión judicial, y la reforma constitucional, ejemplifica las tres
tendencias principales en la literatura sobre el constitucionalismo
y la democracia{4}. En el trabajo de estos tres autores podemos
identificar las limitaciones del debate (pero, como veremos, sus
ideas también nos permiten descubrir maneras de llevar al debate
a un terreno plenamente democrático). Las implicaciones de la
teoría constitucional de Dworkin, por ejemplo, pueden ser
mortales para cualquier proyecto democrático: la potencial

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR