Irracionalidad del monopolio de la justicia - Núm. 2, Diciembre 2002 - Criterio Jurídico - Libros y Revistas - VLEX 43858543

Irracionalidad del monopolio de la justicia

AutorLuis Eduardo Zamorano
CargoAbogado y Filósofo de la Universidad Javeriana de Bogotá
Páginas28-43

Abogado y Filósofo de la Universidad Javeriana de Bogotá, profesor de la Carrera de Derecho de la PUJ-Cali. Actualmente adelanta estudios de maestría en la Universidad del Valle.

El producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una seguridad perpetua.

Isaías 32,17

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1. Planteamiento del problema

La justicia está atravesando una grave crisis a nivel mundial. Crisis que se siente con particular fuerza en nuestra pobre nación. En circunstancias como esta se requiere de una seria discusión sobre el tema, de lo contrario toda esperanza se quedará en mera ilusión. No debe tenerse miedo a hacerle frente al problema, la única obligación de quien se compromete a pensar tan acuciante dificultad es ser fiel a la verdad.

Dicho esto, hagamos algunas aclaraciones. Cuando se habla de crisis de la justicia muy pocas veces se tiene claro lo que se está afirmando. ¿A qué justicia nos referimos? Podemos encontrar al menos tres sentidos fundamentales en esta palabra. En primer lugar, se habla de justicia para referirse a un principio social de convivencia. La expresión tradicional de este principio la encontramos en el primer libro de La República de Platón en boca de Polemarco. Ahí leemos que lajusticia consiste en dar a cada cual lo que se le debe.1 En segundo lugar, se dice justicia para significar el contenido de ese principio. Muchos aceptarán la tradicional definición de Polemarco en La República, pero en lo que ya no será tan fácil ponerse de acuerdo es en el contenido de eso que se debe. Finalmente, se habla de justicia para referirse a los canales institucionales destinados a la realización de ese principio en la comunidad.2 Aquí encontramos la normatividad vigente (Constitución, leyes y actos administrativos), la estructura jurisdiccional de juzgados, tribunales y altas cortes, y finalmente los jueces, esto es, hombres como nosotros que se dedican a impartir lo justo, a darle a cada uno lo que se le debe.

Entendido esto, tenemos que hacernos nuevamente la pregunta: ¿qué justicia está en crisis? Según este camino tenemos tres posibilidades. 1) Lo que estaría en crisis es lajusticia como principio. Esto supondría que ya no creeríamos que fuera necesario la mediación de lojusto en el trato de los hombres para vivir en comunidad. 2) También podríamos decir que la crisis se refiere al contenido específico del principio, esto es, que no sabemos ni estamos seguros qué sea eso que se debe dar a cada uno. 3) Finalmente, nuestra dificultad puede Page 29 consistir en que los canales estatales de justicia no están funcionando según lo esperado. Veamos cada uno de estos sentidos por separado y descubramos en cual de ellos reside el problema.

Resulta evidente que se sigue creyendo que lajusticia es un principio social sin el cual ninguna comunidad puede existir de manera saludable. Ninguno cree que la injusticia o la ausencia de justicia sean el modo conveniente para establecer el trato entre los hombres. Esto podemos comprobarlo al observar la importancia que se le brinda al tema de lajusticia entre nosotros. Vemos a los políticos hablar reiterada y largamente de lajusticia social, a las universidades organizar toda clase de eventos cuyo tema es la justicia, y descubrimos un novedoso movimiento que promueve las denominadas justicias alternativas. No hace falta demorarnos en este aspecto. La creencia en lajusticia como principio de convivencia es más sólida que nunca, entre otras cosas, porque ante el aumento desenfrenado de la injusticia, la necesidad de la realización de lo justo es sentida vitalmente con mayor urgencia.

Si la justicia en cuanto principio está firme, otra cosa sucede respecto de la justicia en su contenido, esto es, lojusto. En este sentido el problema quedaría planteado de la siguiente manera: dijimos que lojusto es dar a cada cual lo que se le debe, pero aún no queda dicho en que consiste eso que se debe y ello nos lleva a quedarnos con una proposición absolutamente formal sin ninguna concreción. No se crea que determinar el contenido de lo justo es fácil, justamente ahí reside nuestra dificultad. Sócrates al final del libro primero de La República reconoce que después de una larga conversación en búsqueda de lojusto aún sigue sin saber qué es. Le ramos decir: "(...) me parece que yo, sin averiguar lo que primeramente considerábamos, qué cosa sea lo justo, me desprendí del asunto (...) de modo que ahora me acontece no saber nada como resultado de la discusión. Porque no sabiendo lo que es lo justo, difícil es que sepa si es virtud o noy si el que la posee es desgraciado o dichoso "3.

La crisis de lajusticia en el ámbito mundial empieza con el hecho alarmante de ignorarse qué es lo justo y continúa con el fracaso estruendoso del concepto vigente de justicia: eliminación de desigualdades por medio de la redistribución. En esta situación es necesario volver a pensar el problema de lo Page 30 justo e intentar hallar una propuesta que dé cuenta de las dificultades actuales. Un primer acercamiento a esta pregunta, dentro del marco de la levantada empresa que ello significa, se intentará en la segunda sección de este escrito.

Finalmente, lajusticia puede entenderse como los canales institucionales de los que se vale la comunidad para realizar el contenido de lojusto en las relaciones de los hombres. En este aspecto se hace más patente la grave crisis que atraviesa el mundo jurídico contemporáneo. La estructura judicial del Estado moderno ha sido incapaz de responder a las necesidades de los ciudadanos. La crisis no afecta exclusivamente a nuestro país; este es un problema sentido en todos los Estados del mundo occidental, incluso en los más ricos y desarrollados. En este caso nuestra pregunta es otra. Ya no intentamos averiguar qué es lojusto, sino que preguntamos: ¿por qué el servicio de justicia es incapaz de responder plenamente a las necesidades comunitarias? Ante esta pregunta tenemos dos posibilidades. Podemos pensar que la causa del fracaso de lajusticia se debe a los jueces y a la estructurajurisdiccional, o podemos ir a un estrato más hondo de la realidad y descubrir que el problema consiste en una falla esencial e inherente a la concepción tradicional del Estado moderno.

En el primer caso, se entiende que la crisis se debe, por un lado, a la ineptitud, ignorancia e incluso mala fe de los funcionarios judiciales. Entonces, la solución consistiría en lograr sustituir a los jueces "malos" por jueces "buenos". Ahora bien, también se puede entender la incapacidad de prestar un buen servicio como un problema de organización, en este sentido se trataría de buscar las reformas al sistema que permitan su buen funcionamiento, por ejemplo: suprimimos esta entidad y añadimos esta otra, disminuimos el número de miembros en tal tribunal o modificamos el procedimiento judicial en tales aspectos. No quiero negar la importancia relativa que la consideración del problema de la prestación del servicio de justicia pueda tener desde esta perspectiva, pero la intención de este escrito es otra. Se quiere ubicar este problema en un horizonte más amplio y a la vez profundo, de lo que se trata es de tener el atrevimiento de poner en duda los dogmas inveterados que sobre el Estado moderno y el servicio de justicia enseña la tradición. Este tema tan importante requiere de la mayor seriedad y desarrollo posibles, por eso en la tercera sección del presente artículo no se aspira a hacer un tratamiento del mismo, sino una simple aproximación introductoria a un debate que en nuestro Page 31 país no se ha dado y que se ignora continuamente: ¿puede fundamentarse el Estado desde el punto de vista de lojusto?

2. Lo justo

¿Cómo empezar a desarrollar tan dif cil cuestión? Cuando no sabemos que hacer ante un problema, debemos preguntarle a los grandes hombres y oír su consejo. Es muy probable que en sus palabras encontremos alguna pista que nos oriente en la búsqueda que nos hemos propuesto. De acuerdo con esto resulta muy beneficioso para nuestra cuestión acudir a Aristóteles. No quiero que vayamos al libro quinto de la Etica Nicomáquea, en donde el estagirita presenta su estudio más elaborado acerca de lo justo, prefiero que vayamos al primer libro de La Política, pues ahí hallaremos una información que nos servirá como punto de partida a toda nuestra reflexión. Encontramos a Aristóteles hablando de la naturaleza política del hombre y de como la polis es la comunidad en la que esta naturaleza se puede perfeccionar con mayor plenitud; en este contexto nos dice:

De lo dicho se deduce con evidencia que la polis existe en la naturaleza, y que el hombre es por naturaleza un animal político. (...) [La razón de] que el hombre [tenga] más de animal político que toda abeja o cualquier animal gregario [es] evidente. La naturaleza, como hemos dicho, no hace nada sin algún propósito y el hombre [es] el único de los animales dotado de palabra. El mero sonido es indicación de placer o dolor, que pertenece también a los otros animales (su naturaleza los capacita para percibir el placer y el dolor y significarlo a los demás). Pero el lenguaje sirve para expresar aquello que es conveniente o nocivo, lo justo o lo injusto. Y es característico del hombre frente al resto de animales, que él solo tenga percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto, y otros valores; pues bien, la común [posesión] de éstos [es lo que] forma casa y polis.4

Aristóteles dice que la polis es natural en cuanto que el hombre es de naturaleza política. Ahora bien, esta naturaleza está fundada en un hecho de sobra Page 32 evidente, esto es, que a diferencia del resto de los seres el hombre habla. La palabra parece ser, según lo anterior, el fundamento de toda la sociabilidad humana. Esta lingüisticidad5 se traduce en la posibilidad que tiene el hombre de descubrir lo bueno y lo malo, lo conveniente y lo inconveniente...

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