Todo lo que quiero lo llevo conmigo - Núm. 22, Mayo 2017 - Revista Divergencia - Libros y Revistas - VLEX 844406029

Todo lo que quiero lo llevo conmigo

AutorEdna Carolina Sastoque Ramírez
CargoDocente investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia
Páginas10-12
10
HOMERO CUEVAS: MAESTRO DE MAESTROS
Revista Divergencia n.º 22, mayo de 2017 | Universidad Externado de Colombia
Para los que somos un poco tímidos,
siempre serán pocas las palabras que
podremos pronunciar cuando quera-
mos recordar a un maestro, un colega
o un amigo que se ha ido. En el caso
de Homero es particularmente difícil
encontrar cómo hacerlo. Lo primero
que me viene a la cabeza son muchas
de sus imágenes, en las que, con una
mirada incisiva o pícara a la vez, una
carcajada explosiva o un levantamien-
to simple, pero repetitivo de hombros,
quería distender una situación o sen-
cillamente acercarse a nosotros para
hacernos caer en la cuenta de que lo
que estábamos diciendo, así pareciera
sencillo o frívolo, eran expresiones
de lo que pensábamos o sentíamos,
y que por ese hecho ya eran muy im-
portantes. Su lenguaje corporal era
muchas veces más explícito y preciso
que incluso su lenguaje verbal, por
eso, cada posibilidad de encuentro
con él en un salón de clases, en un
café o sencillamente por una casuali-
dad en un corredor, era en sí mismo
un momento de abierta exploración.
* Docente investigadora de la Facultad de
Economía de la Universidad Externado de
Colombia Correo-e [Edna.sastoque@uex-
ternado.edu.co].
No fueron pocas las veces en las que,
gracias a una pregunta pendiente de
clase, una referencia bibliográfica per-
dida, un dato curioso o erudito, o un
comentario despistado, se abrieron y
cerraron puertas a horas animadas de
charlas, con encuentros y desencuen-
tros. Recuerdo particularmente una
de esas preguntas desprevenidas, en la
que, siendo su profesora asistente de
Introducción a la Economía, un estu-
diante al final de la clase le preguntó:
Homero, ¿por qué siempre te vistes
con un chaleco azul? (de esos que se
usan para pescar), buscando desmentir
las muchas versiones que circulaban
al respecto: a) que a Homero no le
gustaba perder el tiempo pensando
qué ponerse y cómo combinarlo;
b) que pescar era uno de sus hobbies
favoritos y que después de su clase de
los jueves –de once a una– siempre
salía a practicarlo; c) que era lo que
mejor le combinaba con sus bluyines
y sus botas punta de acero, por men-
cionar algunas…
Aprovechando la oportunidad, Ho-
mero tranquilamente miró al estu-
diante y le respondió: —Mi querido
amigo, porque todo lo que tengo lo
Todo lo que quiero lo llevo
conmigo
Edna Carolina Sastoque Ramírez*

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