El tratamiento de la delincuencia - Los límites del dolor - Libros y Revistas - VLEX 1030104349

El tratamiento de la delincuencia

Páginas21-26
21
LOS LÍMITES DEL DOLOR
III.
EL TRATAMIENTO DE LA DELINCUENCIA
Del alcohol a la condición peligrosa
Los escandinavos tienen graves problemas con el alcohol. No consumi-
mos grandes cantidades, de acuerdo con las normas internacionales; pero lo
consumimos en situaciones y en modos que permiten a los bebedores evadir
las formas usuales de control social. Por lo tanto, puede entenderse fácilmente
por qué la bebida y el control de la bebida son temas que han preocupado a
nuestras sociedades. Ha sido un problema importante y difícil: importante por
los muchos y muy visibles signos de desdicha; y difícil porque nos queremos
liberar del problema, pero no del alcohol. Por lo tanto, no podemos proscribir
la substancia, como se ha proscrito la heroína. Frente a la mayoría de las
drogas, aplicamos una política oficial de abstinencia: excepto en las situacio-
nes controladas por los médicos, decretamos que las drogas son inapropiadas
para todos. Cuando se trata del alcohol, este tipo de control parece imposible.
Aquí operamos con la idea de que los problemas no son del alcohol, sino de
cierta categoría de afectos a él. También tenemos, naturalmente, un vasto nú-
mero de reglas relacionadas con la venta y servicio del licor. Pero además de l
control parcial, tratamos de controlar a algunos que no pueden resistir los
efectos del licor.
Nuestros primeros intentos se dirigieron a controlar los barrios frecuen-
tados por alcohólicos y vagos. Los borrachos en las calles producían un es-
pectáculo de sagradable y antiestético: los abstemios los usaban como ejem-
plos pedagógicos; los acostumbrados al alcohol los encontraban embarazosos.
Por lo tanto, era necesario mantener a los borrachos fuera de la circulación.
Sin embargo, no era fácil considerar tan repugnante su conducta como para
que mereciera un castigo que los mantuviera alejados el tiempo suficiente para
crear una mejoría real en la renovación de las calles.
Mas lo que no se podía hacer justamente como castigo no encontraría
objeciones si se realizaba como tratamiento. Este podría también causar dolor;
pero igualmente lo causan muchas curas, y este dolor no tiene la finalidad de
ser dolor, sino de ser una cura. El dolor se vuelve así inevitable, pero éticamente

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR