Gobierno y poder pastoral
| Autor | Sebastián Rodríguez Cárdenas |
| Páginas | 105-113 |
1. Gobierno y poder pastoral
A la par que los dispositivos de seguridad tomaban
preponderancia, las preguntas por la soberanía comenzaron a cesar
para dar paso al problema del gobierno. La diferencia entre un
problema y otro radica en que, mientras la teoría de la soberanía
está ligada profundamente a los conceptos del derecho público:
Estado, territorio, leyes; la teoría del gobierno se funda en
materiales económicos que, como primer rasgo característico, se
separan del problema del territorio y se fundan en los movimientos
de la riqueza, en la administración de las finanzas y, literalmente, en
la oikonomia como ordenación de la familia.
Para diferenciar gobierno y soberanía , Foucault recurre,
además de la literatura medieval, a la literatura anti-maquiaveliana
que naturalmente implica la consideración literaria de Maquiavelo,
según la cual el arte de gobernar, que se proponía ilustrar
Maquiavelo a Lorenzo de Médici, no da cuenta de lo que el gobierno
significa realmente, sino que toma como basamento el concepto de
soberanía.
De acuerdo con Foucault, lo que Maquiavelo proponía en su
teoría de los príncipes y de los principados era una discontinuidad
fundamental entre el poder del soberano y el territorio donde dicho
poder se ejerce: «El lazo que lo une a un principado es un lazo de
violencia o de tradición» (Foucault, 2007, p. 115) comenta, a
propósito de los primeros capítulos de El Príncipe, y agrega que
dicho lazo es «puramente sintético: no hay pertenencia fundamental,
esencial, natural y jurídica entre el príncipe y el principado» (p. 116).
En contraste, lo que se proponen los teóricos antimaquiavelanos
del gobierno es mostrar una continuidad entre los núcleos o nodos
que conforman la red de poder que comanda el soberano. Se trata
de una continuidad «ascendente» que vincula la moral como
gobierno de sí mismo, la oikonomia como gobierno del hogar y de la
familia, y la administración estatal como última forma de gobierno
que es propia de la política (Foucault, 2007, pp. 118-119). Por otra
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