Argumentación jurídica, lenguaje y formas de vida - Núm. 12-1, Enero 2012 - Criterio Jurídico - Libros y Revistas - VLEX 478238514

Argumentación jurídica, lenguaje y formas de vida

AutorJulián Fernando Trujillo
CargoLicenciado en Filosofía de la Universidad del Valle
Páginas127-190

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Mi propósito central en este artículo es llamar la atención sobre la influencia de las últimas investigaciones filosóficas de Wittgenstein en las teorías de la argumentación jurídica. Intentaré alcanzar dos objetivos fundamentales: (1) mostrar que hay suficiente evidencia sobre los efectos que el trabajo maduro de Wittgenstein produjo en la elaboración de las teorías de la argumentación clásicas de Perelman-Olbrechts y Toulmin, al tiempo que pretendo (2) proporcionar una caracterización breve de algunas consecuencias que la aplicación y el uso de los conceptos wittgensteinianos generaron en las teorías de la argumentación contemporáneas de Robert Alexy y Aulis Aarnio. Especialmente, trataré de esclarecer el rol que las nociones de “juegos de lenguaje” y “formas de vida” propuestas por Wittgenstein ocupan en la elaboración de la concepción de racionalidad que sirve de base a la teoría de la argumentación jurídica de Aarnio. Mi plan de acción en detalle es el siguiente.

En la primera parte, voy a ofrecer una breve caracterización de la concepción del “significado como uso”. Para tal fin, debo esclarecer 1) en qué medida los usos se configuran en los juegos de lenguaje, y 2) cómo es que los juegos de lenguaje no poseen una esencia común, sino que comparten un “parecido de familia”. Ahora bien, el concepto de “juegos de lenguaje” nos conducirá al concepto de “gramática” y las nociones de “criterio”, “regla” y “seguir una regla”, que se encuentran correlacionadas. Finalizaré esta fase preliminar del análisis abordando el concepto de “forma de vida”. Este concepto sintetiza la naturaleza social del lenguaje, que constituye, desde mi punto vista, un rasgo fundamental de la última filosofía de Wittgenstein.

En segundo lugar, intentaré ofrecer evidencia sobre los efectos que el trabajo maduro de Wittgenstein produjo en la elaboración o los planteamientos de las teorías de la argumentación clásicas de PerelmanOlbrechts y Toulmin. En este punto, voy a tratar de señalar también algunas consideraciones sobre los conceptos de “juegos de lenguaje” y “formas de vida” realizadas por Robert Alexy y Aulis Aarnio en la elaboración y fundamentación de sus teorías de la argumentación jurídica.

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Por último, voy a detenerme en la concepción de argumentación jurídica propuesta por Aulis Aarnio, puesto que en ella podemos encontrar una aplicación sistemática de los conceptos wittgensteinianos al campo del derecho y la argumentación jurídica. Aarnio se basa en los últimos escritos filosóficos de Wittgenstein para desarrollar una concepción de la racionalidad como ámbito de lo razonable, cuyo fundamento es la praxis vital comunitaria de los seres humanos mediante el lenguaje y la acción comunicativa.

1. El significado como uso y la última filosofía de Wittgenstein

La última filosofía de Wittgenstein es, fundamentalmente, una autocrítica. En las Investigaciones filosóficas, señala que su reflexión filosófica es el resultado de haber encontrado graves errores en el Tractatus, su primera gran obra filosófica. Insiste en la continuidad dialéctica de su pensamiento, puesto que, a despecho del cambio radical en sus puntos de vista, según Wittgenstein, su filosofía tardía solo puede ser correctamente entendida teniendo como punto de referencia y contraste su primera concepción filosófica, expresada en el Tractatus (1994).

La transición en el pensamiento de Wittgenstein aparece muy temprano en la primera fase de su reflexión filosófica, desde la elaboración misma del Tractatus. Una de las tesis centrales que defenderá Wittgenstein en sus últimos escritos filosóficos es que el significado de las palabras y de las proposiciones es su uso en el lenguaje. Esta concepción del significado está ya insinuada en el Protractatus y en los Notebooks. En
3.262 del Tractatus, Wittgenstein afirma que lo que expresan los signos está determinado por sus usos y aplicaciones. Y más adelante, en 6.211, encontramos lo siguiente entre paréntesis: “(En filosofía, la pregunta ‘¿con qué fin usamos tal palabra, tal proposición?’ lleva siempre a resultados valiosos)”.

Sin embargo, la concepción del significado como uso configura una inflexión en el pensamiento de Wittgenstein y se convierte en uno de los temas centrales de su última filosofía. Con el fin de ofrecer un fundamento a este punto de vista diferente, el filósofo vienés elabora un nuevo aparato conceptual (Tomasini, 1988: 19ss). Las nociones de

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“juegos de lenguaje”, “gramática”, “criterio”, “regla”, “semejanza de familia” y “formas de vida” constituyen la base a partir de la cual Wittgenstein desarrolla sus últimas investigaciones filosóficas. Por tanto, resulta fundamental reconsiderar serenamente estas nociones y analizar sus relaciones recíprocas, si queremos presentar un breve panorama de la filosofía madura de Wittgenstein.

