Gays corrieron a casarse': normalización de relaciones gay y lésbicas - Hasta que el amor les dure. Debates en torno a las parejas del mismo sexo en el contexto colombiano - Libros y Revistas - VLEX 934589557

Gays corrieron a casarse': normalización de relaciones gay y lésbicas

AutorCésar Augusto Sánchez Avella
Páginas136-168
“GAYS CORRIERON A CASARSE”75: NORMALIZACIÓN DE
RELACIONES GAY Y LÉSBICAS
¿ Qué cosa es el amor?
Medio pariente del dolor,
Que a ti y a mí no nos tocó,
Que no ha podido, ni ha querido, ni ha sabido.
Por eso no estás conmigo,
Por eso no estoy contigo.
A NADIE”, LILIANA FELIPE
HAN sido muchas tardes en las que, tomando un café, he
conversado con mis amigos sobre nuestros problemas,
preocupaciones, dudas, sueños y proyectos de vida. Como resulta
inevitable, terminamos hablando de cuestiones afectivas, que
atraviesan para mal o para bien nuestra cotidianidad. Hablamos de
ilusiones y también de decepciones; de fracasos amorosos, pero
también de triunfos; de la pareja ideal y de la relación soñada. Todos
coincidimos en que deseamos que nuestros proyectos de vida puedan
ir de la mano con una relación afectiva, mas no que una relación
afectiva sea nuestro proyecto de vida. Esta, al parecer, es una cuestión
que hace ref‌lexionar a muchas personas de mi generación,
especialmente a quienes tienen metas profesionales o académicas
def‌inidas. El caso de gays, lesbianas y bisexuales no es muy distinto del
de los heterosexuales, pues compartimos espacios y anhelos con ellos
y ellas, pese a que nuestras relaciones no cuenten con la misma
visibilidad y aceptación social. Sin embargo, aunque haya similitudes,
es innegable que los vínculos emocionales entre personas con
orientaciones sexuales no normativas encuentran muchos más
obstáculos que los basados en la heterosexualidad. De eso dan cuenta
nuestras conversaciones cotidianas, que van desde la dif‌icultad de
conocer a una persona con nuestra orientación e intereses, pasan por
la tensión surgida en la familia cuando un novio o novia ‘no deseado’
aparece y llegan a la gran dif‌icultad de sostener una relación en
ambientes laborales y sociales homofóbicos.
Desde que acepté y verbalicé mi orientación sexual, empecé a
conocer personas para entablar una relación sentimental, y así contar
con una compañía afectiva y sexual estable, tal como lo habían hecho
mis padres, mis familiares, mis amigos, mis conocidos, quienes
transitaban por la calle, quienes conducían autos, quienes viajan en
bus, la gente que aparece en los libros, en las películas, en las novelas,
en las revistas. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en el caso de
los y las heterosexuales, para las personas con otras orientaciones
puede resultar mucho más difícil encontrar pareja en espacios
ordinarios sin exponerse a fuertes manifestaciones de odio y rechazo.
A veces es necesario limitar la búsqueda a espacios que se han
establecido como ‘convencionales’ para gays y lesbianas, como los de
homosocialización físicos (bares y cafés) y virtuales (chats y redes
sociales de citas). Aunque por momentos esa clandestinidad pueda
parecer emocionante, para algunxs suele tomar un matiz melancólico.
Posiblemente, desde mi experiencia y la de otras personas gay,
lesbianas y bisexuales, la tristeza llegue no solo por la decepción
amorosa en sí misma, sino por los grandes obstáculos que se erigen en
nuestra cotidianidad para expresar abiertamente el amor que sentimos
por otro hombre —u otra mujer—, por esa percepción interiorizada de
estar haciendo algo malo, sucio y reprochable.
Pese a haber encontrado hasta el momento a personas muy
especiales, que me han hecho vibrar y sentir que vale la pena esperar
años por un beso cálido y genuino, es preciso reconocer que nuestras
relaciones aún se encuentran al margen, que nuestra afectividad aún
debe resguardarse en las sombras de lo íntimo. Sin embargo, esa ha
sido precisamente una de las razones por las cuales la causa del
reconocimiento de derechos para las parejas del mismo sexo ha
contado con un respaldo tan signif‌icativo, incluso por parte de
personas que se identif‌ican como heterosexuales. Detrás de la
esperanza por la consagración de las mismas garantías legales para las
relaciones de gays y lesbianas que ya ostentan las uniones
heterosexuales se encuentra un anhelo de aceptación y respeto por
parte de la sociedad a la forma en la cual muchos de nosotros vivimos
nuestra afectividad y sexualidad.
A lo largo de este recorrido por las representaciones de parejas del
mismo sexo en la prensa de los últimos años, he podido observar no
solo una explosión de visibilidad de las uniones de gays y lesbianas, y
que se vienen conf‌igurando ciertas subjetividades a partir de la
representación de tales parejas, sino que se está incluyendo en lo
‘normal’ a sujetos que no hace mucho tiempo eran considerados
abyectos. En este tercer capítulo pretendo abordar el tema de la
normalización76 de las relaciones gay y lésbicas, para lo cual analizaré
tres notas de prensa que dan cuenta de tres aspectos íntimamente
relacionados con este debate. En la sección denominada “Marido y
marido, mujer y mujer”, analizaré una nota que cubrió los primeros
matrimonios entre parejas del mismo sexo en Argentina, de donde se
desprenden varias ref‌lexiones en torno al lugar que ocupa el
matrimonio igualitario en la agenda pública y quiénes se verían
benef‌iciados de este. En “¿Así somos?”, analizaré un artículo que
presenta un estudio sobre los hábitos y preferencias de ‘los
homosexuales colombianos’, el cual abre múltiples interrogantes en
torno a la intención de diversos sectores económicos de establecer un
nicho del mercado especializado para gays y lesbianas. En “La vida es
una bacanal” abordaré una nota de prensa que cubre los pormenores
de la película “Shortbus”, de John Cameron Mitchell. Esa nota destaca

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