?Sexismo en enfermeria? Una mirada desde la perspectiva de genero a roles feminizados como el cuidado. - Núm. 23, Enero 2017 - Prospectiva - Libros y Revistas - VLEX 873848110

?Sexismo en enfermeria? Una mirada desde la perspectiva de genero a roles feminizados como el cuidado.

AutorPinz

Sumario: 1. Introducción; 2. Lo que se entiende por violencia en el contexto de esta investigación; 3. Sexismo ambivalente; 4. Metodología; 5. Hallazgos; 6. Conclusiones; 7. Referencias Bibliográficas.

Sexism in Nursing? A look from the gender perspective to feminized roles such as care

  1. Introducción

    En la actualidad, la violencia de género es un tema preocupante porque constituye una vulneración de los derechos humanos, de las garantías legales, y de los principios éticos que protegen la libertad y la dignidad de todos los seres humanos sin distinción de raza, sexo, edad, estrato, etnia, en el ámbito civil, social y cultural.

    Las consideraciones que se hacen a continuación, a partir de la recopilación y análisis de información en este trabajo, obedecen a figuraciones y cuestionamientos que presentan las condiciones y tipo de relaciones en que se dan las diversas formas de violencia de género en el ámbito laboral. El reto es reflexionar sobre ese sistema social que perpetúa patrones de discriminación que ubican a un género sobre el otro.

    Teniendo en cuenta estos aspectos, se analizó el sexismo que experimentan las y los enfermeros en el campo laboral, a partir de los roles estereotipados que asignan la dominación, el poder y el control a los hombres o lo masculino, y la sumisión, la dependencia y la aceptación indiscutible de la autoridad masculina, a las mujeres o lo femenino.

    La metodología, se estructuró con base en estudios fenomenológicos, explorando seis experiencias particulares, indagando acerca de ideas y saberes, frente a valores dominantes que perpetúan la subordinación de las mujeres y de lo femenino. Se inició en la primera etapa, con una revisión bibliográfica en diferentes bases de datos, principalmente Scielo, y Scopus; posteriormente, se elaboró un instrumento de recolección de información, validado por un experto, con un total de 8 preguntas abiertas, donde los participantes respondieron desde sus vivencias.

    Un estudio alrededor de la recuperación de memorias de violencia, se hace oportuno porque históricamente las memorias de violencia generan beneficios descriptivos que podrían brindar al contexto inmediato herramientas de no repetición. Al compartir las historias de violencia surge el cambio político, ya que la recuperación de la memoria genera un acto de justicia social para las víctimas (Aranguren, 2010).

    De igual manera, es necesario entender que existen prácticas culturales que generalizan las relaciones de poder, como un modo de existencia que se ha naturalizado. Según informa el DANE, las mujeres en Colombia "trabajan más horas, tienen una participación mayor en el mercado laboral y cuentan con más años de formación académica que los hombres, ganan en promedio, un 20,2 por ciento menos que ellos, incluso si desempeñan funciones similares."; siendo ésta una de las diferencias salariales por género más altas en Latinoamérica, que tiene un promedio de 17% (Perilla & Mojica, 2015).

    Cabe decir que la violencia de género, pero en menor medida el sexismo, es en la actualidad un tema de preocupación social. Los medios de comunicación han comenzado a recoger como noticia, los asesinatos de mujeres a manos de sus novios, parejas o ex parejas y otros tipos de muertes de hombres y mujeres que obedecen a las derivaciones de la violencia de género.

    Desde la memoria se puede indagar por las razones de la existencia de este fenómeno ¿A qué se debe el aumento de este tipo de violencia, considerando que este fenómeno en el país es alarmante y va en aumento y ésta no ocurre solamente en ciertas clases sociales, sino que, por el contrario, atraviesa distintos estratos socioeconómicos, etnias, niveles de escolaridad y se presenta en diversas formas?

    Es pertinente entonces, indicar que este tipo de violencia se ve agravada en entornos laborales donde también se invisibiliza el trabajo realizado por las mujeres. Marie-France Hirigoyen (Citada en Poblete Troncoso, M., & Valenzuela Suazo, 2005) lo define como acoso moral o Mobbing, y lo explica como un factor que se vive en el campo laboral, "como toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud) que atenta por su repetición o sistematización, contra las mujeres y hombres en razón de su género, ideologías políticas, lugar de procedencia, lenguaje, clase, raza, entre otras.

    En este sentido, es necesario partir de un saber acumulado en las experiencias laborales de las y los entrevistados, teniendo en cuenta que en Colombia no se ha explorado con profundidad este tema y que se hace pertinente, por cuanto este tipo de violencia utiliza mecanismos naturalizados por todos y todas, haciendo muy difícil su visibilización y, de esta forma, obstaculizando la equidad de género en las sociedades.

