Cómo leer poesía - Núm. 5-2006, Julio 2006 - Revista Co-herencia - Libros y Revistas - VLEX 76721811

Cómo leer poesía

AutorJaime Jaramillo Escobar
CargoReconocido poeta colombiano, proveniente del movimiento denominado Nadaísmo. esmpd@une.net.co
Páginas62-69

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Hace algunos años asistí en Caracas a una conferencia de un profesor español, titulada «Cómo escribir un poema».1 La consecuencia es lógica: ¿cómo leerlo? Cuando se me propuso el tema, de inmediato supuse: si lo tienen que preguntar, nunca lo van a saber.

Escribir un poema es fácil, cualquiera lo puede intentar. Existen talleres para eso. El único requisito es estar desocupado. Nada difícil, si se observa el índice de desocupados (que no es igual a la tasa de desempleo).

Lo difícil es leerlo. Porque el que escribe es el único que sabe lo que escribió. En cambio, para leerlo, hay que estudiar hermenéutica.

El asunto es «Cómo leer poesía». Se dice que sólo los poetas leen poesía, porque cada cosa le interesa únicamente al aficionado. Por esto, las ediciones de poesía suelen ser reducidas, casi clandestinas. Eso para la época actual, porque no siempre fue así. Hoy circulan los poetas, no sus libros.

Desde el punto de vista intelectual, la vida resulta mejor acompañada de las artes, entre ellas la alta poesía (ejemplo Saint-John Perse); no el montón de buenas intenciones sobre el cual se sustentan las artes.

Y aquí está, de repente, el primer dilema que se le presenta al lector: qué leer. La selección es producto de la experiencia, y la experiencia de los años. Por eso al comienzo se lee de todo, mientras se adquiere el olfato que evita la pérdida de tiempo, porque el tiempo está cada vez más escaso y más caro. Por el tiempo, por el aire, por la comida y por la vida (siempre amenazada) se pagan altos impuestos; no hay que olvidarlo. En un minuto puedo saber si vale la pena leer un libro de poemas. Casi todos van directamente a la basura, pero algunos se salvan en mi estante (al menos por algún tiempo), y no siempre por su calidad poética.

La metáfora, la imagen y los viejos recursos retóricos y experimentales han perdido vigencia, por fortuna, y la poesía se expresa directamente, sin acertijos ni enigmas. La dificultad no debe consistir en la forma, sino en el significado. La comprensión de sentido puede no estar en lo aparente, sino más allá, en el trasfondo. Por eso la Hermenéutica.

Un texto puede leerse de muchas maneras, pero esto requiere un tiempo y una dedicación de los que muy pocos disponen. Siendo el número de textos infinito para una vida humana, pocas oportunidades tienen los autores de llegar a un lector. Cuando eso ocurre, es un logro de la publicidad. Además de comunicación, la propaganda constituye también un atropello, y en ese sentido los que se dejan guiar por la publicidad carecen de criterio propio, y de eso precisamente es de lo que se aprovecha la publicidad. La mayoría de las personas son hortalizas disfrazadas de gente, dice Deonísio da Silva. Y dice también: Un adulto es un sujeto tan plano que una hormiguita lo puede atravesar a pie, con el agua por las costillas.

La poesía no es una sola. Si fuera unívoca encontraría definición. Se dan tantas definiciones cuantas clases de poesía existen. Y éste es el segundo dilema que encuentra el lector. El arte de la poesía acumula complejidad a través de Page 63 milenios. De una estancia sencilla en apariencia, se puede deducir toda la historia de la poesía en un tratado o en un curso académico. Se formarán diagramas intrincados como la evolución de la música.

Se habla de la poesía en general, por comodidad expresiva y la fácil suposición de que todos entienden, lo que no es así, puesto que los conceptos carecen de significación universal.

Como todos los conocimientos, la poesía también da innumerables vueltas sobre sí misma, y coexisten diversas concepciones estéticas aun en un mismo autor. Para mayor perplejidad, en este comienzo de siglo nos encontramos con la variada deformación de los géneros. No sólo se mezclan poesía y prosa, sino que la mayor parte de la poesía contemporánea se escribe en prosa fragmentada que conserva el aspecto del poema. Si se transcribe en la forma normal de la prosa, se deshace la ilusión. Claro que la poesía puede ser en prosa. Pero algo distinto es hacer pasar prosa por poesía. Y éste es el tercer dilema.

Ahora vamos para el cuarto: si lo que se recibe -desde el punto de vista del lector- está en consonancia con lo que se requiere. En otras palabras: si los poetas son intérpretes del mundo del lector, si escriben para él, como debiera ser. O si sólo se proponen divulgar sus asuntos personales (en general amorosos y familiares), en una exhibición autobiográfica sin relación con los intereses del lector. Esto último es la rutina predominante en la poesía colombiana. El poema puede ser escrito en primera persona, porque resulta un efecto convincente, siempre que esa persona sea también la del lector, mas para eso se hace necesaria la astuta simulación, el arte del mago que transforma los escenarios en menos de un parpadeo. Tengo por errada la creencia en que lo que le...

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