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Historias desde el purgatorio: la espera de la vida y la vida como una espera

AutorEdimer Leonardo Latorre Iglesias
Páginas89-146
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COMUNICACIÓN, MEMORIA Y RESILIENCIA
Edimer Leonardo Latorre Iglesias
Capítulo 5
HISTORIAS DESDE EL PURGATORIO: LA ESPERA DE
LA VIDA Y LA VIDA COMO UNA ESPERA
Pivijay y Playón de Orozco
Alberto: …lo echaron para el montón, lo sacaron
y lo mataron…
Edith: …esa historia la he contado más de 100
mil veces…
Alberto: Bueno allá llegaron los paramilitares, unos 60 por ahí, me dicen, y reunieron
el pueblo.
El 9 de enero del 99, llegaron a la plaza y reunieron el pueblo y dijeron: hombre
pa un lado mujeres para el otro, los apartaron, los separaron, y ahí comenzaron a
sacar, sacaron 27 personas. A mí me contaron, sacaron 27 personas, entonces ahí
las hicieron en 4 grupos, y los fueron separando y los fusilaron. Ellos llegaron con
una lista, de 2 personas, llegaron buscando a Julio de la Cruz de la Cruz y a Ramón
García.
Ramón estaba ahí, Ramón de la Cruz, ese Ramón de la Cruz estaba ahí, entonces,
el otro si no, De la Cruz no estaba ahí, entonces sacaron la gente y la comenzaron
a…ahí fue cuando la separaron por grupos, en 4 grupos y de ahí los llevaron y los
fusilaron a todos.
No sabemos, como ellos dejaron un grupo en la iglesia, el resto del pueblo quedó
en la iglesia, y uno… y habían hombres con granadas y fusiles custodiándolos, 28
personas asesinadas, sí porque ya después que se llevaron las 27 vinieron a la iglesia y
preguntaron por la promotora y la sacaron, ese día había un bautizo, ella era la mamá
de la pelá que iban a bautizar y entonces ella iba a hacer una fiesta, cuando llegó la
gente, y después que ya se llevaron los 27, es que vienen por ella, y se la llevaron,
a ella fue la primera que mataron. A ella le echaron ácido, porque ella no llegó a la
casa, la mataron cerca de la escuela, como a 20 metros donde estaba la iglesia, donde
estaba el otro grupo encerrado.
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El hijo mío estaba vacunando un ganado, cuando venía estaba la vaina esa ahí
con los trabajadores, los trabajadores y él, bueno también lo echaron para el montón.
Sí sí sí, lo echaron para el montón, lo sacaron y lo mataron, y a 2 trabajadores. Estaba
estudiando odontología.
Ese era el bloque de Esteban, realmente como ellos andaban por todas partes. Al
día siguiente, y en la noche, todo mundo salió corriendo y dejaron el pueblo solo, sí.
Ahí no llegó nadie, nadie, nadie, nadie.
A petición del señor Alberto nos desplazamos en su vehículo hasta Playón de
Orozco y ahí entrevistamos a Edith.
Edith: Ya esa historia la he contado más de 100 mil veces, (Risas). Uf, cada vez
que viene la Fiscalía, Acción Social. Uf, y ni quiero acordarme de eso. Porque no, ya
no quiero revivir eso más. Sí, y ahora que vino Acción Social, también querían otra
vez y yo: nombe, ya eso ya es lo mismo, (Risas).
Yo dije que ya, que uno tenía que seguir adelante y uno no podía hacer nada ya,
porque si uno hubiera podido hacer algo, me parece que no hubiera pasado lo que
pasó. Yo perdí un hermano y 7 sobrinos. Ese día que pasó eso nosotros estábamos
aquí en la casa, yo estaba lavando, cuando ellos llegaron. Eran como las 11, yo vi que
donde los carros iban, pero yo dónde me iba a imaginar que eran ellos, y por ahí
entraron 2, ahí en esa vuelta tenían un caballo, ese caballo se la pasaba corriendo,
y yo cuando ellos venían yo dije: ay ya ese caballo está corriendo detrás de alguna
yegua, cuando lo vi, yo me quedé sorprendida, yo dije: 2 hombres vienen ahí armados,
vinieron de civil, ellos no vinieron con uniforme, vinieron de civil, entonces nosotros
tratamos como de correr cuando los vimos y nos dijeron; ¡no no no corran que
nosotros venimos es a hacer una reunión na más, y es breve, no es que van a durar
tanto!, entonces yo estaba así, sin chancletas, entonces yo vine y le dije: espérese pa
coger las chancletas y cambiarme, porque ajá, si van a hacer una reunión, yo como me
voy a ir así; no tranquila váyase así como está, que no van a durar mucho, es breve la
reunión; todavía me acuerdo como si fuera hoy pues.
