La seguridad del patrón - Regeneración o catástrofe. Derecho penal mesiánico durante el siglo XIX en Colombia - Libros y Revistas - VLEX 934588274

La seguridad del patrón

AutorJuan Felipe García Arboleda
Páginas85-112
¿
La seguridad del patrón
Dentro de qué estrategia política fue articulada la práctica de la
penitencia tal y como ha sido estudiada en el capítulo anterior? O de
manera más directa: si la técnica de penitencia no tiene como objetivo, ni
la dulcificación de las penas, ni la transformación de los penados, sino
que su goce obsceno, su uso tiene como fin hacer obedecer, cabe
legítimamente preguntar ¿obedecer qué? En la contingencia histórica de
Colombia esta práctica fue insertada y usada por el proyecto político que
la historiografía tradicional ha denominado como la Regeneración.
“Suele presentarse la Regeneración, en la convencional historiografía
colombiana, como un período en el cual se da, ante todo, un
fundamental cambio político de carácter ideológico y filosófico que tiende
a moldear de nuevo al Estado en consonancia con postulados teóricos
abstractos, radicalmente diferentes de aquellos que inspiraron las
instituciones federales de 1863”.131
Casi treinta años han pasado ya desde que fue realizado el original
trabajo de Fernando Guillén Martínez sobre la Regeneración, que se
acaba de citar. Su originalidad radica en su mayor poder explicativo
frente a las demás teorizaciones que dominan el espacio discursivo sobre
el tema. Sin embargo, la academia no se ha ocupado con suficiencia de
este trabajo, condenándolo al silencio. Y es que el título de esta
investigación pionera habla por sí solo: “La Regeneración: El Primer
Frente Nacional”.
Guillén encuentra en el proceso regenerador de finales de siglo XIX el
mismo fin político que caracterizó el proceso de mediados del siglo XX
denominado el “Frente Nacional”, consistente en el establecimiento de
una alianza entre las élites de los dos partidos tradicionales colombianos
con miras a fortalecer su poder, el cual, por diversas circunstancias, había
sido amenazado. Para Guillén el análisis histórico del período de la
Regeneración siempre ha girado en torno al estudio del enfrentamiento
entre dos doctrinas: la liberal y la conservadora; después del largo período
en el poder del partido liberal, “la lógica histórica” explica la razón por la
que a este período le sucedieron reformas ideológicas de tinte
conservador. Para Guillén estas tesis aportan muy poco a la comprensión
de nuestro pasado.
En contraste, él propone realizar un análisis de los cambios generados
al interior del gobierno. Lo que encuentra Guillén es que estos cambios
en vez de corresponder a un giro de doctrina política, corresponden más
bien a una simple transformación de los procesos de administración del
gobierno: “Las medidas de carácter económico, monetario y fiscal
adoptadas por Núñez (...), no dejan lugar a la duda. La reforma bancaria,
la uniformización de los códigos, especialmente en materia civil y
comercial, la subvención directa e indirecta de “industrias” no existentes,
el modelo “keynesiano” del gasto público financiado con emisiones
clandestinas del Banco Nacional, la institucionalización paraestatal de
grupos de presión oligárquica -como los comerciantes- muestran con
claridad la meta de la Regeneración. Que, conforme a las palabras de su
progenitor,132 resultó ser y sólo de modo
operativo y derivado, en el sentido ideológico de este concepto.133
Seguir sosteniendo la tesis del enfrentamiento doctrinal entre los
partidos es poner un enorme velo sobre la historia de Colombia: es
aislarla de variantes sociológicas que pueden abrir el campo de
interpretación. En este sentido, para Guillén es muy claro que la
Regeneración tenía como meta final afianzar los poderes económicos de
las élites de ambos partidos: la alianza entre ellos es signo, no de un pacto
esporádico, sino de un pacto permanente; no en vano la Regeneración es
apenas Frente Nacional. “Es en este significado administrativo y
no en el de una alternativa esencialmente política que la
Regeneración y sus manifestaciones institucionales (tal es la Carta del 86
o el Concordato) tienen una auténtica racionalidad finalista. La
centralización autoritaria es meramente una herramienta y no una causa
de las manipulaciones relativas a la moneda, el empleo, la
‘industrialización’ coactiva, el manejo del ingreso urbano, exigidas por el
interés inmediato de los grupos dirigentes de ambos partidos
tradicionales”.134
Con esta forma de plantear el problema, Guillen realizó un “giro” en

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