La primera frustración: el tabaco - La danza de productos de exportación - Colombia y la economía mundial 1830-1910 - Libros y Revistas - VLEX 787489689

La primera frustración: el tabaco

AutorJosé Antonio Ocampo
Páginas171-217
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CAPÍTULO V
LA PRIMERA FRUSTRACIÓN: EL TABACO
CONDICIONES INTERNAS Y EXTERNAS DEL AUGE TABACALERO
El acelerado desarrollo tabacalero en la década de 1850 representó para
los liberales decimonónicos una especie de edad de oro de nuestra eco-
nomía exportadora. En efecto, dicha expansión fue visualizada como
la comprobación factual más clara de las virtudes del libre juego de
las fuerzas del mercado y de los límites que representaban las restric-
ciones gubernamentales para el desarrollo de las fuerzas productivas.
Aunque no se comparta esta interpretación, lo cierto es que dicho auge,
enmarcado dentro de una bonanza más amplia, abrió una nueva fase
del desarrollo exportador en Colombia.
El problema de la calidad
Los tabacos que exportó el país en las décadas de los cincuenta y los
sesenta eran considerados en los países compradores como especies de
alguna calidad, que se utilizaban como envoltura de cigarros de precio
intermedio. Lentamente, sin embargo, sus virtudes se desfiguraron
ante los ojos de los compradores y ya desde la década de los setenta se
empleaban en la fabricación de cigarros baratos.1 La erosión gradual de
la calidad y del precio de exportación reflejó la incapacidad del empre-
sariado colombiano para construir una industria tabacalera estable.
En cierto sentido resulta incluso sorprendente que el país haya
hecho su inserción al nuevo modelo exportador en la segunda mitad
del siglo pasado a través de un producto cuyo proceso productivo era
tan delicado. Cuando se trataba de tabacos de calidad, tanto el cultivo
como el procesamiento y empaque del tabaco eran labores que se rea-
1 Memoria de Hacienda, Bogotá, 1871, Sección de Documentos, p. 125; John Parker Ha-
rrison, The Colombian Tobacco Industry from Government Monopoly to Free Trade, 1778-
1876. Tesis Doctoral, Universidad de California, 1951, Anexo i y pp. 302-3.
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lizaban con mucho esmero. Cuba, por ejemplo, que a través del siglo
pasado se hizo famosa como productora de tabacos de excelencia para
la fabricación de cigarros, desarrolló una industria tabacalera basada
en una economía parcelaria sumamente avanzada, caracterizada por
el cuidado en las labores de selección de semillas, cultivo, beneficio, y
por el uso temprano de fertilizantes.2 Por otra parte, en Sumatra, que
en la década de los setenta y los ochenta desplazó a Colombia de los
mercados europeos, el cultivo y procesamiento de la hoja era igualmente
minucioso, según se deduce de la siguiente descripción:
El cultivo y la preparación de la cosecha para el mercado requería pro-
cesos elaborados y una fuerza de trabajo numerosa. El terreno tenía
que ser arado varias veces antes de sembrar tabaco. Como las plantas
podían ser atacadas por pestes y enfermedades, muchos trabajadores
eran empleados en tareas preventivas, tales como la recolección de
gusanos en la plantación. Además, la cosecha era un proceso extre-
madamente tedioso; solamente se quitaban dos hojas a la planta en
cada recolección, que se hacía cada cierto número de días, después de
recogidas, las hojas eran colgadas individualmente entre dos varas de
bambú, para que se curasen en el campo. Las operaciones siguientes
de fermentación, secado y selección también empleaban a muchos
trabajadores y algunas de ellas requerían habilidades especiales.3
En Colombia hay evidencia de que, al menos en Ambalema, hu-
bo un intento por mejorar las técnicas de procesamiento y, en menor
escala, de cultivo; pero ciertamente estos esfuerzos, que significaron un
avance sobre el estado preexistente de la cultura tabacalera, resultaron
insuficientes para garantizar un desarrollo exportador estable.
Uno de los problemas técnicos más importantes en todos los paí-
ses productores fue cómo combatir el “cansancio de las tierras”, que
se manifestaba tanto en el deterioro de la calidad como en la baja en la
productividad de la tierra después de muy pocas cosechas. En Sumatra
se encontró que la misma tierra no podía ser cultivada por dos años
consecutivos y que el tabaco de alta calidad solo podía ser producido
2 Fernando Ortiz, Cuban Counterpoint: Tobacco and Sugar, Nueva York, Vintage, 1970,
Parte i; E.R. Billings, Tobacco: Its History Varieties, Culture, Manufacture and Commerce,
Hartford, American Publishing Co., 1875, pp. 346-9 y 423-4.
3 G.C. Allen y Andrey G. Donnithorne, Western Enterprise in Indonesia and Malaya,
Londres, George Allen & Unwin, 1957, p. 98. Para una descripción detallada de los
sistemas de producción en Sumatra, véase J. Octave y A. Collet, Le Tabac: sa culture
et son exploitation dans les régions équatoriales, Bruselas, Librairie Falk Fils, 1903.
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gracias a un sistema de rotación en el cual se empleaba la tierra du-
rante un año y se la dejaba descansar siete, permitiendo que creciera
de nuevo el monte. El descubrimiento de este sistema de rotación fue
el resultado de una larga experimentación por parte de las compañías
privadas y del gobierno.4 En Colombia, donde la perspectiva temporal
de las compañías tabacaleras nunca fue tan amplia, cuando se presen-
taron los síntomas de “cansancio de la tierra” en Ambalema, el cultivo
comenzó a ser abandonado con relativa prontitud.
Si se tienen en cuenta estas desventajas técnicas, el desarrollo tem-
prano del tabaco se explica por una serie de factores internos y externos
muy específicos. Los primeros están relacionados con las peculiaridades
del monopolio fiscal que existió en su comercialización desde fines de
la época colonial. Los segundos están asociados con el mercado de ven-
dedores que caracterizó el comercio mundial de tabacos para cigarros
a mediados del siglo xix.
La apertura del mercado externo y el desmoronamiento
del monopolio estatal
La apertura del mercado externo estuvo íntimamente ligada a la crisis fis-
cal endémica que vivió el gobierno colombiano en las primeras décadas
de la República. Ante esta situación, las primeras administraciones bus-
caron desesperadamente una renta dinámica que suministrara ingresos
corrientes y sirviera al mismo tiempo como garantía para los acreedores
externos e internos del gobierno. Desde este punto de vista, el tabaco
ofrecía la gran ventaja de ser el único monopolio fiscal sobre un producto
con algunas posibilidades de mercadeo externo. Además, como reflejo
de la necesidad del control fiscal, era una actividad económica muy
concentrada en términos geográficos; esto la convertía en un negocio
demasiado visible, quizá en este aspecto solo comparable al monopolio
gubernamental de la sal. Todo esto hacía del tabaco un renglón especial-
mente atractivo para los comerciantes. No es por eso sorprendente que
haya sido precisamente uno de ellos, Guillermo Wills, representante de
la firma Powles, Illingworth, Wills & Co., quien propusiera al gobierno
por primera vez comprar tabaco para fines de exportación.5
4 Clifford Geertz, Agricultural Involution: The Process of Ecological Change in Indonesia, Ber-
keley, University of California Press, 1963, p. 107; T. Volker, From Primeval Forest to Culti-
vation, Deli, Planters Association, pp. 29-33, 71-3; Allen y Donnithorne, op. cit., pp. 97-8.
5 Frank Safford, Commerce and Enterprise in Central Colombia, Tesis Doctoral, Universi-
dad de Columbia, 1965, pp. 195-6.

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