Gaitán, del país político al país nacional - 9 de Abril de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 708059813

Gaitán, del país político al país nacional

Jorge Emilio Sierra Montoya (*)

Jorge Eliécer Gaitán distinguía entre la política en grande y la política en pequeño, encarnadas respectivamente por el político (con quien él, como es obvio, se identificaba) y el politiquero que reduce la política —observaba en tono crítico, demoledor— a “su simple aspecto inmediato, transeúnte y mecánico”, con la cual solo busca “logros inmediatos para los intereses económicos, personales o simplemente electorales de pequeñas camarillas”. A su modo de ver, en la política nacional se impone, por desgracia, la falsa política, la de los politiqueros, al girar en torno a las elecciones con el único propósito de conquistar las curules para los distintos aspirantes, lejos de abordar los verdaderos problemas de la comunidad. Se trata, pues, de un engaño al pueblo o traición a la democracia, sistema político proclamado por unos y otros, por liberales y conservadores, apenas como señuelo electoral y con la demagogia del caso. O sea —tal era su conclusión—, la actividad de nuestros políticos se limita a pensar en función de las elecciones, a estar en campaña permanente e ir en busca del pueblo no para conocer sus necesidades ni para tratar de resolver sus problemas, sino para garantizar su elección. Y, alcanzado tal propósito, ellos se olvidan del pueblo al asumir los puestos de dirección, dedicados de lleno a la política de salón y aislados de los problemas nacionales, hasta la hora de volver al círculo vicioso de asegurar su reelección a través del respaldo popular: “El mandato, instrumento insustituible de la voluntad democrática, termina precisamente —decía— cuando debiera comenzar al día siguiente de los comicios electorales”. Un drama histórico Gaitán, en cambio, se presentaba como el abanderado de la política en grande, enfrentado a la política en pequeño a que acabamos de referirnos, a los politiqueros o, si se quiere, al que llamaba país político, para el cual “la política es mecánica, es juego, es ganancia de elecciones, es saber a quién se nombra ministro y no qué va a hacer el ministro”. “Es plutocracia, contratos, burocracia, papeleo lento, tranquilo usufructo de curules y el puesto público concebido como una granjería, no como un lugar para contribuir a la grandeza nacional”, agregaba, rematando sin rodeos: “Para nosotros, es distinto”. En esta cita ya es clara la oposición entre el país político y el país nacional, conviviendo ambos en Colombia de manera simultánea pero con un dominio manifiesto del...

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