Imaginario y conflicto: determinadores en la construcción de lo real - Núm. 27, Julio 2007 - Revista de Derecho de la División de Ciencias Jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 51601239

Imaginario y conflicto: determinadores en la construcción de lo real

AutorViridiana Molinares Hassan/Camilo Madariaga
CargoAbogada/Doctor en Educación, Universidad del Humanismo Cristiano, Chile
Páginas168-183

    Artículo resultado de la investigación "Descripción de los imaginarios sociales sobre el conflicto social de los pobladores del barrio La Paz de la ciudad de Barranquilla" financiada por la Universidad del Norte.


Viridiana Molinares Hassan: Abogada, Especializada en Negociación y Manejo de Conflictos, Estudios Políticos y Económicos, Magíster en Desarrollo Social de la Universidad del Norte de Barranquilla. Profesora del Área de Derecho Público y coordinadora de Postgrados de la División de Ciencias Jurídicas de la misma universidad. Correspondencia: Universidad del Norte, Km 5, vía Puerto Colombia, Barranquilla (Colombia). vmolinar@uninorte.edu.co

Camilo Madariaga: Doctor en Educación, Universidad del Humanismo Cristiano, Chile. Especialista en Diseño y Evaluación de proyectos, Universidad del Norte. Psicólogo, Universidad del Norte. Subdirector Proyecto Costa Atlántica, Fundación Bernard Van Leer, Universidad del Norte. Investigador asociado al CIDHUM.

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Introducción

La realidad se construye a partir de la percepción de los sujetos, de forma que vivimos en un solo mundo pero existen tantos mundos como personas y grupos sociales se constituyan a partir de la lengua, la comunicación, la escritura, los cuentos, la narrativa, la forma de sentir, de recordar, de odiar, las ilusiones y las tristezas. Por lo tanto, la construcción social es inacabable, dinámica y permeada por múltiples aspectos objetivos y subjetivos; lo imaginario profundiza en lo subjetivo, y se concibe como representaciones (mitos, memorias, arquetipos) que una determinada sociedad o comunidad tiene de sí misma y de otras.

A través del imaginario social una comunidad designa su identidad; elabora una representación de sí misma, marca la distribución de los papeles y los roles sociales, expresa e impone ciertas creencias. Esa identidad colectiva marca un territorio y define las relaciones con los otros (Ford, 1999).

Jean Chateau (1976) afirma que los estímulos perceptivos no son más que ocasiones para construir edificios imaginarios; y gracias a esos edificios imaginarios podemos finalmente comprender mejor lo real, al tiempo que Juan Luis Pintos (1995) expresa que los imaginarios hacen visible la invisibilidad social.

La percepción está en la mente de las personas, no en la realidad objetiva (Tobón, 1994), de forma que cada sujeto ve lo que quiere ver, y realiza su propia lectura de hechos de acuerdo con sus códigos perceptivos. Junto a la percepción, la emoción, entendida como el mundo interior de sensaciones personales, y la comunicación, que son los canales o sistemas a través de los cuales socializamos, se crea la realidad objetiva, que a la vez es permeada por la imaginación, facultad humana que provoca la creación de supuestos escenarios irreales que posteriormente se pueden materializar.

Por ello se puede afirmar que un día el hombre imaginó caminar en la Luna y luego caminó; imaginó construir vías de alta velocidad y hoy son realidad; Tomas Hobbes imaginó un Estado Civil, es decir, una organización social ordenada por leyes que limitaran las libertades y el ejercicio del poder, y hoy el Estado es una realidad política. Por todo esto Page 169 es por lo que Castoriadis (2002) afirma que la historia del imaginario es la historia de la humanidad y no se puede describir una sociedad si no se parte de sus imaginarios sociales, que son las construcciones colectivas previas que dan vida a las relaciones sociales concretas.

Esta investigación estudió el imaginario sobre el conflicto social como determinador en la creación de lo real.

1. Imaginario

Lo imaginario corresponde a una imagen que tiene implícito un significado, este significado constituye un sistema de referencias que contribuyen a interpretar y representar; en este proceso cognoscitivo se trasciende el mundo de lo visible y se crea lo real a partir de lo simbólico; esto por cuanto es imposible conocer la realidad tal cual es, ya que conllevaría a asumir al individuo como igual a la colectividad, y con ello lo despojaríamos de la carga personal e intransferible representada por la historia familiar, educacional, social y, de igual forma, homogeneizaríamos a las distintas comunidades.

Los imaginarios sociales están asociados a un momento histórico y cristalizan creencias, intereses, normas y valores, se constituyen en metáforas de creación instantánea y constantes que dicen algo nuevo sobre la realidad. La evolución de la tecnología a partir de películas de cine como Stars Wars dan testimonio de que la imaginación crea realidades y evoluciona de acuerdo con las realidades y necesidades que va creando.

Los imaginarios sociales siempre son contextualizados, ya que les es propia una historicidad caracterizante (Baeza, 2000). Dando origen a las distinciones entre grupos sociales, inclusive se crean a partir del ambiente físico, la geografía, la luz y la oscuridad. La realidad del Caribe colombiano descrita en las innumerables obras de Gabriel García Márquez es entendida por los europeos como realismo mágico, porque no es posible ubicar la realidad descrita en su contexto, mientras que en los países latinoamericanos es la realidad cotidiana creada a partir de la imaginación.

El imaginario social no es una invención individual, se presenta en un momento social histórico concreto en actos reales, individuales o colectivos (Erreguerena, 2002).

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Heléne Vedrine (1990) ha definido el imaginario social de esta manera:

Es un dominio fundamental de la vida social que remite al orden del mito como ordenador de la realidad. Su génesis descansa en la imaginación, facultad humana que lejos de ocupar un lugar accidental en la dinámica consciente del ser humano, se encuentra presente en el interior de todos los ámbitos del saber.

El filósofo francés Gastón Bachelar (1976) en la "Poética del Espacio" analiza el sentido vivencial, espiritual y simbólico del espacio, que nos sirve para ilustrar el proceso de formación de los imaginarios en cuanto trascienden la significación del objeto material y que sirve de evidencia de cómo se hace visible lo invisible y de cómo la imaginación crea realidades.

Plantea que el interior de una casa adquiere un sentido real o imaginario de intimidad, de secreto o de seguridad a causa de las experiencias que aparecen apropiadas para ese interior. El espacio objetivo de una casa (sus esquinas, sus pasillos, su sótano, sus habitaciones) es mucho menos importante que la calidad con la que está dotado poéticamente y que en general es una cualidad con valor imaginario o figurativo que podemos nombrar y sentir: así, una casa podrá estar embrujada, podrá sentirse como un hogar o una prisión, o podrá ser mágica.

Los imaginarios sociales guían la creación de formas y figuras que permiten dar respuesta a los grandes interrogantes del hombre. No en vano afirma el escritor colombiano Ramón Molinares Sarmiento (2004) que la muerte es tan terrible que los dioses decidieron hacerse inmortales. A partir de esta afirmación surge el interrogante respecto a si los hombres hemos inventado a los dioses; de ser así, son el producto de la imaginación necesario para algunos que soportan la existencia a partir de la fe en un dios que puede otorgarles una vida mejor, inclusive después de la vida.

Como ya se anotó, Castoriadis (2002) sostiene que la historia de la humanidad es la historia del imaginario humano y de sus obras; reseña que Aristóteles resaltó la fuerza de la imaginación cuando se refirió a que el alma no piensa nunca sin fantasma, o sea, sin representación imaginaria; y que Kant en la Crítica a la razón pura también resalta el papel de lo que Page 171 él llama imaginación trascendental, o sea, la imaginación requerida para que pueda abarcar el conocimiento cierto y no empírico.

Afirma además que las significaciones imaginarias sociales como las instituciones se cristalizan o se solidifican, y es lo que llamó el imaginario social instituido. Este último asegura la continuidad de la sociedad, la reproducción y la repetición de las mismas formas, que regulan la vida de los hombres y permanecen allí hasta que un cambio histórico lento o una nueva creación masiva venga a modificarlas o a reemplazarlas radicalmente por otras formas (Castoriadis, 2002, p. 96).

El imaginario social concebido por Castoriadis no es la representación de ningún objeto o sujeto. Es la incesante y esencialmente...

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