El poder soberano - La paradoja de la soberanía - Transmutaciones del vacío. El problema de la soberanía y el estado de excepción - Libros y Revistas - VLEX 935303844

El poder soberano

AutorSebastián Rodríguez Cárdenas
Páginas65-78
1. El poder soberano
Es necesario, empezar por la definición de Bodin. Que la
soberanía sea un poder perpetuo se explica porque esta se
mantiene durante toda la vida del soberano (Bodin, 2006, p. 50), e
incluso se extiende para cubrir el interregno sucesorio que existe
entre la muerte de un monarca y la posesión de su heredero .
Por otra parte, el carácter absoluto, que resulta de mayor
importancia, se explica porque «la soberanía no es limitada, ni en
poder, ni en responsabilidad, ni en tiempo» (Bodin, 2006, p. 49). La
única excepción a esta regla está dada por la inobservancia de la
ley divina, que para el caso conforma la ley natural a la cual deben
ceñirse todos los ordenamientos terrenales, de forma tal que el dios
de la cristiandad es la fuente de toda soberanía y los mandatos que
se profieran en contra suya no obligan a los súbditos (Ibíd., p. 62).
Bodin no parece reparar en la posibilidad que logra abrir con una
afirmación como la anterior, según la cual el pueblo puede invocar la
ley divina como excusa para inaplicar la ley positiva, y se preocupa
más por delimitar las obligaciones que adquiere el soberano con los
súbditos cuanto este les ha dado su palabra . No obstante, lo
verdaderamente valioso de la obra de Bodin se halla en la atribución
normativa del soberano.
Para explicar la obligatoriedad de los actos proferidos por los
mandatarios del rey, Bodin expresa con suma sencillez que, si bien
el regente, y no el rey, elabora los edictos y las patentes, «es
siempre el rey quien habla y quien manda» (Bodin, 2006, p. 50), lo
que lo lleva a establecer como carácter principal y mayor atributo de
la majestad soberana, la consistente en «dar ley a los súbditos en
general, sin su consentimiento» (Ibíd., p. 57). Posteriormente explica
el autor que existe una diferencia entre derecho y ley, siendo el
primero una manifestación de la equidad, mientras que la segunda
es el mandato del soberano que hace uso de su poder (Ibíd., p. 63),
es decir, del soberano que, bien sea por sí mismo o a través de otro,
pronuncia las palabras de la ley. Es así como del poder de dar las

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR