Nota editorial - Núm. 111, Julio 2020 - Revista de Derecho Penal y Criminología - Libros y Revistas - VLEX 870547444

Nota editorial

AutorRevista de Derecho Penal y Criminología
Páginas9-10
9
* Para citar: DOI: https://doi.org/10.18601/ 01210483.v41n111.01
NOTA EDITORIAL*
La democracia puede entenderse como una continuación de los principios liberales
del siglo XVIII. Se trata, en sustancia, de una categoría de origen griego y del modelo
de organización política que más respeta y protege los derechos humanos y las liber-
tades mínimas. Según The Economist, al menos la mitad del planeta vive en algún
tipo de democracia y solo el 5,7% reside en una democracia total. Los criterios mo-
dernos que resu ltan determinantes a la hora de medir qué tanta democrac ia hay en
un Estado son: (1) los procesos electorales y el pluralismo; (2) las libertades civiles;
(3) el funcionamiento de los gobiernos y (4) la participación y la cultura políticas.
El escenario, doméstico e internacional, no es alentador: los ciudadanos hoy no se sien-
ten identificados con sus instituciones; no hay fidelidad al Derecho; los mandatarios
superponen la razón política a la razón jurídica; las estructuras se desintegran. Desde
luego, la política influye en las decisiones individuales, pero los efectos estructurales
se hacen not ar, sobre todo, en que el sistema jurí dico-penal se encuentra ex puesto
a iniciativas populistas que atentan contra los principios liberales y democráticos.
Resulta claro, de todo esto, que la deformación en las formas tradicionales del trata-
miento del conflicto requiere una profunda comprensión acerca de lo que es demo-
crático en una sociedad, pues desde el espacio público, en donde los intervinientes
interactúan en la calidad de ciudadanos, se demanda más intervención del Derecho
Penal. Así, el expans ionismo penal y la marcada in tervención punitiva del Estado ,
en este escenario, escapan a la racionalidad de la legislación y obedecen cada vez
más a intereses ajenos a la jus ticia.
Las crisis que enfrentan las democracias son indudables. En Colombia el escenario
no es distinto. Una democracia robusta es aquella en donde hay un respeto hacia la

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