  2. Lo que se entiende por violencia en el contexto de esta investigación

    El concepto violencia ha sido bastante estudiado y complejizado dentro de las ciencias humanas y sociales, por lo cual cada vez es más difícil su explicación teórica (Blair, 2009, 9-33). Este trabajo parte de la comprensión del concepto de violencia simbólica como una forma de comunicación o de argumentación dirigida a convencer a otro de la importancia, la validez y la coherencia de creencias y valores propios del comunicante. En este caso, la categoría de los actos violentos no se limita a comprender las formas de interacción social, sino también los fenómenos de pura y simple transmisión de información (Barbier, 1974; citado en Gallino, 1995).

    Al respecto, Bourdieu (2008) explica que el orden social funciona como una inmensa máquina simbólica que tiende a ratificar la dominación masculina. Ésta tiene todas las condiciones para su pleno ejercicio, se basa en una división sexual del trabajo de producción y de reproducción biológica y social que confiere al hombre la mejor parte, así como los esquemas construidos por unas condiciones semejantes, objetivamente acordados, funcionan como matrices de las percepciones de los pensamientos y de las acciones de todos los miembros de la sociedad (Bourdieu, 2008, p. 23).

    Para este autor, el principio de la inferioridad y la exclusión de la mujer, o lo asociado con lo femenino, que el sistema ratifica y amplifica, se convierte en el principio de división de todo el universo, en el que las mujeres sólo pueden aparecer como objetos o símbolos, y cuya función es contribuir a la perpetuación o al aumento del capital simbólico poseído por los hombres. Esta forma de entender las relaciones entre los géneros permite una comprensión más compleja y detallada de las jerarquías sociales establecidas en el mundo contemporáneo y que tienen sus manifestaciones en niveles macro y micro sociales.

    Dentro de este marco conceptual, el sexismo aparece como una forma de violencia de orden cultural, es decir simbólica. Para Sanmartín (2007) "Por violencia de género se debería entender la que se perpetra contra alguien porque se considera que se ha separado del papel (no cumple la función) que tradicionalmente le corresponde (p.11). ¿Y cuál es este papel? El que la cultura (androcéntrica) ha impuesto históricamente. Es decir, el sexismo que varios autores han definido como "un conjunto de creencias tradicionales sobre los roles, características y conductas que se consideran apropiadas para mujeres y hombres y que tiene una influencia perniciosa sobre las mujeres [...] no es neutral y perpetúa la subordinación de las mujeres a los hombres (Glick y Fiske, 1996, 2001; Glick et al, 2000;

    Moya, 2004; Jiménez-García-Bóveda et al, 2014). De esta manera, entra a ser fundamento de la violencia por género. Debe considerarse que la identidad de género es una experiencia subjetiva de hombres y mujeres que se expresa en un papel social construido a partir de la diferencia, pero que está intrínsecamente ligado a la cultura y al momento histórico en el que vive cada persona (Zucker, 2002; Ezpeleta, 2005; Sanmartín, 2007). En consecuencia, el sexismo se convierte en una forma violenta de decirle a un otro(a) "no correspondes o quedas por fuera del tipo de sociedad en el que vivimos". Una forma violenta de exclusión, apocamiento e invisibilización de la persona en razón de su identidad de género.

  3. Sexismo ambivalente

    Muchos autores, principalmente en España y Argentina, han abordado el sexismo y el sexismo ambivalente desde mediados de los años noventa. En particular, buscan poner en evidencia los mecanismos de las formas modernas de prejuicio construidas a partir de los estereotipos de género que, como han argumentado Barreto y Ellemers (2005), contribuye al mantenimiento de desigualdades y pasa desapercibido, en el caso del sexismo benevolente, como forma de prejuicio por su difícil detección e intervención.

    En esta línea, la mayoría de estudios se han enfocado en indagar acerca de actitudes de sexismo ambivalente, especialmente, en espacios académicos como colegios y universidades y laborales, deteniéndose en enfoques cuantitativos. Por ejemplo, un estudio de los valores y dominancia social en un grupo de 238 cadetes de ambos sexos del Colegio Militar de la Nación-Argentina, mostraron que los roles sexuales y tipicidad de género de las mujeres se enmarcaban dentro de un estereotipo andrógino, asociado probablemente a la necesidad de presentarse de manera contra estereotípica para funcionar como líderes (Zubieta et al., 2011). Asimismo, en el estudio, titulado El sexismo ambivalente en estudiantes universitarios de Antropología, Medicina e Ingeniería Química, se investigó acerca del sexismo, especialmente en los jóvenes y en particular en los universitarios, de los que se esperan actitudes y valores más liberales y promotores de cambio. A pesar de los esfuerzos en contra de las actitudes sexistas, éstas continúan existiendo en la actualidad, lo que nos da una imagen real de lo que sucede en el mundo, ya que incluso se han incrementado (Paredes, M. L. 2012).

    Ahora bien, en el campo laboral, las investigaciones ponen en evidencia numérica las desigualdades entre los sexos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR