Sobre la obra de Néctor Mejía
Autor | Liliana María Hernández Obando |
Cargo | Maestra en Artes Plásticas |
Páginas | 297-298 |
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Revista Co-herencia Vol. 11, No 21 Julio - Diciembre 2014, pp. 297-298. Medellín, Colombia (ISSN 1794-5887)
Liliana María Hernández Obando
Maestra en Artes Plásticas – Candidata Magister
en Gestión Cultural
Curadora de Arte – Directora PlectoGalería
Sobre la obra de Néctor Mejía
Cuando se aborda la obra plástica de un artista en un intento de
interpretarla o facilitar su lectura, se puede retomar en dicho discur-
so algún referente propio de la historia del arte familiar a la obra en
cuestión, con el n de validar tanto su propuesta como la función
del artista en los movimientos actuales del arte.
Podemos referirnos entonces a la obra del pintor Néctor Mejía
como una aproximación al surrealismo que enmarca la representa-
ción de un mundo onírico hacia la sublimación del subconsciente, o
tal vez observar en las situaciones indenidas, atemporales de las es-
cenas que revelan su obra, una reconexión con la vida interior, con
la desolación humana, con mundos extraños imposibles de habitar
desde la racionalidad, y que le son propios a la pintura metafísica.
La recolección de datos no sólo de orden conceptual y visual
provenientes de estos movimientos, sino también la presencia de
su historia en particular, hace que la obra de Mejía confronte los
condicionamientos que imponen las tendencias y la tradición. La
propuesta del artista interrelaciona un tiempo dual, así como la ne-
gación y armación de esta realidad para crear otra que no se sabe
de dónde viene o en dónde termina. De esta forma, su quehacer de
creador ofrece una novedad continua a partir de su estilo autónomo,
con la presencia de ese tiempo que opera como la gran paradoja, que
embarga de misterio la obra de arte y la sitúa en los límites de un ser
y no ser constantes, de un estar aquí y ahora o de un venir de otros
lados, de espacios simbólicos que enmarañan nuevas signicaciones
de la realidad. Así ha de plantearse el arte en lo contemporáneo, en
el siempre existir de su forma y contenido actuando, en dimensiones
simultáneas.
En los lugares de antaño que han ido conformando las imágenes
y la memoria de Néctor, es donde se origina el espacio pictórico
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