La importancia de fomentar la cooperación internacional en la utilización y exploración del espacio ultraterrestre - Núm. 10, Diciembre 2013 - Revista de Derecho, Comunicaciones y Nuevas Tecnologías - Libros y Revistas - VLEX 514190466

La importancia de fomentar la cooperación internacional en la utilización y exploración del espacio ultraterrestre

AutorValentina Varela Martínez
CargoEstudiante de Derecho, próxima a graduarse (Diciembre de 2013) de la Universidad Javeriana Cali
Páginas2-18

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Introducción

Desde que el término existe, la cooperación internacional siempre ha hecho referencia al trabajo en comunidad y a la unión de esfuerzos y recursos entre los diferentes países del mundo que deciden colaborar en la ejecución de proyectos y nuevas estrategias que, después de un tiempo de dedicación, les representan beneficios, sobre todo a nivel de desarrollo. Tradicio-nalmente, los campos cubiertos por la cooperación internacional han sido aquellos relacionados con la salud, la educación, las condiciones ambientales y las desigualdades que se presentan en el ámbito social y económico.

Sin embargo, como producto de los múltiples adelantos científicos y tecnológicos, y con ellos, las dificultades en nuevas áreas del derecho, ha sido necesario que el concepto de cooperación internacional también sea utilizado para regular todos los eventos que suceden más allá de los 100 km sobre el nivel del mar, o en otras palabras, aquellos que tienen lugar en el espacio ultraterrestre.

I La cooperación internacional en el marco de las relaciones internacionales

Para nadie es un secreto que la globalización ha sido uno de los temas más cotizados en varios de los debates internacionales de los últimos tiempos. Aun cuando no existe una "definición exacta y ampliamente aceptada" (Banco Mundial, 2000, párr. 2), este fenómeno ha sido in-terpretado por diversas organizaciones internacionales. El Banco Mundial, por ejemplo, lo sitúa en un ámbito puramente económico, al sostener que: "en los últimos años una parte de la actividad económica del mundo, que aumenta en forma vertiginosa, parece estar teniendo lugar entre personas que viven en países diferentes" (Banco Mundial, 2000, párr. 2). Por otro lado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) no sólo ha reconocido el vínculo que indudablemente tiene la globalización con la economía, sino que también la ha asociado con la "creciente gravitación de procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial (CEPAL, 2002, párr. 1).

Así como no existe un acuerdo en relación a su interpretación, también se presenta una disputa respecto de los efectos de la globalización. En este sentido, hay quienes sostienen que son más las ventajas, mientras otros hacen énfasis en sus efectos negativos. Quienes se inclinan por los riesgos y las repercusiones desfavorables resaltan el incremento de la desigualdad entre países y el aumento del desempleo (Mayoral, (s.f.)). Sumado a eso, sobresale la inestabilidad que a nivel comercial y financiero termina excluyendo a los países que no están preparados para asumir las demandas del mundo contemporáneo.

Es en medio de este amplio panorama que surge la necesidad de lograr interacciones, de todo tipo, entre los diferentes países del mundo que estén dirigidas a obtener un mayor crecimiento y progreso social (Espinosa Acuña y Vaca González, 2012, Comercio Exterior, Cooperación In-

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ternacional y Progreso Técnico desde la Teoría del Desarrollo Económico de la CEPAL y de Raúl Prebisch, p. 31) dando origen a lo que hoy se conoce, en el marco de las relaciones internacionales, como la cooperación Internacional.

Por medio de estas interacciones y del ejercicio de la ayuda mutua, los distintos países luchan por reducir la desigualdad social y económica y mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes, sobre todo la de aquellos que pertenecen a los sectores más vulnerables y para ello buscan "lograr mayores niveles de inversión en investigación y tecnología capaces de influir en la generación de industria, producción y desarrollo sostenible"(Espinosa Acuña y Vaca González, 2012, p. 31).

Al respecto, los Estados que han entrado a conformar esta dinámica, han decidido incorporar en su legislación interna una serie de principios y normas orientadas a fortalecer la asistencia mutua, la complementahedad y el respeto por "los bienes públicos globales" como es el caso de la paz, la seguridad, la justicia, la democracia y la sostenibilidad ambiental"(Espinosa Acuña y Vaca González, 2012, p. 32).

II La cooperación internacional en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre
A ¿Por qué debe haber cooperación en el espacio ultraterrestre?

Son muchas las razones que podemos citar para afirmar que en todo el ejercicio de la actividad que se desarrolla en el marco del espacio ultraterrestre debe existir un clima de cooperación. Sin embargo, es preciso señalar dos de ellas:

La primera tiene relación directa con la evolución que ha tenido la actividad en el espacio ultraterrestre, que básicamente ha trascendido de "la etapa exploratoria a la del uso práctico del mismo" (Consejo de Estudios Internacionales Avanzados, 1981, Mesa redonda sobre solución de controversias en derecho espacial, p. 9). Al principio, los Estados centraron todos sus esfuerzos en explorar ese nuevo universo al que habían podido acceder. En ese momento, la preocupación solo consistía en establecer un orden y una manera de guiar las relaciones, de allí "que el Tratado del Espacio pudo en gran medida adoptarse y obtener una amplia ratificación" (Consejo de Estudios Internacionales Avanzados, 1981, p. 10). No obstante, hoy en día, superada la fase exploratoria y estando vigente la etapa práctica de los adelantos a nivel de la ciencia y la tecnología, las preocupaciones son otras. Debido a la participación de nuevos Estados y a la constante competencia de las viejas potencias, actualmente los esfuerzos se concentran en los diferentes intereses políticos

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y económicos que tienen cada uno de los Estados y que son los que impiden, precisamente, los nuevos consensos. (Consejo de Estudios Internacionales Avanzados, 1981, p. 10).

La segunda razón, hace referencia a que en el espacio ultraterrestre existen aspectos como la órbita de los satélites geoestacionarios que se caracterizan por ser recursos únicos y limitados. Por esta razón, su regulación debe ser distinta a la del resto de los elementos que constituyen el espacio ultraterrestre, garantizando específicamente un acceso equitativo a la órbita (Rodríguez Medina, (s.f.), Nuestro Derecho al Espacio. La órbita geoestacionaria: ¿una frustrada regulación?, p. 70), su uso pacífico y la no apropiación del recurso. En este sentido, es evidente que para lograr dichos fines, más que consenso, debe mediar una cooperación entre los Estados.

1. Evolución de la cooperación internacional en el espacio ultraterrestre

El camino hacia la cooperación internacional en la actividad espacial ha sido largo y ha contado con la participación de muchos organismos internacionales que han contribuido a solidificarlo.

Los primeros pasos de este proceso se dieron en 1950, al establecerse la Federación Internacional de Astronáutica (Lachs, 1977, p. 42) que fue fundada con el objetivo de fomentar el desarrollo de la astronáutica con fines pacíficos y promover la cooperación internacional en esta materia, ayudar a difundir información relacionada con las dinámicas que se adelantan en el espacio ultraterrestre e impulsar la investigación en asuntos de astronáutica.

Para esa misma época, sucedió en el mundo algo que para muchos significó un verdadero logro de la tecnología: el lanzamiento de los primeros satélites y vehículos espaciales. Este tipo de adelantos científicos-tecnológicos, empezaron a evidenciar la urgencia de contar con una coordinación en la investigación espacial.

Ante esta necesidad y para poder ofrecer a la comunidad científica mundial "los medios necesarios para explotar las posibilidades de los satélites y las sondas espaciales de todo tipo para fines científicos e intercambiar los resultados sobre la base de la cooperación" (Lachs, 1977, p. 43), en 1958, el Consejo Internacional para la Ciencia creó el Comité de Investigación Espacial (COSPAR). Como tareas importantes, al comité le fueron asignadas: la promoción de la investigación científica del Espacio Ultraterrestre y la promoción de un foro abierto a todos los científicos del espacio para la discusión de circunstancias que afectaran y pudieran llegar a afectar en un futuro la actividad en el Espacio Ultraterrestre.

Asimismo, en 1959 la Asamblea General de Naciones Unidas creó la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con fines pacíficos y le asignó las siguientes funciones:

- Revisar en forma adecuada el área de la cooperación internacional y estudiar los medios prácticos y factibles para llevar a cabo los programas para el uso pacífico del Espacio Ultraterrestre.

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- Estudiar la naturaleza de los problemas legales que llegaran a surgir...

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