El Federalismo y sus tendencias centrifugas y centripetas hacia una interpretación del federalismo descentralizado en Venezuela - Núm. 23, Julio 2005 - Revista de Derecho de la División de Ciencias Jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 51845201

El Federalismo y sus tendencias centrifugas y centripetas hacia una interpretación del federalismo descentralizado en Venezuela

AutorMaría Milagros Matheus Inciarte/María Elena Romero Ríos/María Eugenia Soto Hernández/Fabiola del Valle Tavares Duarte
Cargominciarte23@cantv.net/meromero58@cantv.net/mesotoh@cantv.net/tavaresfaby@cantv.net
Páginas142-170

    Este trabajo es un avance del proyecto de investigación «El proceso de institucionalización y el federalismo descentralizado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela», signado bajo el N° VAC-CONDES-CH-0944-2004, financiado por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de La Universidad del Zulia (Venezuela). Las coautoras del trabajo son investigadoras y docentes adscritas al Instituto de Estudios Políticos y Derecho Público «Dr. Humberto J. La Roche» de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de La Universidad del Zulia (LUZ), acreditadas al Programa de Promoción al Investigador (PPI) del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (FONAOT).


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Consideraciones preliminares

El federalismo es un sistema de gobierno que pretende la unidad y la diversidad, a partir de un gobierno común federal y de reconocidos auto gobiernos regionales autónomos, orientado a aceptar y preservar las diferentes identidades dentro de una unión política más amplia (King, 1982, en Watts, 2001). Puede representarse mediante un continuo bipolar que oscila entre una meta centrípeta, dirigida a integrar y uniformar las condiciones de vida, y otra centrífuga, dirigida a la autonomía y heterogeneidad de dichas condiciones de vida (Shultze, 1992, en Shultze, 1993)1. Según Rojo Salgado (2000), el federalismo es un término quePage 143 tiene diversos significados y carece de un sentido unívoco que satisfaga pelnamente a los estudiosos del tema.

En palabras de Rojo Salgado (2000),la flexibilidad y variedad de los sistemas federales inducen a algunos autores a considerar que el federalismo es ambiguo, confuso y sin sentido. Sin embargo, Elazar (1976, en Rojo Salgado, 2000) opina lo contrario, es decir, que tales atributos demuestran la riqueza, las potencialidades inherentes, la importancia y la operatividad del concepto de federalismo ante las sociedades. Así, la flexibilidad y la ambiguedad no son sinónimos de indeterminación, confusión o parálisis, sino de elasticidad y adaptabilidad del federalismo; idéntica cuestión es observada en la democracia al admitir su ambigiiedad, sin que esto incida en su riqueza e importancia. Añade Rojo Salgado (2000),como elemento enriquecedor, el federalismo posee objetivos fundamentales para garantizar la democracia y el pluralismo, lo cual genera sistemas políticos viables, con sociedades civiles más participativas en las políticas públicas. Similarmente, en torno al federalismo giran una serie de prácticas que aumentan el interés hacia él, pues conducen a formas genuinas de libertad (Frías, 1988).

Para Schubert (1998),el federalismo representa una realidad concreta, al deslizarse por un campo de tensión sumergido entre la duración espacio-temporal de un específico ordenamiento jurídico con parámetros preestablecidos y la posibilidad de disponer de cierto margen de maniobra para la práctica social y política pertinente. La flexibilidad resultante de esta relación de tensión confiere al concepto de federalismo su enorme atractivo y diversidad para los procesos de estructuración política.

Tal operatividad política abre un amplio margen de variación en torno a la distribución de competencias entre la federación y los estados miembros. Sobre el particular, Schultze (1993)reitera el papel fundamental de tensión entre las fuerzas centrípetas y centrífugas en el marco de las combinaciones federales. La consecuencia de tales combinaciones son sistemas estatales de distinta naturaleza, con difuminación, cada vez más marcada de las líneas entre lo unitario y lo federal (Schubert, 1998;Bracho Grand, 2000a).

Lo anterior mueve a pensar en la posibilidad de federaciones con tendencias centralizadoras y federaciones con tendencias descentralizadoras, no obstante la tesis opuesta defendida por González Cruz (2000)y Rondón de Sansó (2000),quienes consideran dichas tendencias como contradictorias o redundantes. En definitiva, ello depende de lasPage 144 variaciones en la práctica federal y de la fuerza del lazo federal al atribuir mayores o menores competencias a la federación o a los estados (Bracho Grand, 2000a).

El equilibrio de una slciedad se basa en una redistribución del poder2, en la cual los diferentes niveles y sectores sociales organizados involucrados puedan ejercerlo de forma eficaz y equitativa (Rojo Salgado, 2000). El federalismo constituye la forma de estado idónea para lograr ese objetivo.

De allí la importancia de analizar la operatividad de los principios fundamentales del federalismo en el Estado federal descentralizado establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 (CRBV) y,en consecuencia, determinar la naturaleza y flexibilidad de los mismos, en términos de fuerzas centrípetas y centrífugas entre su articulado y la realidad política. Se plantea así una aproximación teórica y práctica mediante una revisión doctrinal, constitucional, legal y real.

1. Principios del federalismo

Existe diversidad de principios articuladores del federalismo, los cuales para algunos tratadistas (Dabin, 1946;Bracho Grand, 2000a) se sintetizan en autonornia y participación. Para López Bofill (1997), tales principios son más numerosos, y entre ellos induye: unidad federativa, soberanía federal, supremacía constitucional federal, autonomía provincial, reserva competencial, igualdad entre las provincias, integridad territorial provincial y participación de las provincias.

Esta investigación centra su atención sobre los principios del federalismo: autonomía, participación, cooperación y subsidiariedad, considerados primordiales, pues son producto de una comunicación permanente entre la realidad y el análisis, no son establecidos a priori, obedecen «a una necesidad de organización y estructuración sociales. Dado que no están formulados por adelantado, estos principios no son rígidos» (Héraud, 1968, en Rojo Salgado, 2000: 57). La aplicación concurrente de los señalados principios, sin exceptuar a ninguno de ellos, permite analizar los objetivos esenciales del federalismo. Al respecto, se describen dichos principios:

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1.1. Autonomía

En el federalismo, la autonomía implica aptitud para gestionar recursos, autonormarse con independencia para poseer una esfera de asuntos propios relativos al gobierno y administración de cada entidad, diferente del Estado central (Cosculluela Montaner, 1998). Otro de los significados etimológicos es el relacionado con la autonomía política, que consiste en la exigencia de espacios competenciales propios, con posibilidades de decisión política tanto para los subniveles como para el Estado federal (López Bofill, 1997). También se manifiesta la citada autonomía a través de la elección directa de las autoridades políticas, en contraposición a la designación por la autoridad central, la cual vacía de contenido a la autonomía política. La autonomía política implica la posibilidad de gestionar sus intereses mediante la autonomía administrativa.

La distribución de competencias constituye uno de los problemas trascendentales de la autonomía, pues la existencia de equilibrio en dicha distribución entre el Estado federal y los subniveles demuestra autonomía territorial, sin que necesariamente se arriesgue la unión entre ellos (La Pergola, 1988). Una suficiente distribución de competencias, con un adecuado financiamiento y jurisdicción fiscal, a fin de obtener ingresos propios (Klatt, 1993; Cosculluela Montaner, 1998), permite disminuir la dependencia con respecto al poder central, definiendo de esta manera niveles de autonomía tributaria.

Se aprecia una estrecha relación entre autonomía y participación, pues los gobiernos con poderes efectivos cercanos al ciudadano propician la participación y el respeto al ordenamiento jurídico. La autonomía se configura como garantía contra la arbitrariedad, pues el ciudadano elige a sus autoridades y hacia él debe dirigirse la rendición de cuenta (Gómez Cardona, 1995; Rojo Salgado, 2000).

En un Estado federal efectivo es indispensable la existencia de autonomía en los distintos niveles políticos territoriales y en las organizaciones sociales como parte de las fuerzas centrífugas, pues, de lo contrario, las decisiones se alejan del ciudadano, lo cual estimula la centralización o fuerzas centrípetas. La falta de transparencia en la toma de decisiones, el peligro latente de la corrupción en el manejo de los fondos públicos y, en definitiva, la escasa o nula satisfacción de las necesidades colectivas, son resultado de las tendencias centrípetas en el federalismo.

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Es así como los criterios de autonomía y descentralización se encuentran relacionados, en tanto cualquier entidad...

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