En efecto, la concepción del significado como uso está directamente relacionada con la noción de juegos de lenguaje. Ya en el Tractatus
(3.326, 6.211, 3.227, 3.328, 3.33) el concepto de uso aparece en conexión con el de significado. Pero en el Tractatus el concepto de uso no se desarrolla. Ya en las Investigaciones filosóficas Wittgenstein intenta remediar esta falencia, ligada a una teoría errada del lenguaje humano (Fenichel, 1972: 24ss; Aarnio, 2011: 31). Para el Wittgenstein del Tractatus, el aspecto decisivo para establecer el sentido de un signo es la referencia. Comprender el sentido de una proposición equivale a conocer sus condiciones de verdad, esto es, saber cuál es su referencia en el caso de que sea verdadera (TLP, 4.024, 4.063). En la primera fase de su pensamiento, Wittgenstein solo tomó en consideración el uso descriptivo del lenguaje. Según este punto de vista, el lenguaje solamente se usa para representar el mundo y de ahí su carácter esencialmente figurativo. En el Tractatus, las palabras individuales en un lenguaje nombran objetos, y el objeto que representa la palabra es su significado. Las palabras constituyen nombres, mientras que las proposiciones son descripciones o figuras de los hechos. Así pues, las proposiciones son figuras de hechos que pueden ser analizadas en sus componentes últimos (los nombres), que corresponden a objetos simples (TLP, 3.203, 4.22; Dummett, 1990: 197).

Las Investigaciones filosóficas están dirigidas en contra de esta concepción del lenguaje. En toda su obra y demás escritos posteriores a su regreso a Cambridge después de 1929, Wittgenstein sugiere nuevas analogías para comprender el lenguaje (como una ciudad antigua, como una locomotora, como un mapa, como un juego) y nos invita, por ejemplo, a comparar el lenguaje con una caja de herramientas, puesto que las funciones de las palabras son tan diversas como las funciones de las herramientas (Wittgenstein, 1988: 11). Las palabras se caracterizan por sus usos de manera semejante a como las herramientas se distinguen

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por sus funciones. Las palabras se usan para fines diversos, como el dinero, y no es posible determinar una única función común a todos los signos del lenguaje —como, por ejemplo, nombrar cosas o describir hechos—. Se trata de una nueva manera de concebir la relación entre el lenguaje y la realidad: el lenguaje es una colección de actividades y herramientas que sirven para múltiples y variados propósitos (Wittgenstein, 1988: 14, 421, 489; Albano, 2006: 125-126; Kenny, 1973: 139).

La noción de “juegos de lenguaje” aparece ya en Los cuadernos azul y marrón y en la Gramática filosófica (Hintikka, 2000: 31), aunque encuentra su desarrollo y consolidación en las Investigaciones, Zettel y Sobre la certidumbre. En las Investigaciones, Wittgenstein insiste en que, para comprender lo que es una pieza de ajedrez, es necesario comprender el juego en su conjunto, las reglas que lo constituyen y la función que cada pieza desempeña dentro del juego. Análogamente, el significado de una palabra es su lugar en un juego de lenguaje: “la pregunta ‘¿qué es realmente una palabra?’ es análoga a ‘¿qué es una pieza de ajedrez?’” (Wittgenstein, 1988: 108; 1992: 18). En la Gramática (1992: 49ss), Wittgenstein saca partido a la analogía entre el lenguaje y el ajedrez, un argumento que usó en sus conversaciones con algunos positivistas de Viena (1979a), pero muy pronto comenzó a darse cuenta de que el ajedrez y su estricto sistema de reglas precisas no son representativos de todos los juegos.

Wittgenstein abandona el modelo del cálculo y la teoría figurativa del Tractatus, pero igualmente abandona el ajedrez como juego modelo y explora una más amplia concepción de “juego de lenguaje” al tiempo que señala la multiplicidad de juegos posibles. Esta nueva herramienta conceptual conduce a que el enfoque a priori de su primera filosofía sea reemplazado por la observación persistente de los casos particulares. No hay ninguna característica “esencial” que sea común a todo lo que llamamos “juego”, pero tampoco podemos decir que “juego” tiene varios significados independientes. Los diferentes usos del término poseen un “parecido de familia” (1992: 68, 75, 118). En las Investigaciones filosóficas, Wittgenstein desarrollará esta noción de “semejanza” o “parecido de familia” como aquello que permite

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entretejer diferentes juegos de lenguaje sin que ello determine una esencia común (1988: 65-67).

Así como Frege había señalado que una palabra solo obtiene significado en el contexto de una oración, Wittgenstein...

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