Líneas editoriales como encuadres retóricos - Análisis de resultados - Los cercos del debate sobre la restitución de tierras. Encuadres retóricos de la Ley 1448 de 2011 en la prensa colombiana nacional y regional - Libros y Revistas - VLEX 851096623

Líneas editoriales como encuadres retóricos

AutorMaryluz Vallejo Mejía/Catalina Montoya Londoño
Páginas135-154
| 135
LÍNEAS EDITORIALES COMO ENCUADRES RETÓRICOS
El Colombiano
Reseña histórica
En formato tabloide y en Medellín, nació este bisemanario conservador el 6 de fe-
brero de 1912, fundado por Francisco de Paula Pérez. Un año después, se convirtió
en el órgano del Directorio Conservador de Antioquia y, en 1914, se volvió diario.
En 1929 fue adquirido por Fernando Gómez Martínez y Julio C. Hernández, quie-
nes lo posicionaron como una poderosa empresa. En 1945 era el primer diario de
Antioquia con el lema “Un periódico de todos y para todos”; una voz influyente y
respetada en el conservatismo. Fue dirigido consecutivamente por Fernando Gó-
mez, Juan Zuleta Ferrer, Juan Gómez Martínez y Ana Mercedes Gómez Martínez.
Esta última tomó las riendas en 1991 cuando su hermano se dedicó a la política
y, en 2012, cedió la dirección a su sobrina, Martha Ortiz Gómez (Vallejo, 2012).
Bajo la primera época de la dirección de Ana Mercedes Gómez —en la década
del noventa—, el periódico se volvió abanderado de los temas de paz y derechos
humanos e hizo escuela en el país. Incluso, durante la gobernación de Álvaro Uribe
Vélez en Antioquia, Ana Mercedes Gómez fue enemiga declarada de la confor-
mación de las Convivir en Urabá. Sin embargo, durante la presidencia de Uribe
Vélez, este forjó una alianza con Fabio Valencia Cossio, cuya familia apadrinaba
políticamente a Juan Gómez Martínez. Dicha alianza resultó determinante para
el giro editorial del periódico a partir de 2002, cuando se parcializó a favor del
aparato castrense y las políticas del Gobierno de Uribe Vélez. Entre sus temas ve-
dados estuvieron el ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, el escándalo del
programa Agro Ingreso Seguro —por el cual se ofrecieron créditos a personajes
clave en la política nacional a cambio de apoyo en la reelección presidencial (entre
ellos, a Ana Mercedes Gómez)— y las conexiones entre políticos y paramilitares,
por mencionar algunos (Osorio, 2011).
En abril de 2015 estalló otro escándalo protagonizado por El Colombiano. Este
fue denunciado por la Fundación para la Libertad de Prensa (
FLIP
) y por la perio-
dista Diana Carolina Durán en El Espectador (Durán, 2015, 11 de abril) debido
a las presiones que accionistas (los hermanos Hernández de la Cuesta) ejercieron
contra los periodistas que cubrían la restitución de tierras en Urabá. Los socios
del periódico son dueños de la hacienda Flor del Monte, ubicada en una vereda de
Turbo, predio sobre el cual existe un reclamo de restitución por parte de un grupo
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de víctimas (
FLIP
, 2015). El caso terminó con la renuncia de dos de los periodistas
de El Colombiano que cubrían estas fuentes.
Análisis de encuadre
Es notoria la animadversión de este periódico de línea uribista frente la Ley de
Víctimas y Restitución de Tierras desde que esta entró en vigencia, aunque no es
el medio que haya publicado más piezas al respecto (170). El enfoque de la marcha
de Necoclí, por ejemplo, fue bastante crítico de la movilización de los campesinos
con el argumento de que se ponía en riesgo su seguridad. Curioso que en la pieza
de análisis “Por qué la marcha de Urabá” haya incluido, en primer término, la
opinión de un analista como Alfredo Rangel —quien lideró la Fundación Seguri-
dad Democrática, apoyada por el Gobierno de Uribe—, para que hablara de los
riesgos de esa movilización en Urabá (realizada en febrero de 2012). Más curioso
aún, cuando el redactor Jorge Iván Posada presentó la marcha desde un punto de
vista favorable, recurriendo además a la crónica para darle mayor riqueza narrativa
(Posada, 2012, 9 de febrero).
Valga aclarar que el otro diario antioqueño, El Mundo, de filiación liberal, com-
partió el mismo malestar que su homólogo cuando se anunció la marcha de Necoclí
promovida por el presidente Santos. Los dos periódicos mostraron su desacuerdo
con la manera en que el Gobierno venía promoviendo la aplicación de la ley —no
hay que olvidar que Guillermo Gaviria (fallecido en 2015), propietario del diario
liberal de Medellín y padre del exalcalde, Aníbal Gaviria, fue uno de los grandes
terratenientes del Urabá antioqueño—.
En el editorial titulado “Un mal precedente” (2012, 2 de febrero), El Colombiano
incurre en pendiente resbaladiza, por su tono apocalíptico, al considerar que las
marchas promovidas por Santos para “blindar” la Ley de Víctimas y Restitución
de Tierras son un experimento peligroso, sin rumbo cierto y que sienta un mal
precedente: da cuenta del “tufillo populista” de esa administración que pone co-
mo “carne de cañón a campesinos”; “que sea el Presidente de la República el que
agita las masas campesinas para pedir apoyo a su gestión, no dista mucho de las
grandes concentraciones de extrema izquierda, que ahora vemos con frecuencia en
Venezuela, Ecuador y Argentina”; “Se abren las compuertas a un populismo des-
aforado”. Las anteriores, son algunas de las afirmaciones descalificadoras emitidas
por los editorialistas.
El Colombiano destaca —como quizá ningún otro medio—, la eficacia de la Ley
975 de 2005 —conocida como la Ley de Justicia y Paz del gobierno de Uribe Vé-
lez— la cual, según sus defensores del Centro de pensamiento Primero Colombia,
creó el andamiaje para la reparación de víctimas y entregó 5 millones de hectáreas
a 223 000 familias. Por lo general, el periódico tiende a comparar las dos leyes para
privilegiar la primera por sus resultados —de ahí la metáfora del “adanismo” que
achacó al Gobierno Santos con su Ley 1448 para ironizar sobre su pretendida ley
pionera (Redacción Actualidad, 2012, 27 de febrero)—.
En esta cabecera aparece con frecuencia el gremio de los bananeros, Augura,
que tiene su epicentro de actividades en el Urabá antioqueño; nótese cómo en otros
medios no tuvo tanto protagonismo. Así mismo, una de las fuentes más consultadas
es el presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie, quien es además colum-

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