El pueblo de ‘Marquitos’… y del frente 59 - 19 de Diciembre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 549481858

El pueblo de ‘Marquitos’… y del frente 59

Conejo (La Guajira). Ya han ocupado el lugar que dejó vacante ‘Marquitos’ Figueroa en su región natal. Algunos miembros de la familia Amaya, antiguos socios del capo, llevan años en el negocio del contrabando de gasolina y el robo de ganado, y han vuelto a ensanchar sus dominios hasta donde les permiten los jefes del frente 59 de las Farc, verdaderos amos y señores del área. “Los Amaya, que viven en Fonseca, no son narcos ni tan poderosos. Y tampoco lo era Marcos”, comenta un lugareño en Conejo, corregimiento de Fonseca, a tiro de piedra de Venezuela, en las faldas de la serranía del Perijá, que vio nacer al otrora narcotraficante más buscado del país, arrestado en Brasil en octubre pasado. Los que lo conocen desde niño aseguran que a Marcos –nadie en estos parajes lo llama por su alias– le subieron el perfil los cachacos para hundirlo, nunca fue el amo de La Guajira que pintan las autoridades. Sus únicos líos, aseveran, datan de una vieja pelea entre clanes resuelta hace doce años. “Si le matan a usted al papá y dos hermanos, como le ocurrió a él, queda ardido y ahí va el desquite. Empieza la cosa chica y termina crecida”, señala uno de sus primos, residente en Conejo, localidad tórrida y adormecida, de tan solo 900 almas. El fin de la guerra con los Ariño, que causó un sinnúmero de muertos, se pactó en el centro de Fonseca. Marcos Figueroa convocó a ambas familias a un local público, se reunieron más de doscientos y firmaron las paces, aunque el odio entre ellos sigue latente. “Cómo sería de gente la que acudió, que mataron cinco reses y no alcanzó para todos”, recuerda un asistente. A partir de entonces, indican, se dedicó “a sus negocios”: contrabando de gasolina y otros productos, y tráfico de drogas. De los Figueroa, además de algunos parientes, solo queda en el pueblo la casa de la mamá, junto al parque principal, una sencilla vivienda, igual de impersonal y despintada que otras de los alrededores. La habita un amigo de la familia porque la mamá se trasladó a Fonseca. ‘Marquitos’ visitaba Conejo con alguna frecuencia, hasta su detención, aunque nunca pernoctaba, permanecía unas pocas horas y marchaba a alguna de las fincas de los alrededores. “Cuando ese señor llegaba al pueblo, parecía que llegaba un gobernador, repartía billetes hasta a los bebés”, cuenta con entusiasmo una muchacha. “Es muy humilde, muy sano”, recalca, pese al abultado prontuario del narco. Tampoco coinciden los lugareños con las autoridades en lo referente a las...

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