Entonces nosotros salimos así, la señora de él con los niñitos y la hija mía que
también estaba aquí, ella vive en Barranquilla; cuando yo iba por ahí a mí me quisieron
como atacar los nervios, entonces uno me dijo: ¡camine si no quiere que le parta las
patas!, yo le dije: ¡ay ¿yo que le estoy haciendo a usted que me va a partir las patas?!,
si yo estuviera haciendo algo de pronto, pero simplemente a mí me han atacado los
nervios porque yo nunca había visto un grupo armado aquí, como los estoy viendo
ahora a ustedes, entonces el otro le dijo: ¡hey hey deja de estar amenazándola, que
a nosotros no nos han mandado a amenazar!, entonces nosotros seguimos; cuando
llegamos a la plaza fue que vimos ese gentío que habían como 40, entonces nos
tenían ahí en la plaza.
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COMUNICACIÓN, MEMORIA Y RESILIENCIA
Edimer Leonardo Latorre Iglesias
Ellos preguntaron ahí por unos nombres ahí, que no cuadraban, entonces
después ellos nos dijeron que ellos habían venido y preguntaban que si había estado
la guerrilla, unos decían que ajá, que aquí venían unos grupos que uno no sabía si
eran guerrilla o eran ellos, o eran soldados, entonces unos dijeron que porque ahí
en la iglesia estaban esos nombres de las Farc, entonces unos dijeron: no es que una
vez aquí vinieron unos que nosotros no sabíamos si eran ellos, y escribieron eso en
la iglesia.
Bueno, después ellos se pusieron ahí a decirnos que si nosotros conocíamos los
grupos que venían, y nosotros le dijimos que no, que cualquiera podía venir aquí
y podía decir que era lo que ellos quisieran, bueno ya después entonces se ponían
a decirnos, ah porque casi todo el mundo estaba descalzo, entonces nos ponían a
decirnos que, ah nosotros nos estamos quemando, porque con ese sol, nos tenían en
la mitad del sol. Entonces no háganse el cargo que están en la playa, que cuando van
al mar la arena está caliente y se queman y no pasa nada, háganse ese cargo.
Bueno después ya nos tenían ahí y fueron ya, llamaron a uno ahí, pa atrás de la
iglesia, hablaron con él, después que ya lo llamaron a él, comenzaron a ir llamando
los que mataron, pero no llamaban por el nombre, si tenía la camisa roja, le decían:
ven camisa roja. No era así como llamarlo por los nombres, sino que los llamaban
como a ellos les daba la gana, el apodo que ellos les daba la gana de ponerle, el que
estaba con la cabeza rambá, le decían: ¡hey ve cabeza rambá echa pa ca!, y los fueron
llamando pa atrás del puesto de salud, de ahí del puesto de salud, fue que formaron
los grupitos pa llevárselos pa donde los mataron.
Los mataron fuera del pueblo, pero nosotros sentimos cuando ellos…se oían los
tiros. A una parte la tenían encerrada en el puesto de salud, y a nosotros nos tenían en
la iglesia con candao, cuando ya salimos de ahí fue porque el compadre Carlos Calvo
le metió el pie a la iglesia y sacó la argolla esa donde iba el candao y así fue cuando
ellos dijeron: ¡no ya se fueron, vamos a ver qué pasó!, fue cuando comenzamos a ver
los muertos.
Tenían tiros en la cabeza, los cogían así desde las piernas hasta a muchos los
cogieron –los regaban de tiros-.
Ese día había bautizos aquí, había bastantes bautizos, y había fiesta. Carmen,
la promotora de salud, ella estaba bautizando un hijo también, sí un hijo de ella
también, y ella cuando estábamos dentro de la iglesia, preguntaron que quién era la
promotora de salud, y ella enseguida hizo así y la llamaron, a ella la mataron en todo
el colegio.
A ella no la quemaron ¿verdad?
Hijo: Sí, pero fue con ácido.

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