Salir de la crisis con dignidad y esperanza - Parte I. Ensayo contra la autoflagelación - Democracia al borde del caos. Ensayo contra la autoflagelación - Libros y Revistas - VLEX 857239877

Salir de la crisis con dignidad y esperanza

AutorBoaventura de Sousa Santos
Cargo del AutorProfesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick
Páginas101-143
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Capítulo 4
SALIR DE LA CRISIS CON DIGNIDAD
Y ESPERANZA
Salir de la crisis con dignidad y esperanza significa resolver la
crisis de corto plazo de modo que se abran caminos de resolu-
ción para la crisis de mediano plazo (crisis económica) y para la
crisis de largo plazo (crisis político-cultural). En un mundo tan
desigualmente interdependiente, mucho de lo que será necesa-
rio hacer no dependerá exclusivamente de nosotros. Dependerá
de nosotros en la exacta medida en que sepamos identificar las
nuevas oportunidades, exigencias y socios, y crear las alianzas
con todos los que luchan, tal como nosotros, por el derecho a
vivir con dignidad y esperanza en un mundo que parece estar
transformando ese derecho de todos en un privilegio de muy po-
cos. Comenzaré por los escenarios de corto plazo, para después
indicar lo que puede estar más allá de ellos.
Portugal a la vista
Lo institucionaL y Lo extrainstitucionaL
Después de que un alto dirigente del
fmi
afirmara el 11 de abril
de 2011 que la austeridad a la que están condenados Grecia,
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Irlanda y Portugal durará muchos años, y ante la amenaza de
que otros países europeos puedan estar condenados al mismo
destino,1 solo una movilización política significativa de los ciu-
dadanos (de preferencia en más de un país europeo) puede evitar
el desastre del retroceso al subdesarrollo. Acciones colectivas
democráticas extrainstitucionales pueden llegar a ejercer una
presión eficaz sobre las instituciones nacionales y comunitarias.
Tal como lo referí arriba, la movilización extrainstitucional apun-
ta a expandir el horizonte de soluciones políticas a disposición
de las instituciones.
El corto plazo es desastroso y los costos sociales de las medi-
das de austeridad recesiva serán una prueba muy exigente para
la solidez de nuestras instituciones democráticas. Si alguien va a
pasar por un stress-test en los próximos tiempos es nuestra demo-
cracia.2 La supuesta falta de imaginación europea, al no permitir
que el rescate financiero respete mínimamente la democracia
portuguesa —rescate de emergencia con compromisos algo flexi-
bles que sean negociados con alguna capacidad de maniobra por
el gobierno recién elegido—, es el segundo acto de secuestro de la
democracia portuguesa. El primero ocurrió con los ataques espe-
culativos a la deuda soberana del país liderados por las agencias
de rating ante la pasividad de las autoridades europeas.
Este doble secuestro desvaloriza la Unión Europea y la demo-
cracia ante los portugueses, y los resultados son imprevisibles; es
decir, el modo como las soluciones están siendo impuestas a los
portugueses por parte de las instituciones europeas puede tener
el efecto de someter las instituciones democráticas portuguesas a
alguna turbulencia y abrirles el camino a iniciativas democráticas
extrainstitucionales (acciones callejeras, protestas, peticiones).
No se prevén soluciones radicales que propongan profundos
1 El aumento de los intereses exigidos para la adquisición de títulos de las deu-
das española e italiana son un leño más en la gran hoguera de la inestabilidad
volátil de la economía europea y mundial instigada por el comportamiento de
las agencias de rating.
2 Vimos atrás que el mismo test de esfuerzo será aplicado a la sociedad de bien-
estar.
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cambios en nuestro sistema político o económico, pero el espacio
público de la calle puede ser utilizado para exigirles a las institu-
ciones políticas comportamientos innovadores que salvaguarden
mejor los intereses de la gran mayoría de los portugueses.3
El surgimiento de la movilización política extrainstitucional
constituye un desafío importante para los partidos e incluso pa-
ra los movimientos sociales. Unos y otros se concibieron como
sociedad civil políticamente organizada (sociedad política) y
convirtieron a la sociedad civil no-organizada (la gran mayoría
de los ciudadanos) en una masa amorfa y no politizada. Por esa
razón, las discusiones político-organizativas se centraron durante
décadas en las relaciones entre partidos y movimientos, dejando
de lado cualquier preocupación sobre la sociedad civil apolítica
o despolitizada. Pasó desapercibido que la supuesta despolitiza-
ción no es más que la ausencia de razones fuertes que justifiquen
la politización y la consecuente movilización.4 Ante la emergen-
cia política de los no politizados, los partidos y los movimientos
sociales están obligados a revisar toda la sabiduría convencional
sobre cultura y organización políticas y a cuestionar la inercia de
las distinciones entre lo político y lo apolítico, o entre lo orga-
3 Un ejemplo consistente es el Movimiento “Democracia Real Ya”, nacido de
la indignación de un pequeño grupo de personas, y que gracias al poder de
los nuevos medios de comunicación, como Twitter y Facebook, se transformó
rápidamente en la cara visible de la revuelta de millares de personas. La onda
expansiva, que partió de su epicentro desde la Puerta del Sol en Madrid, se
propagó rápidamente hacia otras ciudades de España y ha avanzado hacia
otros países de Europa y del mundo. El manifiesto de los “indignados”, que
se encuentra traducido en varias lenguas, define el movimiento y sus adeptos:
“Somos personas normales, personas como usted, trabajador@s, estudiantes,
desemplead@s, jubilad@s, vivimos en Brasil o en otros países e independiente-
mente de nuestra situación estamos unidos por un pensamiento común: cambiar
el sentido que nuestra sociedad está tomando, luchar contra la degradación de
nuestra condición de vida. ¡No somos mercancías en las manos de políticos y
banqueros!”.
4 En las elecciones legislativas de 2011 la tasa de abstención alcanzó el 41,31% del
total de votantes inscritos, en una evidente manifestación del distanciamiento
respecto a la política institucional, incluso en un momento crucial para el futuro
del país.
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